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primera edición 2007: Caracol al Galope / elMontevideano Laboratorio de Artes
NOVENA ENTREGA
9
Isabelino Pena volvió a hacer chorrear el pitón del botijo:
-Es muy bravo creer.
-¿Dónde me oíste nombrar? -se fetaliza el asesor de Judas.
-En la taberna del gordo ladilludo. Había dos espías muy simpáticos que terminaron zampándonos los mismos cascotes que les hizo caer de las zarpas Jesús.
-Elkder y Elkbio.
-La rata y el carancho. Y también te nombró un legionario romano: a vos y a Barrabás. Y dijo que iban a asar los huevos de los zelotas que se pusieran a jugar a los Mesías de Gamala.
-Y qué dijeron de los discípulos de Jesús.
-Que tenían uno menos para crucificar, porque el Iscariote había aparecido despanzurrado en el basural de los perros. Y que vos le aconsejaste comprar un campo para reorganizar a los zelotas.
El hombre lleno de costras parecía sudar sebo:
-Yo también me tendría que matar.
Y ahora siento que estamos en la verdadera sheol y que la piedad me esclaviza mucho más que el tintillo:
-Ser valiente es muy bravo, Esteban. Más bravo que tener fe en la inmortalidad del Hombre Nuevo. Pero matarse es pecado mortal.
-¿Así que vos también pensás que Jesús no fue un loco?
SARA 5: Amós no tuvo tiempo ni lucidez para repudiarte y dejarte en la calle y murió a los dos días del escándalo de las piedras y como la familia vivía en Tarso y los fariseos no querían pisar la heredad de la puta del Templo el cadáver-volcán fue desestercolado y perfumado por los esclavos del bazar y cargado a la tumba por los sirvientes sin que a nadie le importase la comedia de las túnicas rajadas o las barbas retorcidas o los pelos cenicientos y existió el pan de duelo porque Judas Iscariote y Esteban el Valiente te visitaron en misión apostólica: los discípulos de Jesús no creían en las condolencias hipócritas ni en el ritual de las siete genuflexiones y aceptaron el pan y el pescado y el vino con fruición y después de pasarse la copa unas cuantas veces celebraron tu alivio sin la menor vergüenza y Judas te recitó las bienaventuranzas y Esteban te ofreció una llave del reino del maná que estaban construyendo con el Mesías y enseguida te comprometiste a colaborar con la financiación que también respaldaba gente tan ejemplar como Elías Marcos o José de Arimatea: y entonces empezaste a moquear una especie de fidelidad de oveja y les lavaste y les llenaste de mirra y de nardo los pies-patas a los enviados del Salvador y Judas se acomodó la talita y te engarfió la cabeza como hacia Amós cuando lo oralizabas pero para murmurar transfiguradamente Yo te perdono los pescados porque amaste mucho y aquella frase te insoló y te cantó y te bailó en la cabeza hasta el amanecer y el Iscariote y su consejero siguieron visitándote todos los días y después que Jesús decidió volver a Galilea te quedaste precisándolos más que a tu viejo odio.
Isabelino Pena no contestó. Y enseguida baja Sara con el cordero y la superlucidez de la borrachera me hace detectar una lamentabilísima torsión vertebral de esclavitud que le ofrece al miedoso:
-Hoy vas a poder dormir.
El hombre mostró unos dientes más oscuros que los del detective y estuvo a punto de mojar un pedazo de tortón en el vino pero se lo tiró a una rata que titilaba entre las telarañas:
-Estos bichos son mejores que yo.
Y cuando nos quedamos solos vuelvo a escarbar:
-¿Qué pasó con el campo?
-Lo compramos.
-Con los siclos que el Iscariote le quiso devolver al Sanedrín.
-¿Y eso cómo lo supiste? -se retocó la tapadera enrulada de la calva el hombre sin túnica.
-Eso lo dijo Elkder.
Esteban sube unas córneas relampagueantemente ensangrentadas hacia las vigas y se relame un pezón de sudor:
-El que estaba más loco que Jesús era Judas.
-¿Y por qué le había pagado tanta plata el Sanedrín?
-Te aseguro que para poder entender esa historia hay que vivir aquí.
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