DECIMOCTAVA ENTREGA
DOS: PAN AMASADO POR EL DIABLO (6)
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-Mucho gusto. Pero ya no me llamo Luz Adrogué, como dice este peladito -le aclaró la negra a Cristina. -Ahora soy Yemanjá Saba del Mar Dulce. Con bastón y todo. ¿De dónde venís?
-De Santos. Aunque vivo en San Pablo.
-Y sos agua.
-Soy agua.
-Servite un whisky.
-No. Obrigado.
-Te lo pide tu diosa.
Entonces la mujer-pájaro acepta una medida de Chivas y se sienta en el suelo. Abel retuvo un sorbo bajo la lengua, después de mucho rato de abstinencia.
-Cantás lindo, morocha -sonríe a medias la negra. -Pero creés en la Virgen.
Cristina no contestó.
-Yo también creo en la Virgen -intervengo.
-Usté callesé, que ya le va a tocar -mostró los colmillos Yemanjá Saba, sin dejar de mirar a la mujer-pájaro. -Pero no vayas a pensar que Yemanjá Ogunté te quiere clavar el micrófono en la barriga porque sabés cantar o bailar o porque te engrupiste con el disfraz de la pavarreal, mijita.
Y Flor llevó a tu padre a un conventillo del Barrio Sur y por el camino te confesó que ya no le importaba un pito la revolución ni más que no fuese divertir a las hijas con las canciones de Flower y que estaba perdiendo la voz terroríficamente y que prefería que le fallara el bobo y no el duende y al empezar a cruzar el corredor del conventillo vichó por una puerta entreabierta y Luz Adrogué le devolvió una guiñada.
-¿Pero quién es Yemanjá Ogunté? -me encocoro. -¿O estamos para hablar en clave, esta noche?
-No tomes más, por hoy -contuvo otro relampaguear de colmillos la negra. -O la vas a cagar feazo. Y NO ES LA PRIMERA VEZ QUE LA CAGÁS FEAZO POR NO SABER TOMAR. Yemanjá Ogunté del Mar Dulce es que la que está allá abajo con la espada, cantando en gringo. Y chau. No explico más. Cristina sabe de esto.
-Pero lo que no sé es por qué quiere clavarme el micrófono en la barriga -sonríe la mujer-pájaro.
Entonces Yemanjá Saba necesitó rellenar su vaso y sorber y prender un Peter Stuyvesant con exasperante parsimonia antes de contestar:
-Es muy fácil. Porque a vos los espejos no te sacan la lengua en la jeta como a ella, corazón.
-Pa. Tenés Peter Stuyvesant -me distraigo. -¿Dónde los conseguís?
-Chiche, nene. Me los tiran de los barcos cuando me porto bien -fabricó un arete de humo la negra, entre asqueada y piadosa.
Y al final del corredor encalado y lleno de macetones localizaron a una muchacha mulata con ojos de vidrio y un artesano jipi que eran considerados por Isabelino Pena y Peluca de Oro como los legítimos dueños de la guitarra estrellada pero Flor no quiso entrar y le dijo a tu padre que lo esperaba en la pieza de Luz Adrogué.
-Puede ser -cabecea Cristina. -Es triste.
-Bueno, yo no estoy triste y también te tengo envidia aunque por otra cosa -retrucó Yemanjá Saba. -Y me juego a que el pelado debe sentir la suya, también.
-Pero la mía es envidia santa -puntualizo.
Y cuando Flor reapareció en la pieza de la primera vedette del carnaval uruguayo Luz dijo No doy autógrafos pero andá preparando el pinchazo nomás porque acá no le sacamos el culo a ninguna desgracia y la mujer-muchacha ronqueó Cómo aguantás los espejos Porque los berretines de Oxún se me fueron hace rato y ahora en vez de disimular que tengo una teta mucho más grande que la otra trato de que se vean mejor y la gente me adora contestó la mujer de sesenta y seis años.
-Santa tu madrina -chilló Yemanjá Saba, y se rieron a coro y Cristina pidió para hacer la llamada telefónica.
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-Pero la pavarreal es Oxún, no la Virgen -volvió a cruzarse de piernas en el suelo Cristina.
-Mirá que todavía no metiste la sin hueso en el whisky -señala Yemanjá Saba, implacablemente enigmática. -Y esta chiva bostea pepitas de oro: te podés hacer un collar de rechupete y trocarte en menina, otra vez.
-No. Vos querés trocarme en Oxún.
-Sí. Te volvés mi hermana y me contás cómo carajo hiciste para aprender a bailar sin ojos. ¿Sos bailarina en serio?
-Formo parte de un grupo de teatro-danza en San Pablo.
La mujer-pájaro alzó su perfil filoso y vació el whisky de un solo trago.
-Eso -dice la negra, haciendo rebotar la última humareda sobre las palmas color caracola de las manazas.
Entonces Luz Adrogué sentó a Flor en su cama y le sirvió un caballito y le pidió que llorara en paz y la mujer-muchacha reclinó el rostro para que el goterío dorado fuera cayendo en el whisky hasta que la negra le sacó el vaso de la mano y cerró la puerta con llave.
-El que me robó la luz es un perro de Dios -murmuró Cristina, con los párpados bajos. -Y yo se lo agradezco.
-Todos somos perros, mija -chista Yemanjá Saba.
-Sí. Pero el Can es el Can.
-No me digas que creés en el diablo, también.
-¿A vos la vida te rompió los ojos?
-Me rompió toda.
-Pero no los ojos.
-Dije toda, carajo.
-Entonces conocés al diablo tan bien como yo.
-BASTA CON ESO, BEIBI. EL DIABLO YA NO JODE NI A LOS ABANDERADOS DE LA ESCUELA. Y LA VIRGEN ES LA EMBERRITINADA DE OXÚN DISFRAZADA DE ESTAMPITA. ¿SABÉS CÓMO TUVE QUE APRENDER A ROBARLE EL CIELO A LOS MACACOS, EN ESTE PAÍS MALDITO? VICHANDO AL NEGRO JEFE POR LOS AUJERITOS DE LA RADIO!!!! Y CUANDO ME JUGUÉ EL CUORE EN PLENO DIECIOCHO Y LES REGALÉ LA CARNE Y EL PLUMERÍO DE FAISÁN QUE ME QUERÍAN COMPRAR LOS GRINGOS NO HUBO QUIEN SE ANIMARA A DECIRME QUE YO ERA LA DIOSA DE MARACANÁ!!!! ¿Y OXALÁ? TERMINÓ DE PORTERO EN UN CASINO!!!! NEGRO JEFE LOS KINOTOS, ¿COMPRENDISTE? ACÁ LOS MANDAMASES SON CAPACES DE VELARTE EN EL ESTADIO SI PRECISAN LUCIRSE, PERO CUANDO LA GENTE RECONOCE QUE SOY LA MADRE DEL MUNDO Y ME TRAEN REGALITOS SE LES CAGAN DE RISA. O LOS NINGUNEAN. Y YO SIGO TAN CAMPANTE, BANCÁNDOLES LA MUGRE A LOS RICOS Y A LOS POBRES. SE LIMPIA LO QUE SE PUEDE. ¿COMPRENDISTE, PELADO?
Y Flor se derrumbó boca arriba y la negra le aplicó una dulcísima respiración artificial hasta que la mujer-muchacha clarinó una balada que resonó por todo el conventillo.
Abel bajó la cara.
-Pero la que baila ciega no es la madre del mundo -porfía Cristina. -¿Para qué me preguntás si no querés saber?
-Vos sos Oxún con revoque de vedette de estampita, ¿verdad? A mí no me jodés.
-Mirale bien los ojos a la que baila ciega y decime si son de hembra o de macho. So isso.
-A mí no me hacés caer, disfrazada.
Y tu padre golpeó la puerta y Flor demoró en salir abrochándose la blusa y cantando And I love her.
-Che, apuren -gritó Ringuito, sin llegar a subir del todo la escalera.
-Otro sol. Otro escenario, hermana -dice la mujer-pájaro, acercándose a besar las mejillas ya muy demaquilladas de la negra. -Traté y traté y traté hasta que pedí morirme. Y un día sentí que entraba a un escenario de oro. Y que yo no era yo.
-Versos -sonrió la negra.
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Una hora más tarde habían logrado exhumar media docena de canciones, y Flor resplandecía como en las viejas épocas. Aunque precisa gente que baile: sin eso no hay arreglo. La malla blanca de Cristina estaba orillada por una doble línea rojiverde que Abel recién percibía. Son los tres colores del disfraz del alma que escala la noche oscura.
-¿Vos sabés que hace poco soñé con el concurso estudiantil que ganamos en el Odeón? -se levantó a prepararse otra caipirinha Ringuito. -Pero tocábamos Mustang Sally, al final. Y yo la candombeaba.
-Qué raro -me mira Flor fabricando una mueca a lo Doris Day, y Brian larga la risa y se saca los lentes para dejar al descubierto una sedosa miopía azul.
Amistad con el mundo -pensó Abel, encandilado por la resurrección de la adolescencia del ginecólogo grado 5. (Y olvidado por completo de las cautelas recomendadas por San Juan de la Cruz.)
-Pero lo que tocamos al final fue Sueño -precisó Flor. -Qué tema, madre mía. A ése no precisabas candombearlo vos, traidorzuelo.
El concurso fue un sábado y el domingo se vieron por televisión en la casa de Flor y cuando la tía bahiana que estaba de vacaciones empezó a escuchar Sueño dijo Esos tambores suenan como una mixtura de beat y candomblé y Flor chilló A ver si escuchás cantar a Yemanjá y te dejás de joder con los tambores.
-Los Young Rascals -dice Ringuito, después de tragarse trabajosamente la nuez junto con la palabra traidorzuelo. -¿Qué se habrán hecho esos tipos? O Paul Revere and the riders. Que yo sepa no hay nadie que los june hoy en día. Y eso que prendés la radio y te tupen a sixties. Allá en Brasil también.
-Allá en Brasil no tanto -lo corrigió Cristina. -Los nuestros siempre están.
-Uauuuú: acá ahora se les dio por llamarle los nuestros a los rockandomberos baratos -ladra Flor, y cruzamos una mirada aterrada con Brian. -Desde los mugrientos de los 70 a Jaime Roos. Son todos cracks: por unanimidad.
-Sweet Flower -sonrió Ringuito, volviendo a sentarse en la batería. -¿Vamos a hacer We can work it out? Es fácil. Y saludable.
Y la tía bahiana explicó divertida Yemanjá siempre tiene a Oxún adentro pero hasta que no dejes de mover el pandeiro como si cada hombre fuese un espejo desnudador vas a ser mucho más Oxún que Yemanjá querida.
Entonces Flor corre a buscar la botella de vermut y la empina estilo linyera.
-No -ordenó. -Nada de rock blando. Me paspé del teclado, además: quiero cantar Sueño. Pero no como en el Odeón, muchachos. ¿Te acordás de la minifalda escotada que estrené en el Club Uruguay? Hace veinticinco que vengo soñando cómo me hubiese meneado en aquella filmación, si hubiese tenido ovarios.
Brian vuelve a ponerse los lentes, y ahora nos toca mirarnos fijo con Ringuito.
-Che, Cristina -atacó a fondo Flor, probando el cascabelear de la pandereta. -¿Nunca te contó el libidinoso de tu marido cómo se babeaba conmigo acá, en este club? Los tenía desesperados a estos tres corderitos.
-Basta, enferma -se descuelga el bajo Brian. -¿Para esto nos hiciste juntar?
-Claro que me contó -levantó su mirada Cristina. -Y te aviso que yo fui mucho más relajada que vos. Hasta que encontré a Ricardo.
-¿VISTE, CERDO? -empuña el micrófono Flor como para clavárselo en la barriga al ginecólogo grado 5. -ELLOS SE QUIEREN!!!!
-Yo me voy -dijo Brian.
Yo voy a ser Oxún y Yemanjá y todas las que se me ocurran mientras el bobo aguante pero dando la cara tamos se juramentó Flor y se embadurnó un índice con losa labios pintados color manzana deliciosa.
-Existe un cielo y un estado de coma -canto, con un filo-hilo de voz.
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-Perdonen -terminó de retocarse el maquillaje Flor, después que Brian aceptó la solución intermedia de ir a fumar afuera. -Estamos por reventar hace mucho. Es terrible.
-Lo que no entiendo es cómo podés tenerme tanto rencor, todavía -pregunta Ringuito.
-Porque soy una nena -junta las manos Flor. -Una nena sin mamá y sin amantes y con un millón de arrugas y una válvula que nunca me falla del todo. Mis hijas ya son más viejas que yo. Y yo perdí. Ya no me banco nada.
El premio del concurso fue la inclusión de dos canciones en un ensalada que editaría RCA al lado de Los Iracundos Los Bulldogs Los Hammers y Dino y la noche que grabaron el primer tema en Sondor ya estaban disueltos y mientras Flor mimaba la voz guía de Sueño para que ustedes pudieran tocar la base separados por biombos le empezaron a caer dos chorretes de pintura que primero le formaron bigotitos como los del Che y terminaron por gotearle en el escote hasta provocarle una especie de chucho solemne.
-Es que el mundo no se banca con nada -dice Cristina. -No hay que bancarlo y chau.
-¿Pero entonces qué hacés? -mostró los dientes Flor.
-Tratás de que la gente muerda el cielo -me animo a versificar. -Como cuando tocábamos.
-O tratás de que la gente aprenda a bailar a oscuras -volvió a apoyar una mano Ringuito sobre la cabeza renegrida de la mujer-pájaro.
-Tch. Esas ondas rarófilas ya finiquitaron, viejo -demora en retrucar Flor. -Todo eso es puro paco. Igual que la revolución. ¿Cuántos años tiraste a la basura con los bolches, petiso?
-Todo lo que hicimos / la mentira y la verdad / todo lo que hicimos sigue vivo en un ligar -cantó serenamente Abel. -Todo poco a poco / va dejando de importar / todo menos esos / paraísos en el mar / y navegar y navegar y navegar. Fito Páez.
-VOS TAMBIÉN ME VENÍS A ROMPER CON ESE TROLO!!!!
-Ahora no te la agarres conmigo, te lo ruego. ¿Por qué no vamos repasando Sueño antes que venga Brian? Así la aceitamos bien de bien y mañana cerramos el concierto con eso.
-Oka. Pero te aviso que el curtidor de paddle no va a volver, por hoy. Ya escuché arrancar el auto.
Y cuando llegó el momento de sobregrabar su voz la muchacha se encerró en el estudio y la observaron colocarse los auriculares por el vidrio de pecera de la cabina y empezar a cantar con los ojos inyectados hasta que el técnico la interrumpió para avisar que no tenía retorno y ella se señaló la garganta y comprendieron que se había quedado ronca como una esfinge.
Flor vuelve a empinar la botella de vermut, se embadurna el blusón al secarse la boca y dice:
-Tengo miedo. Pobrecito, carajo.
-¿Quién? -se acercó a sostenerla Cristina. -¿Pobrecito quién? Sentate aquí y contame.
-¿QUIÉN VA A SER? EL COMANDANTE, CRISTO!!!! TENGO MIEDO!!!!
-De qué.
-De que se apague todo. ¿DÓNDE ESTÁ LA LUZ?
-En la casa de los cuidadores -murmuro.
-MENTIROSO!!!! SABÉS BIEN QUE ESTOY SOLA!!!!
Y al salir del estudio garabateó en un papelito Estoy más muda que el Che cuando lo traicionaron.
-MENTIROSO!!!! -repitió la mujer desabrochándose las mitad del blusón para abanicarse a dos manos. -CHE: ¿QUÉ LE PASÓ A ANNELISE? YO SÉ QUE LE PASÓ ALGO!!!! CONFESÁ, DESGRACIADO!!!!
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