TRIGESIMOSEGUNDA ENTREGA
EL MODO VIVIENTE DEL CURSO
CIRCULAR DE LA LUZ
El Maestro Lü Dsu dijo: Cuando se logra paulatinamente poner en marcha el curso circular de la Luz, no debe uno con ello renunciar a su ordinaria vocación. Los antiguos dijeron: Cuando los asuntos vienen a nosotros, se debe aceptarlos; cuando las cosas vienen a nosotros, se debe discernirlas hasta el fondo. Cuando se pone en orden los asuntos mediante pensamientos correctos, la Luz no es desparramada por las cosas externas, sino que gira según su propia ley. De esa manera se puede poner en ejecución hasta el todavía invisible curso circular de la Luz; mucho más si se trata del auténtico verdadero curso circular de la Luz que ya se ha manifestado claramente.
Cuando se está continuamente, en la vida ordinaria, en estado de reaccionar ante las cosas sólo por reflejos, sin ninguna intromisión de un pensamiento sobre los otros o sobre sí, esto es un curso circular de la Luz resultante de las circunstancias. Éste es el primer secreto.
Cuando por la mañana puede uno liberarse de toda complicación y meditar de una a dos horas dobles, y luego puede orientarse en todas las ocupaciones y frente a todas las cosas externas con un método reflejo puramente objetivo, cuando se prosigue esto sin ninguna interrupción, después de dos o tres meses vienen del Cielo todos los Consumados y santifican tal conducta.
La sección precedente trata de los beatíficos campos en que se entra cuando uno adelanta en el Trabajo. Esta sección tiene por objeto mostrar a los aprendices cómo deben dar forma de manera más fina a su Trabajo diariamente, a fin de que puedan esperar una pronta obtención del Elixir de Vida. ¿Cómo sucede que el Maestro hable precisamente ahora de que no se ha de renunciar a la profesión civil? Se podría pensar, en consecuencia que el Maestro quiere impedir que el aprendiz obtenga pronto el Elixir de Vida. Quien sabe, replica a ello: ¡De ningún modo! El Maestro está inquieto porque el aprendiz todavía no ha colmado su karma, por tal motivo habla así. Ahora, cuando el Trabajo ya ha conducido a las beatíficas campiñas, el corazón es como un espejo de agua. Cuando las cosas vienen, refleja cosas; cuando las cosas se van, se aúnan de por sí otra vez espíritu y fuerza, y no se dejan apartar por las cosas externas. Esto es lo que el Maestro da a entender cuando dice: se ha de renunciar completamente a toda intromisión del pensamiento en otros y en sí mismo. Cuando el aprendiz consigue acabadamente fijarse al espacio de la fuerza mediante el verdadero pensamiento, no tiene necesidad de poner la Luz en circulación, y la Luz gira por sí misma. Pero cuando la Luz gira, el Elixir se engendra por sí mismo, y nada obstruye que uno lleve simultáneamente a cabo trabajos mundanos. Otra cosa es, en verdad, al comienzo de la meditación, cuando espíritu y fuerza están aún dispersos y confusos.
Cuando uno no pueda entonces mantener a distancia de sí los asuntos mundanos, y no encuentre un lugar tranquilo donde concentrarse con íntegra fuerza, con lo cual se evite todas las perturbaciones debidas a la ocupación ordinaria quizás uno sea aplicado por la mañana y seguramente perezoso al anochecer: ¿cuánto tiempo habrá de seguirse de esa manera, hasta penetrar los reales secretos? Por lo tanto se dice: Cuando uno principia a dedicarse al Trabajo, se ha de rechazar todo asunto doméstico. Y cuando eso no resulte por completo, se ha de encargar a alguien que se ocupe de uno, así podrá consagrarse al Trabajo con atención íntegra. Pero cuando el Trabajo ha avanzado de manera tal que uno vivencia confirmaciones secretas, no importa el que simultáneamente se ponga otra vez en orden los asuntos ordinarios, para cumplir así de este modo el karma. Esto se llama el modo viviente del curso circular de la Luz. En otros tiempos ha dicho el verdadero hombre de la Luz polar purpúrea (Dsï Yang Dschen Jen) una frase: "Cuando uno cuida su conducta en mezcla con el mundo y no obstante al unísono con la Luz, entonces lo redondo es redondo y lo anguloso anguloso; entonces vive uno entre los hombres misteriosamente manifiesto, distinto y sin embargo igual, y ninguno puede sondearlo; entonces nadie nota nuestra conducta secreta". El modo viviente del curso circular de la Luz justamente tiene el sentido de vivir en mezcla con el mundo y no obstante al unísono con la Luz.
FÓRMULA MÁGICA PARA EL VIAJE A LA LEJANÍA (1)
El Maestro Lü Dsu dijo: Yü Tsing ha dejado tras sí una fórmula mágica para el Viaje a la Lejanía: "Cuatro palabras cristalizan el espíritu en el espacio de la fuerza. En el sexto mes se ve de repente volar nieve blanca. A la tercera guardia se ve el disco del Sol radiar cegadoramente. En el agua sopla el viento de la amabilidad. Peregrinando por el Cielo, se come la fuerza del espíritu de lo Receptivo. Y el secreto aún más profundo del secreto: La tierra que no está en ninguna parte, ésta es la verdadera patria..."
Esos versos son muy misteriosos. La significación es: lo más importante en el Gran Sentido son las palabras: en el no-obrar el obrar. El no-obrar impide que uno sea enredado en forma e imagen (corporeidad). El obrar en el no-obrar impide que uno se suma en el vacío transido y la riada muerta. El efecto reposa íntegramente sobre el Uno central, la liberación del efecto se halla en ambos ojos. Ambos ojos son como la lanza del Gran Carruaje, que hace girar la creación íntegra; ponen en circulación los polos de lo luminoso y de lo oscuro. El Elixir reposa en principio y fin sobre el Uno: el metal en medio del agua, esto es, el plomo en el lugar del agua. Hasta aquí se habló del curso circular de la Luz, con lo que se indicó la liberación inicial que actúa desde lo externo sobre lo interno. Esto es para ayudar a recibir al Señor. Esto es para los aprendices en los peldaños iniciales: cultivan las dos transiciones inferiores a fin de ganar la transición superior. Una vez que la sucesión resulta clara y conocido el modo de la liberación, el Cielo no escatima más el Sentido, sino que revela el axioma entre todos supremo. Vosotros, discípulos, ¡mantenedlo secreto y aplicaos vigorosamente!
La circulación de la Luz es la designación total. Cuanto más adelanta el Trabajo, tanto más llega la Flor de Oro a la eclosión. Ahora bien, hay empero una suerte aún más prodigiosa de curso circular de la Luz. Hasta aquí hemos actuado desde afuera sobre lo interno, ahora permanecemos en el Centro y dominamos lo externo. Hasta aquí era un servicio para ayuda del Señor, ahora es una propagación de los mandatos de este señor. La relación íntegra se revierte ahora. Cuando se quiere penetrar con el método en los campos más finos, se debe cuidar en primer lugar que uno domine completamente cuerpo y corazón, que uno sea enteramente libre y reposado, deje partir todos los enredos, no tenga la más queda agitación y que el Corazón Celestial permanezca exactamente en el Centro. Entonces bájese los párpados de ambos ojos, como si se recibiese un santo edicto en el que uno es llamado al ministro: ¿Quién osaría no obedecerlo? Entonces se ilumina con ambos ojos la casa de lo Abismal (agua, Kan). Doquiera aparece la Flor de Oro, sale ahí a su encuentro la verdadera Luz polar. Lo Adherente (lo luminoso, Li) es luminoso afuera y oscuro dentro; esto es el cuerpo de lo Creativo. Lo oscuro se introduce y se torna señor. La consecuencia es que el corazón (conciencia) se torna dependiente de las cosas, es dirigido hacia fuera y resulta impulsado de aquí para allá por la corriente. Cuando ahora la Luz circulante brilla hacia dentro, no se torna dependiente de las cosas, y la fuerza de lo oscuro queda limitada y la Flor de Oro ilumina concentradamente. Esto es entonces la Luz polar concentrada. Lo emparentado se atrae. De este modo, la línea polar-luminosa de lo Abismal puja hacia arriba. Esto no es solamente lo luminoso en el abismo, sino que es Luz creativa que se encuentra con Luz creativa. Tan pronto como esas dos sustancias se topan, se combinan indisolublemente y nace una vida incesante, viene y se va, se eleva y cae por sí misma en la casa de la fuerza primordial. Se siente lucidez e infinitud. El cuerpo íntegro se siente liviano y quisiera volar.
Éste es el estado del que se dice: las nubes colman las mil montañas. Paulatinamente va aquí y allá enteramente queda, se eleva y cae imperceptiblemente. El pulso se detiene y la respiración cesa. Éste es el momento de la verdadera unión generatriz, el estado del que se dice: la Luna concentra las diez mil aguas. En medio de esta oscuridad comienza entonces de repente un movimiento el Corazón Celestial.
Esto es el retorno de la Luz una, el tiempo en que el Niño viene a la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario