QUINTA ENTREGA
V
EL CIRCO
La música estridente del Gran Circo Magnético de Oklahoma volvía a enardecer, después de muchos años, a los chicos y grandes de Alice Springs. Entre los chicos y grandes de Alice Springs, distribuidos cuidadosamente a lo largo de la calle principal, se hallaba Dante, con el mismo sobretodo raído y su sombrero blando, deforme.
El carromato era conducido por Mariarrosa. Más joven, más linda. Ahora tenía la mirada y la sonrisa de aquella réplica que Dante había tenido años atrás entre sus brazos.
El payaso que arrojaba volantes como nubes de mariposas multicolores se abrió paso entre las primeras filas de la multitud y le entregó a Dante, en sus propias manos, un volante especial, distinto de los otros. Estaba escrito en letras doradas.
Dante dobló con cuidado el papel y lo guardó en el bolsillo derecho del sobretodo. Luego echó a andar lentamente tras el cortejo, detrás de los conejos mecánicos y las gallinas mecánicas, detrás del payaso y del elefante enano, detrás de todos los niños de Alice Springs.
1974

























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