Capítulo 36
Despierta y eres eso
Amado Osho,
Cuando hablas de los muchos estadios del camino a la iluminación ni siquiera soy capaz de ver dónde estoy. Siempre creo que debo estar a miles de vidas de distancia del estado más alto. Por otro lado, Tú dices que puede ocurrir aquí y ahora, para todos nosotros. No me imagino que un cambio tan rápido pueda ser posible: desde un estado de inconsciencia como el mío, hasta un estado de consciencia total. En mi realidad a menudo me veo como un idiota, me siento muy estúpido. He vislumbrado alguna comprensión, especialmente a través de tus supuestas contradicciones, pero esta comprensión crea en mí todavía más absurdos. Por ejemplo: «La más alta libertad reside en la más alta esclavitud.»
Estoy totalmente confundido y al mismo tiempo, no lo estoy. Incluso cuando digo que no creo en las ocurrencias repentinas, aquí y ahora, no creo en mi propia creencia, porque podría ocurrir que mi truculenta mente haya conservado el recuerdo de lo que tú dijiste respecto a que la iluminación es lo único que no puede ser deseado.
Por tanto estoy aquí, disfrutando, agradecido por Tu ser y por Tus palabras. Ser una de las personas de este mundo a las que se les permite sentarse a los pies del hombre más hermoso del mundo me hace comprender que la existencia cuida tanto de mi que no puedo ser solo un idiota; como mínimo debo ser un loco agraciado.
Por favor ayúdame a saber un poco de quién soy.
Un hombre dormido puede soñar que está en cualquier lugar del Universo. Desde ese punto de vista, estar despierto le parecerá que está a miles de vidas de distancia. Pero se trata de un sueño; en lo que se refiere al hecho real de estar durmiendo, el despertar está muy cerca.
Puedes despertar en cualquier momento.
Cualquier situación puede hacer que despiertes.
Y el trabajo del maestro es crear dispositivos para que puedas despertar. A veces son cosas muy pequeñas, con sólo echarte agua fría a los ojos puedes despertar. Mientras dormías creías estar muy lejos, pero al despertar te das cuenta de que era el sueño el que creaba la distancia. El sueño es la distancia. Por supuesto, para soñar hay que dormir, pero en el momento que despiertas el sueño desaparece, y con él desaparece también todo el mundo de los sueños.
La verdad es que el despertar es la realidad que está más cerca de ti, está justo a tu lado. No está lejos, por eso no puede convertirse en un objetivo. Todos los objetivos pertenecen al sueño, todos los logros pertenecen al sueño. El despertar no puede ser un objetivo porque el hombre que está dormido ni siquiera puede pensar en lo que sería el despertar. Mientras sueña, no puede hacer del despertar su objetivo, eso es totalmente imposible. O el objetivo que formule será totalmente diferente de la realidad de la iluminación.
La iluminación es parte de tu consciencia de vigilia.
En Oriente tenemos cuatro niveles de consciencia. Primero está la que conocemos como vigilia. No es una verdadera vigilia, porque justo debajo de ella flotan los sueños. Cierra los ojos y soñarás despierto. Cierra los ojos y lo verás inmediatamente: la imaginación asume el control y empiezas a alejarte del momento presente, del aquí. En la realidad no estás yendo a ninguna parte, pero en tu imaginación puedes ir a cualquier lugar.
Por eso el primer estadio es el llamado estado de vigilia; el segundo estadio es el sueño, dormir. De estos dos somos conscientes.
El tercero son los sueños, porque se puede dormir sin soñar; entonces el sueño tiene una cualidad muy diferente. Ese sueño es muy pacífico, muy silencioso, oscuro y profundo... es muy rejuvenecedor.
Por tanto dormir es el segundo estadio y después viene el tercero, soñar. Mientras duermes, la mayor parte del tiempo estás soñando. Si duermes ocho horas, estarás soñando al menos seis horas. Sólo estás dormido algún rato aquí y allá, por lo demás estás soñando continuamente.
Como no lo recuerdas, esto te parecerá exagerado: seis horas soñando y sólo dos de sueño sin sueños. Cuando te despiertas sólo recuerdas los últimos sueños, porque la memoria sólo empieza a actuar al despertar; por eso sólo capta el final de tu mundo de sueños. No recuerdas todos los sueños, sólo los anteriores al momento de despertar: los sueños mañaneros.
En Oriente siempre se ha entendido que las seis horas en las que soñamos son tan importantes como las dos de sueño silencioso. Y en Occidente, durante los últimos diez años, las investigaciones científicas han demostrado por primera vez que la comprensión oriental es absolutamente acertada. De hecho, los nuevos descubrimientos dicen que los sueños son aún más importantes que el sueño sin sueños, porque al soñar expulsas la basura de tu mente.
Durante el día la mente va almacenando todo tipo de palabras, todo tipo de deseos, ambiciones; ¡demasiado polvo! Tiene que ser retirado. Durante el día no dispones de tiempo para retirarlo y vas acumulando cada vez más. Por eso de noche, mientras duermes, la mente tiene la oportunidad de limpiarse. Soñar es como una limpieza de primavera. Éste es un ciclo que sigue sucediendo ininterrumpidamente: vuelves a acumular, vuelves a soñar, vuelves a acumular...
Éstos son los estadios o niveles que conocemos. El cuarto no tiene nombre en Oriente, simplemente se le llama el cuarto, turiya. Es un número, no es una palabra. No se le da ningún nombre para que no puedas interpretarlo, para que tu mente no pueda jugar con él y engañarte. ¿Qué puede hacer la mente si sólo escucha el número cuatro? Se quedará paralizada. Si le das cualquier nombre que tenga un significado, la mente tiene una forma de tratar con él, a través del significado. Pero el número cuatro no tiene ningún significado.
El cuarto estado es el verdadero despertar. El cuarto estado tiene que ser comprendido en relación a los otros tres. Tiene algo parecido al primero, al llamado estado de vigilia. El estado de vigilia es muy tenue, muy fino, casi insignificante, pero tiene cierta cualidad... El cuarto estado consiste sólo en esa cualidad: es puro despertar. Estás plenamente despierto.
También tiene alguna similitud con el segundo estado, el sueño. El sueño es silencioso, profundo, pacífico, relajado, pero en una medida muy pequeña, sólo lo necesario para los asuntos del día a día. El cuarto estado es un estado de totalidad: total relajación, total silencio, profundidad abismal.
También tiene alguna de las cualidades del sueño. El sueño te aleja de ti mismo. En el sueño puedes ir a la luna, puedes ir a una estrella, aunque estés aquí, en tu cama. En realidad no vas a ninguna parte, pero en la imaginación -mientras sueñas- parece absolutamente real. En el sueño no puedes pensar que se trata de un sueño. Si dentro de un sueño puedes pensar que es un sueño, el sueño se rompe: te despiertas y no consigues volver a atrapar ese sueño.
Una historia sufí cuenta que Mulla Nasruddin soñó una noche que un ángel le daba dinero: «Como eres tan virtuoso, tan sabio, Dios te ha enviado un premio.» Pero tal como es la mente, el ángel sólo le dio diez rupias y Mulla dijo: «Esto no puede ser el premio, no me insultes.» Y poco a poco hizo que el ángel subiera hasta noventa y nueve rupias. Pero como Mulla era muy testarudo, acabó diciendo: «Tomaré cien rupias o no tomaré nada. Qué premio tan mezquino, ¡y proviene de Dios! ¿Eres el representante de Dios y no puedes subir hasta cien?»
Entonces gritó en voz alta: «¡O cien o nada!», y eso le despertó. Miró a su alrededor y vio que estaba durmiendo en su cama. Se dijo: «Dios mío, por ser tan testarudo e insistir en obtener una rupia más, he perdido tontamente noventa y nueve rupias.» Cerró los ojos y lo intentó con gran empeño: «Por favor, vuelve, donde quiera que estés. Noventa y nueve están bien; incluso me conformo con noventa y ocho...; noventa y siete también me vale, cualquier cantidad vale. ¡Vuelve! ¿Dónde estás?»
Bajó hasta una rupia: «Tomaré sólo una rupia... cualquier cosa que Dios me de es genial. He sido muy estúpido de llamar avaro a Dios; de hecho, el codicioso soy yo. Perdóname y dame sólo esa única rupia.» Pero el ángel ya no estaba allí.
No puedes atrapar el mismo sueño de nuevo; una vez despierto no hay forma de recuperar el mismo sueño.
El sueño te aleja de ti mismo; esa es su cualidad básica. Quizá por eso te limpia y en cierta forma te ayuda a relajarte: te olvidas de tus preocupaciones. Al menos por unos segundos puedes estar en el paraíso, puedes estar en la situación en la que siempre has querido estar.
El cuarto estado también tiene algo parecido, pero sólo es un parecido. También te aleja de ti mismo, pero para siempre. No puedes volver a ti. En el sueño no puedes volver al mismo sueño; en el cuarto estado no puedes volver al yo que tenías. Te lleva tan lejos que verdaderamente puedes ser todo el Universo. Esto es lo que han dicho los místicos orientales: Aham brahmasmi, me he convertido en la totalidad.
Pero tienes que perder el yo. No puedes volver a él.
A este cuatro estado se le han dado diversos nombres. Este nombre es el más matemático, el cuarto. Le fue dado por Patanjali, que era un místico muy científico y matemático. Su tratado ha sido la única base del yoga durante miles de años. No se le ha añadido nada más porque no lo necesita. Es muy raro que una persona cree un sistema completo, tan completo y perfecto que sea imposible cambiar nada de él.
En Occidente se pensaba que Aristóteles era ese tipo de persona: creó la lógica, él solo creó todo un sistema lógico que ha permanecido inmutable durante dos mil años. Pero en este siglo las cosas han cambiado, porque los nuevos descubrimientos de la física han hecho imprescindible encontrar algo mejor que Aristóteles. Los nuevos descubrimientos en el campo de la física han creado un problema, porque si sigues a Aristóteles no puedes aceptarlos. Van en contra de la lógica aristotélica, pero no puedes negar la realidad.
La realidad es la realidad! Puedes cambiar la lógica -que está hecha por el hombre-, pero no puedes cambiar el comportamiento de los electrones. No está en tu poder, es algo existencial. Así, se ha desarrollado una lógica no aristotélica.
El segundo caso fue la geometría. Euclides reinó durante cientos de años como el maestro perfecto en lo referente a la geometría, pero en este siglo eso también está cuestionado. Se han desarrollado geometrías no euclidianas. Han tenido que desarrollarse debido a los nuevos hallazgos de la física. Por ejemplo, habrás oído que la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta, pero los descubrimientos de los físicos demuestran es que no hay ninguna línea recta. La línea recta es imposible por el simple hecho de que vives en una tierra global. Puedes dibujar una línea recta sobre el suelo, pero no es una línea recta sino que es parte de un círculo. Si sigues prolongándola desde ambos extremos, algún día se encontrarán en algún lugar y te darás cuenta de que has dibujado un círculo. Entonces el trocito que pensabas que era una línea recta en realidad no lo es, es una parte tan pequeña del círculo que no podías ver la curva. La curva era invisible porque era muy pequeña, pero estaba allí.
¿Dónde podrías dibujar una línea recta? Porque todas las estrellas, los planetas, todo es global, es redondo. Cuando dibujas una línea, por pequeña que sea, puede parecer absolutamente recta -puedes comprobar que sea muy recta incluso con instrumentos científicos-, pero continúa alargándola y se convertirá en parte de un círculo. Entonces era un arco, no una línea recta. Toda la geometría euclidiana ha sido falseada de la misma forma.
Patanjali sigue siendo la única persona, y quizá lo seguirá siendo, que ha creado toda una ciencia en solitario y durante cinco mil años no ha sido cuestionada desde ninguna parte. Le llama turiya, el cuarto. Es un hombre tan científico que uno simplemente se queda asombrado.
Hace cinco mil años tuvo el coraje, la intuición, la consciencia, de decir que Dios sólo es una hipótesis. Puede ayudarte a despertar pero no es una realidad, sólo es un dispositivo. No hay un Dios que alcanzar; sólo es una hipótesis.
La hipótesis puede ayudar a algunos -puede ser empleada-, pero recuerda, no es la realidad. Una vez que despiertas, desaparece, de la misma forma que los sueños desaparecen cuando despiertas. A veces son tan reales que incluso cuando despiertas su realidad sigue produciendo efectos: tu corazón late más de prisa, sudas, tiemblas, sigues teniendo miedo. Sabes perfectamente que era un sueño, pero sigues llorando, las lágrimas están presentes. El sueño no era existencial, pero te ha afectado mucho porque durante ese periodo lo has considerado real.
Así pues, es posible. Puedes ver a los devotos llorando ante de su dios, muy afectados emocionalmente, bailando, cantando, adorando y sintiendo la verdad de todo ello, pero sólo es una hipótesis. No hay nada, no hay Dios, pero estas personas están tomando la hipótesis como una realidad. Un día, cuando despierten, se reirán de sí mismos, porque sólo se trataba de una hipótesis.
Pero hay otros maestros que le han dado otros nombres dependiendo de su trasfondo filosófico. Algunos lo han llamado iluminación: llenarse de luz -toda la oscuridad desaparece, todo el inconsciente, desaparece-, llenarse de consciencia.
Hay otros que lo han llamado liberación, libertad; recuerda, es liberarte de ti mismo. Todas las demás libertades son políticas, sociales. Son verse libre de alguien, de algún Gobierno, de algún país, de algún partido político; pero siempre se trata de libertad de...
La libertad religiosa no es libertad de otra persona, sino de ti mismo.
Ya no eres.
Como ya no eres, algunos maestros de Oriente lo han llamado anatta, el no-yo. Buda lo llamó nirvana -que es muy cercano a anatta, no-yo, o ausencia de yo-, simplemente un cero, una profunda nada que te rodea. Pero no es vacío, es plenitud: plenitud de ser, de alegría última, plenitud de dicha, plenitud de gracia. Todo lo que has conocido antes ya no está allí; por tanto estás vacío de todo ello. Pero has descubierto algo nuevo, algo absolutamente nuevo en lo que ni siquiera habías soñado.
Algunos lo han llamado existencia universal, pero no importa qué nombre le des. Yo pienso que el cuarto sigue siendo el mejor nombre, porque no te incita a ninguna especulación mental; los otros nombre te llevan a pensar en ello: «¿Qué es el vacío? ¿Qué es la nada?» Y la nada puede darte miedo, el vacío puede darte miedo, anatta, no-yo, puede dar miedo. El nombre de «el cuarto» es absolutamente correcto.
Ya conoces tres estadios; el cuarto es un poco más profundo. No está muy lejos.
La idea de estar a varias vidas de él es un sueño.
En realidad está a tu lado...; despierta y eres eso.
Amado Osho,
Te he oído decir que la iluminación es la trascendencia de la mente -consciente, inconsciente, subconsciente- y que uno se disuelve en el océano de vida, en el Universo, en la nada. También te oigo hablar de la individualidad de los seres humanos. ¿Cómo puede manifestarse la individualidad de la persona iluminada si está disuelta en la totalidad?
El ser humano ordinario, inconsciente, no tiene individualidad; sólo tiene personalidad. Personalidad es lo que te dan los demás -tus padres, los profesores, el sacerdote, la sociedad-, es todo lo que dicen de ti. Como has deseado ser respetable y ser respetado, has estado haciendo cosas que los demás valoran, y la sociedad te va premiando, respetándote cada vez más. Éste es su método para crear una personalidad.
Pero la personalidad es muy superficial, no va más allá de la piel. No es tu naturaleza. El niño nace sin personalidad, pero nace con una individualidad potencial. La individualidad potencial simplemente indica su peculiaridad frente a todos los demás; él es diferente.
Por tanto recuerda que individualidad no es personalidad. Cuando abandonas tu personalidad, descubres tu individualidad, y sólo el individuo puede iluminarse. Lo falso no puede convertirse en la realización última de la verdad. Sólo lo verdadero puede encontrarse con lo verdadero, sólo lo igual puede encontrarse con lo igual. Tu individualidad es existencial, de ahí que cuando tu individualidad florece te vuelves uno con la totalidad.
Ésta es la pregunta: ¿Si te haces uno con la totalidad, cómo puedes seguir siendo un individuo?
El problema simplemente está en tu falta de entendimiento. La experiencia de convertirte en la totalidad es una experiencia de consciencia, y se expresa a través del cuerpo, a través de la mente. La experiencia está más allá de la estructura cuerpo-mente. Cuando uno se queda en absoluto silencio, entra en samadhi, alcanza el cuarto estado, no es el cuerpo, no es la mente. Éstos se quedan en silencio; él está muy por encima. Es pura consciencia.
Esta pura consciencia es universal, de la misma forma que la luz de todas las bombillas es una, pero puede expresarse de manera muy diferente. La bombilla puede ser azul, la bombilla puede ser verde, la bombilla puede ser roja; la forma de la bombilla también puede ser diferente. El cuerpo-mente sigue estando allí, y si el hombre que ha tenido la experiencia quiere expresarla, entonces tiene que usar el cuerpo-mente; no hay ninguna otra forma. Y su cuerpo-mente es único: sólo él tiene esa estructura, nadie más.
Entonces ha experimentado lo universal, se ha convertido en lo universal, pero para el mundo, para los demás, él es un individuo único. Su expresión va a ser diferente de la de otros seres realizados. No es que él quiera ser diferente; tiene un mecanismo diferente y sólo puede conectar contigo a través de ese mecanismo.
Ha habido pintores iluminados. Nunca han hablado porque la palabras no son su especialidad, su arte, pero han pintado. Y sus cuadros son totalmente distintos de los cuadros ordinarios, incluso de los cuadros de los grandes maestros. Hasta los grandes maestros pintores son personas inconscientes; lo que pintan refleja su inconsciente.
Pero cuando el que pinta es un hombre realizado, su pintura tiene una belleza totalmente diferente. No sólo es una pintura, también es un mensaje. Tiene un significado por descubrir. El significado está codificado, porque el hombre sólo era capaz de pintar, por eso su pintura está codificada. Tienes que descubrir el código y entonces la pintura te revelará significados inmensos. Cuanto más entres en ellos, tanto más encontrarás. Los demás cuadros simplemente son planos; puede que estén hechos por maestros, pero son planos. Los cuadros hechos por una persona realizada son multidimensionales, no son planos. Quieren decirte algo. Si el hombre es un poeta, como Kabir, entonces canta, y su expresión es su poesía.
Si el hombre tiene la capacidad de expresar lo inexpresable, entonces habla; pero sus palabras tienen un impacto totalmente diferente. Todo el mundo utiliza las mismas palabras, pero no tienen el mismo impacto porque no llevan la misma energía, no vienen de la misma fuente. Un hombre que tenga la experiencia expresará palabras llenas de experiencia: no son palabras secas, no son las palabras de un orador, de un conferenciante.
Quizá no sea un gran orador, pero ningún orador podrá hacer lo que él hace con las palabras. Puede transformar a la gente con que sólo le escuchen. Con sólo estar en su presencia, con sólo dejar que sus palabras se derramen sobre ti, sentirás una transformación: nace en ti un nuevo ser, renaces.
Por eso cuando digo que incluso los seres iluminados tienen individualidad, me refiero a que siguen siendo únicos, por la simple razón de que tienen una estructura cuerpo-mente que es única y todo lo que te llegue tiene que hacerlo a través de esa estructura.
Buda habla de una manera, Mahavira de otra. Chuang Tzu cuenta historias absurdas -es un gran narrador de historias-, pero sus historias, a su vez, van jugando con tu corazón. Son tan absurdas que tu mente no puede hacer nada con ellas.
Por eso ha elegido que las historias sean absurdas, para que tu mente no pueda entrometerse. Detiene tu mente con las historias absurdas, y entonces su presencia está disponible para ti y para tu corazón; puedes beber el vino que te ha traído. Y ha alejado tu mente contándote una historia absurda. La mente se queda confundida y deja de funcionar.
Mucha gente se ha preguntado por qué Chuang Tzu escribe unas historias tan absurdas, pero nadie ha podido explicarlo por la simple razón de que la gente que se lo pregunta no tiene ni idea de que es un dispositivo para detener el funcionamiento mental: entonces estás disponible, plenamente disponible desde tu corazón. De esa forma él puede contactar contigo.
Pero Buda no puede contar una historia absurda. Él usa las parábolas, que son muy significativas. No quiere evitar la mente...; estas son las peculiaridades de las personas. Él quiere que la mente esté convencida y entonces, a través del convencimiento mental, quiere llegar a tu corazón. Si la mente está convencida, entonces dejará pasar. Y las parábolas de Buda, sus discursos, son todos muy lógicos; la mente tiene que dejar pasar antes o después.
Distintos maestros... Por ejemplo, Jalaluddin Rumi no hacía nada más que dar vueltas. Se iluminó después de estar dando vueltas durante treinta y seis horas seguidas, sin parar; estuvo dando vueltas sin parar.
De hecho, a todos los niños les gusta dar vueltas. Los padres les detienen, les dicen: «Te vas a caer. Te va a dar un ataque o te vas a golpear con algo; no lo hagas.» Pero a los niños de todo el mundo les gusta dar vueltas, porque, de alguna manera, mientras el niño da vueltas encuentra su centro.
No puedes dar vueltas sin encontrar el centro. El cuerpo sigue girando, pero el giro tiene que ocurrir desde un centro; y así, poco a poco, vas tomando consciencia del centro.
Después de girar continuamente durante treinta y seis horas, Rumi tenía absolutamente claro cuál era su centro. Esa fue su experiencia del último estado, del cuarto. Desde entonces no hizo otra cosa en su vida que enseñar a la gente a dar vueltas. A un budista le parecerá absurdo, y también le parecerá absurdo a la gente de cualquier otra religión, porque, ¿qué puedes conseguir girando? Es un método simple, el más simple, y puede encajar contigo o no.
Para mí, por ejemplo, no es adecuado. Yo no puedo ni sentarme en un columpio: es suficiente para hacerme sentir náuseas. ¿Qué puedo decir de lo que supone para mí sentarme en un columpio? Ver a otra persona columpiarse ya me da náuseas. Entonces, Rumi no es para mí. Puede haber muchas personas otras a las que girar les produzca náuseas, vómitos. Eso significa que no es para ellos.
Somos diferentes individualmente. Y no hay contradicción. Uno puede experimentar lo universal, y sin embargo cuando le llega la hora de expresarse, tiene que ser un individuo.
Amado Osho,
La otra mañana te oí decir que lo que llamamos yo sólo es una idea mental, porque a la mente le resulta duro aceptar que nuestro ser sea una pura nada, que sorprendentemente contiene la totalidad. ¿Entonces quien y qué es el testigo del que tanto hablas? ¿Es un dispositivo magistral que hay que dejar de lado en algún momento?
Lo es. Todo es una estrategia, un dispositivo porque la verdad no puede ser dicha. Sólo se pueden facilitar estrategias. Tienes que estar convencido del dispositivo que usas, pero tendrás que soltarlo en el último momento, ¡aunque eso no significa que tengas que soltarlo ahora!
Soltarlo ahora no te servirá de nada; ahora tienes que usarlo hasta el máximo de sus posibilidades. Y entonces el momento llegará por sí mismo... cuando ese dispositivo ha alcanzado el punto más alto, desaparece, y estás en la experiencia del cuarto.
Todo el problema surge porque la verdad no puede ser dicha, por eso hay que inventar algo que te lleve hasta ella. Y el dispositivo tiene que ser tal que; no sea una obstrucción en sí mismo. Por eso un gran maestro es el que te da un dispositivo hecho de tal forma que desaparecerá automáticamente, autónomamente, en el momento en el que estés cerca de la verdad.
Hay muchos dispositivos que son buenos pero peligrosos, porque pueden convertirse en obstáculos. Por ejemplo, os he dicho que Patanjali dice que Dios es una hipótesis. Nadie lo dijo antes que él, y después tampoco. Hay gente que ha dicho que Dios es una verdad, y ha habido gente que ha dicho que no hay Dios, pero la actitud de Patanjali es totalmente diferente de ambas. No es teísta, no es ateo, simplemente es una mente científica. Dice que Dios es una hipótesis. La batalla por su existencia o falta de existencia carece de base: uno no lucha contra las hipótesis.
Pero es una hipótesis peligrosa. Se convirtió en un obstáculo incluso en la vida de un hombre como Ramakrishna.
Así, pues, el dispositivo no te dejará automáticamente en el momento justo. Es peligroso; se quedará pegado a ti, obstruirá tu visión. Te llevará hasta el último paso, pero no te permitirá darlo. El gran apego al dispositivo mismo se convertirá en una barrera.
Ramakrishna era un devoto de la diosa madre Kali; y no era un devoto ordinario, no era un devoto formal; realmente la amaba. A veces estaba bailando en el templo desde la mañana hasta la noche. Y a veces cerraba el templo durante días y ni siquiera se acercaba por allí. Se contaba...; el templo pertenecía a una mujer muy rica, Rani Rasmani; Ramakrishna era uno de sus sirvientes a sueldo, era el sacerdote. Alguna gente decía que no estaba bien que el templo estuviera cerrado durante días. Había devotos venían y tenían que irse porque Ramakrishna no estaba de humor para abrir las puertas. Y otras veces estaba tan animado que los devotos se cansaban...
Cuando va al templo uno espera el prasad, el alimentó ofrecido a Dios tiene que ser distribuido entre los feligreses presentes. Se piensa que el prasad -prasad significa gracia- es la gracia de Dios, su regalo: Por eso la gente espera para recibirlo; ¿pero cuánto tiempo se puede esperar?
Ramakrishna seguía bailando y cantando desde la mañana hasta la noche...; los feligreses habían venido y se habían tenido que ir, porque el prasad sólo se distribuye cuando el sacerdote termina la ceremonia.
A los sacerdotes se les paga por sus servicios, por eso siempre tienen prisa. De hecho, el mismo sacerdote ira a muchos templos para poder sacar un sueldo de cada uno de ellos; por eso hacen las ceremonias tan breves como pueden y es aceptable, distribuyen inmediatamente el prasad y corren a otro templo. En India hay tantos templos que un sacerdote puede encargarse de cinco o seis con toda facilidad. Pero Ramakrishna no era este tipo de sacerdote; era un verdadero amante. Para él, la diosa no era sólo una estatua y la adoración no era sólo un ritual; era una realidad, no un sueño.
La dueña del templo, Rasmani, le llamó y le preguntó: «¿Qué pasa? He estado oyendo protestas en relación a ti. Una de las quejas es que a veces la ceremonia dura todo el día, ¿en qué escritura se dice eso?»
Ramakrishna dijo: «No conozco ninguna escritura y te dejé muy claro antes de que me contrataras que soy una persona sin estudios. No conozco ninguna escritura, sólo conozco los cantos devocionales, por eso canto. Para mí la adoración no dura un período determinado. El tiempo desaparece, no tengo ni idea. Una vez que me meto en ello, ya no se si es por la mañana o por la noche. Por eso, si no me quieres, me puedo ir. Pero yo voy a seguir siendo como soy.»
Rasmani dijo: «Esto puede permitirse, pero no es la única queja. Alargar las ceremonias todo el día no es problema... Pero a veces no abres las puertas del templo.»
Él dijo: «Es verdad. A veces me enfado con la diosa. La amo, pero como no me escucha, a veces me enfado -después de todo soy un ser humano- y le digo: "De acuerdo, quédate encerrada dos o tres días. Eso te hará entrar en razón." Le dejo sin alimento y sin ceremonia de adoración! Pero si tienes algún problema con esto me puedo ir.»
Rasmani no podía decirle que se fuera, el hombre era tan hermoso y tan auténtico, y lo que decía tenía su propia belleza. Incluso el hecho de no abrir las puertas era parte de una historia de amor, una pelea entre dos amantes. Ella dijo: «Incluso eso puede ser permitido, porque quiero que sigas aquí. Pero hay una cosa nefasta: he oído que antes de ofrecer el alimento a la diosa tú pruebas cada uno de los dulces.»
Él dijo: «Es verdad, porque mi madre solía hacer esos dulces» -y los bengalíes hacen los mejores dulces de la India- ; «los hacía y luego los probaba. Si eran muy buenos, entonces nos daba alguno a mí y a mi padre; si no lo eran, los volvía a hacer. Mi esposa prepara los dulces. Ella me avisa: "Lo que haces no está bien. Primero tienen que ser ofrecidos a la diosa y después pueden ser distribuidos." Pero yo no puedo ofrecer nada que no tenga sabor o que no esté bien hecho; he de probarlo primero. Si no lo quieres así, estoy dispuesto a irme, pero si me quedo seguiré haciendo lo mismo.»
El hombre era muy simple, y lo que decía era muy hermoso: no podía ofrecer a la diosa algo que no fuera lo mejor. Sólo debe ofrecerse lo mejor, pero ¿cómo podía averiguar qué era lo mejor?
Tenía que probarlo.
Durante toda su vida ofició en Dakshineswar, cerca de Calcuta. Hacia el final de su vida, unos años antes de morir, una mañana le dijo a la diosa: «Ahora los médicos dicen que tengo un cáncer de garganta. No está creciendo pero puede empezar a hacerlo en cualquier momento y antes de morir quiero experimentar la verdad. Estoy preparado y haré lo que sea: hoy bailaré y cantaré delante de ti.» En cada templo de la madre Kali siempre cuelga una gran espada, porque en el pasado esa espada se usaba -y aún se usa en el templo principal de Calcuta- para cortar las cabezas de los animales sacrificados.
Ramakrishna no sacrificaba animales, pero la espada se había convertido en parte del templo. Y dijo: «Si para la tarde no he tenido esa experiencia, sacaré la espada y me mataré: tú serás la responsable.»
Había algunos feligreses presentes. Salieron corriendo y dijeron a todo el mundo: «Ese loco va a hacer algo... Esto es demasiado. Todo lo que hecho hasta ahora puede permitirse, ¡pero ahora se va a matar!»
Se reunió una gran multitud en el templo, y Ramakrishna bailó y cantó locamente durante todo el día. Y cuando el sol se estaba poniendo, sacó la espada y dijo a la diosa: «Me voy a cortar la cabeza como sacrificio a ti. O me das la experiencia, o mi cabeza caerá a tus pies.» Y cuando estaba a punto de cortarse con la espada, ésta cayó de su mano y él cayó al suelo. Se quedó allí durante seis horas; para el mundo externo estaba inconsciente, pero en su propia experiencia estaba en samadhi, en un estado precioso, totalmente silencioso y bendito. Cuando le despertaron seis horas después, despertó llorando y dijo: «¿Por qué me habéis despertado? Deberíais haberme dejado en ese estado.»
Unos días después pasó por allí un maestro que oyó que Ramakrishna había tenido un samadhi de seis horas y se acercó. Ramakrishna era un hombre muy humilde; tocó los pies del maestro y le dijo: «Ayúdame, porque he tenido la experiencia pero sólo durante seis horas, después volví a mi estado anterior.»
El maestro dijo: «No lo comprendes, no fue una experiencia real. Forzaste la experiencia por ser tan testarudo, porque te ibas a matar. Después de bailar y cantar durante todo el día, viendo la situación, tu mente simplemente se detuvo: "¡Este hombre se va a matar!". No ha tenido que ver con la diosa Kali ni con nadie; simplemente tu mente se detuvo. Y esa experiencia sólo es una experiencia de silencio mental: sientes un silencio, una belleza y una alegría inmensos. Si realmente quieres la experiencia última, el cuarto estado, entonces tendrás que hacer una cosa muy dura: cortar toda ligazón con la diosa madre.
«Ese es tu problema. Has pasado todas las demás barrerás, pero esta última es la más difícil porque lo has puesto todo en ella. Así que haz lo que te digo: siéntate en meditación, cierra los ojos, y cuando veas surgir la madre Kali cerca de tu tercer ojo, cosa que va a ocurrir...»
Él dijo: «Sí, ocurre. Cuando cierro mis ojos, ella está allí.»
Y el maestro respondió: «Eso es bueno. Ese es el momento...; esta vez no vas a cortarte la cabeza; toma la espada y corta a la diosa madre en dos.»
Ramakrishna dijo: «Por Dios, ¡eso es muy difícil! No puedo hacerle daño, ¡y me estás pidiendo que la mate!»
Pero el maestro añadió: «Si no lo haces, nunca lograrás la realización. Pruébalo y verás.»
Cuando cerraba los ojos, comenzaba a derramar lágrimas, y su cara expresaba una gran alegría e irradiación. Después abría los ojos y, cuando el maestro le preguntaba, él decía: «Sí, la vi; pero me olvidé de matarla, es tan hermosa. Y la quiero desde hace tanto tiempo..., desde el primer momento que puedo recordar.» Era muy joven cuando se hizo sacerdote. Lo intentó dos o tres veces.
El maestro dijo: «Ésta es la última vez. Si no puedes hacerlo, entonces lo haré yo. He traído este trozo de cristal. Cuando vea que empiezas a derramar lágrimas, sabré que estás viendo a la diosa madre. Te cortaré la frente con este trozo de cristal para recordarte que ésta es la ocasión: tú debes hacer lo mismo, córtala en dos pedazos. Sólo es una idea tuya; no hay nada más. Sólo es una hipótesis.»
El maestro le tuvo que cortar en la frente y se le quedó una gran cicatriz para el resto de su vida. La sangre empezó a rodar por su cara, pero dentro de sí reunió el coraje suficiente para cortar a la diosa madre en dos partes.
Y cuando cayó partida en dos, fue como si se abriera una puerta y todo el Universo fuera suyo.
Le costó seis días volver. Las primeras palabras que dijo cuando volvió son tremendamente importantes. Dijo: «Ha caído la última barrera.»
Asimismo cualquier dispositivo puede acabar convirtiéndose en una barrera. Puede ayudarte a liberarte de otras cosas, pero finalmente tendrás que liberarte de él, y eso puede resultar difícil. Fue muy difícil para Ramakrishna. Y aquél fue el último día... no volvió al templo nunca más. A continuación vivió tres o cuatro años más, y simplemente se olvidó de Kali.
Pero hay otros dispositivos que no crean tantas dificultades, y también hay dispositivos que se caen automáticamente. Se caen en el momento en el que llegas al clímax de tu ser.
Yo digo que un maestro es un gran maestro, el maestro perfecto, cuando construye un dispositivo que caerá por sí mismo cuando esa persona llegue a experimentar el estado último. Los demás dispositivos están creados por gente más pequeña. Quizá no sepan que estos dispositivos en sí mismos pueden convertirse en apegos.
Por tanto; todo lo que digo es un dispositivo. El hecho de hablaros es un dispositivo para que podáis estar aquí: vuestra mente está entretenida, escuchándome, y algo invisible puede transpirar entre mí y vuestros corazones. Eso es lo real.
Las palabras ayudan a la mente a seguir conectada. Son como juguetes. Cuando no quieres que los niños te molesten -estás estudiando-, les das juguetes y ellos se quedan jugando con los juguetes. Así puedes hacer tu trabajo, o estudiar, o hacer lo que desees, y los niños no vendrán a molestarte y a hacerte preguntas sobre esto y lo otro.
La mente es como un niño.
Las palabras son sus juguetes; no son verdades, sino simples juguetes. Pero mientras la mente está entretenida algo puede ocurrir entre mi profundidad y la tuya. Puede que no lo entiendas pero comenzará a producir cambios en ti, transformaciones en tu ser.
A veces el simple hecho de sentarse en silencio conmigo..., pero, entonces siempre surge el problema de que tu mente te altera. He tratado de sentarme en silencio con vosotros y he visto que llego menos a vuestros corazones; vuestra mente os altera demasiado. Hablar parece un dispositivo más adecuado: vuestra mente está entretenida, y aunque de vez en cuando dejo un silencio entre dos palabras, la mente no molesta. Simplemente mira y espera: «¿Qué va a ocurrir? ¿Qué se va a decir?»
Entretanto se está haciendo el verdadero trabajo. El verdadero trabajo es de tu corazón al mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario