EXCLUSIVO DESDE MÉXICO
“Volver…volver” es el séptimo relato novelístico en la aventura literaria de Saúl Ibargoyen. Una vez más el autor nos dibuja de una manera muy clara parte de su visión respecto del exilio; iremos de la mano de Leandro en su viaje a Riomar descubriendo que se puede estar “lejos de todo y sin estar cerca de uno mismo”.
Leer esta novela de Ibargoyen implica estar abierto a encontrarse con los sueños y pesadillas de un personaje que está buscándose a sí mismo creyendo que busca algo más, conlleva convivir con tres musas distintas en edad, forma y modo de presentarse y re-presentarse que irán guiando nuestro delirio página tras página hasta perdernos en el “No aquí” y el “no allá”, haciéndonos tropezar con sombras que no sabíamos que existían, que ni Leandro ni nosotros recordamos (o quizá sí), nos alejaremos de ellas y descubriremos que tampoco sabemos “Qué putas es la realidad”.
Entonces adviene la falta. Saúl Ibargoyen hace un guiño al lector mostrándonos no sólo la falta en el sujeto, sino también en su entorno. Azota los sueños leándricos con recuerdos que no se sabe bien si pasaron, despoja a la ciudad de uno de sus elementos emblemáticos sólo para que Leandro se percate de ello. Plaga su historicidad con elementos complicados y sucesos temporalmente confusos y por si ello pareciera poco, mira al lector y nos advierte que todo lo leído es un ensueño.
“Volver…Volver” no es sólo un viaje en el tiempo, es también un periplo al interior de Leandro en donde el lector se encuentra con un Yo refiriéndose a sí mismo sin la aparente certeza de que haya una intimación previa; se trata de Leandro, escrito por Saúl, mostrándonos que nosotros también hemos estado exiliados soñando con encontrarnos, es vernos a través de otro para, quizá de ese modo, salir de nuestro exilio interior y tener el coraje para dejarnos guiar por un ciego que mire nuestro interior a través de un camino ajeno y sólo entonces comenzar desde un nuevo punto temporal para escribir-nos una nueva historia en ese espacio.
De esta manera, volver a Riomar es “Esa reiterada duda [que] tal vez tuviera asidero en cierta concepción del tiempo, que es imaginado como una máquina de tres ruedas: la trasera, o sea el pasado, se resiste a girar en el mismo sentido que la rueda delantera; ésta, el futuro, procura realizar sus giros a una velocidad que no domina o no puede prever, y la del medio se estremece porque no logra dar sus vueltas en ambos sentidos simultáneamente. Por eso, el presente parece moverse en varias y desconocidas o inesperadas dimensiones, y en su estructura hay rincones inmóviles, como esos sitios no tocados por la muerte en medio de una terrible batalla.” Es entender que uno no deja de ser para pertenecer, que Saúl Ibargoyen, a través de su voz lírica, ha sido capaz de perdernos para que nosotros encontremos un sueño literario. Y en palabras del mismo autor “Los detalles marcan lo distinto”. “Volver… volver”, no significa una repetición insistente, sino un regresar a un punto en el espacio para descubrir un destino bien diferente.
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