ELISENA
Va midiendo los ojos
el círculo de agua
el pozo de la casa,
la foto de Elisena
y su mancha en la frente
ovalado retorno de madera
el mirador apunta,
sacrificio de un parto equivocado.
Elisena se mueve por las noches
inmóvil la muñeca entre sus piernas
el instante patético
esconde sus poemas, los entierra
las letras van saliendo de su cuerpo.
Te vi desnuda en el río
ofreciendo tus senos a Elisena
tirando al aire una moneda
para atrapar el velo que la esconde
y no dejar sonámbula la carne.
LA LAVANDERA
Lava en el río
frota enjuaga retuerce
cada prenda un motivo,
se esconde para verlo.
El artesano juega con el barro
ofrece un cuenco
a otra mujer,
no advierte su paso
no la mira
insólito el azar/esquivo el fuego.
Hanama cuelga la ropa
se va la luz del día
traza una línea en la cuerda
diapositiva del recuerdo.
Se acerca a la ventana
su propio rostro la mira
una procesión de lágrimas
acaba en el hocico de su perro.
Abre su diario
escribe sin mirar
la misma soledad/una palabra.
RETO
A Andrea Estevan
Entró al bar,
un pétalo de luz
caía de la vela
deshojado minuto
ajena la ciudad
baldosa de otra calle
bocado en paralelo
no sostiene la tierra.
Antifaz en los ojos
su collar de cera
goteaba en la mesa.
Llegaron a buscarla
seres desnudos
que nadie veía
ocuparon la barra
derramaron el vino
así de rojos
se arañaban por ella.
Isabel se peinó
pidió la cuenta
y se fue…
Atrás iban ellos
con ese cansancio
de ser invisibles.
ICEBERG
a Laura Alonso
Está emergiendo el iceberg
va quemando los dedos
abierto en un aullido
desatando palabras
el cerrojo de hielo
a estas horas desvela
verso en el agua se mueve,
la casa tiene ojos en la puerta
deja un surco en la mano
ese cubo que gira nos persigue
algo quiere decirnos.
EL OJO DE LA LLUVIA
Suena la caldera
en su llamado acude
el oxidado rostro de una foto.
El agua estancada en la pileta
el gesto de una flor
es un monólogo de ausencia.
En el patio de atrás
está bailando una mujer
su cuerpo entrelazado
el azulejo antiguo de la puerta.
El mismo libro en su regazo
releído cien veces.
Prepara el café,
se abre el telón de la mesa
el pan casero duele
ritual secreto en la cocina.
El olor a sardina de su gato
es el pacto felino de una espera.
Se acerca está llegando
su figura a lo lejos, diminuta.
Ella se queda inmóvil.
La mujer del patio
ya no existe
es el recuerdo de la vieja.
Suena la caldera por última vez.
El ojo de la lluvia
es un hombre que llega.
RAROS
Cuando nacieron se apagó la luz.
Tenían pelos, el sexo prominente.
Cantaban el himno,
hablaban francés, inglés, italiano.
Escribían sonetos, tocaban el arpa.
Eran dos, uno negro, el otro blanco.
Sabían jugar al truco, al ajedrez.
Bailaban tango, flamenco, árabe.
Leían a Dante, Sócrates, Kafka.
Hablaban de sexo,
se masturbaban en la plaza.
Fue un parto largo, silencioso.
Se investigó el caso inútilmente
indagaron a la madre
sonreía ausente, pálida.
Su diminuto sexo fue observado.
Ellos se miraban, cómplices.
Tomaban teta, celebraban la leche.
No hay comentarios:
Publicar un comentario