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FREDDY KERBER Y SU VITA NOVA COMO CANTAUTOR



EL DESAFÍO DE LA INCERTIDUMBRE
Luego de más de veinte años de experiencia como percusionista, Freddy Kerber presenta ahora su faceta artística menos conocida de cantautor y guitarrista.

Su capacidad percusiva e imaginación para componer paisajes sonoros, su sabiduría para modular el pulso rítmico de las composiciones, así como su habilitad natural para un scat de inspiración étnica, lo llevaron a compartir escenarios y salas de grabación con artistas como, Sergio Fernández Cabrera, Esteban Gil, Rodrigo González Pahlen y Mariana Lucía (Proyecto Serafín) Supernova y Popo Romano, entre muchos otros.

En diversas oportunidades la prensa ha destacado su intuición climática en la producción de entornos musicales sugerentes tal como lo ha evidenciado durante años en el colectivo de fusión espontánea Supernova, en distintas formaciones con Popo Romano y su actual banda eléctrica, en espectáculos del Espacio de Desarrollo Armónico dirigidos por Graciela Figueroa o en discos de recuperación del folklore celta como Inmigrantes de los hermanos Casal.

Con una amplia formación musical en música afro-americana y buen dominio armónico, Kerber se lanza a esta aventura con una propuesta melódica plurilingüe, original y ecléctica. Se trata de un conjunto de canciones mestizas que fusionan diversos estilos, presentadas por una banda sólida que hace un uso orgánico de lo eléctrico.
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-¿Cómo desembocaste plenamente en la percusión, después de un multifacético inicio musical?

-El fenómeno de lo rítmico dentro de la música siempre hizo eco dentro mío. Conocí a Pirucho en Palermo (el de “no puede más” de J R), fue un verdadero estímulo, él hacía unos tambores de vasija que llevaba a la feria donde se juntaba una barra a tocar, el Nego, el Lito, el Hormiga, el Chino, me fascinó el toque y el sonido y le compré un “set” con el que me puse a investigar. En esa época aparte del candombe, soul, Brasil, y lo afro-latino, escuchaba mucho Shakti, y me obsesioné con poder sacar algunos de los piques, nunca pude, pero en el intento, aprendí mucho… Me acuerdo que había grabado un k7 de un lado todo guitarra y del otro percusión, lo escuchó un guitarrista y me invitó a su grupo Duna, y me di cuenta que tenía que estudiar más para ampliar el espectro; no era fácil en aquella época, pocos profesores, escaso material… Fui con Sergio Fernández Cabrera a estudiar rítmica (un maestro) y con Sergio Tulbovitz, técnicas, un (crá), el taller de Luis Ferreira fue importante ya que exploramos ritmos de todo el continente. Tuve la suerte que me llamaran a tocar con músicos y bandas con los que se aprendía mucho.

-La formación de “Supernova” ha sido un punto alto en tu trayectoria. ¿De qué forma fueron llegando a esa propuesta apoyada en la estructuración colectiva y puntual de una música casi directamente emergida del inconsciente?

-Seguramente cada integrante tenga su versión, pero creo que en mayor o menor medida, fue aceptando el desafío de la incertidumbre, afirmándonos en una búsqueda de la belleza, de la libertad y diversidad expresiva, siendo conscientes que lo que llamamos caos puede ser parte de ese proceso. Los nombres de los ciclos y discos, “desafiando la incertidumbre”, “celebrando el presente”, “mutante”, hacen alusión a esta experiencia.

-Actualmente empezaste a proyectarte como compositor e intérprete de tus propios temas, otra vez guitarra en mano, como en tu niñez. ¿Cómo se fue abriendo paso esa necesidad?

-Está bueno como lo planteás, se ve que lo sentís así también, como una necesidad abriéndose paso. Creo que es parte del escuchar, sentir. La guitarra siempre estuvo conmigo, el cantar también, de entrecasa, o fogonero, el tener cosas escritas y acomodarlas, el darme cuenta del trabajo y tiempo necesario para que cristalicen en canciones, si se les puede llamar así. El haber trabajado con algunos cantantes me ayudó a ver el posible proceso, el probar lo nuevo, el desafío, el animarse a compartir ese trabajo.

-¿Se podría establecer un paralelismo entre tu religiosidad “abierta” a diferentes concepciones rituales o teológicas y el mestizaje musical aluvional que caracteriza a nuestras texturas?

-No sé, supongo que sí. Creo que hay música que puede ayudar a re-ligar los hemisferios, tanto cerebrales como del planeta, lo mestizo, lo diverso creo que se acerca más a la unidad. Y en esta época se da de forma aluvional, como decís.

1 comentario:

Alejandro Rubio dijo...

Un capo mi amigo Freddy. Tuve la suerte de acompañarlo en partes del periplo. Un grande de la musica y de la vida.

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