AUTOPSICOGRAFÍA
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
sienten, en el dolor leído
no los dos que el poeta vive
sino aquél que no han tenido.
Y así va por su camino,
distrayendo a la razón,
ese tren sin real destino
que se llama corazón.
(versión de Santiago Kovadloff)
El poeta es un fingidor.
Finge tan completamente
que hasta finge que es dolor
el dolor que de veras siente.
Y quienes leen lo que escribe,
sienten, en el dolor leído
no los dos que el poeta vive
sino aquél que no han tenido.
Y así va por su camino,
distrayendo a la razón,
ese tren sin real destino
que se llama corazón.
(versión de Santiago Kovadloff)
APUNTE
Mi alma se rompió como un cuenco vacío.
Cayó escaleras excesivamente abajo.
Cayó de las manos de una criada descuidada.
Cayó, y se hizo más pedazos que loza había en el cuenco.
Mi alma se rompió como un cuenco vacío.
Cayó escaleras excesivamente abajo.
Cayó de las manos de una criada descuidada.
Cayó, y se hizo más pedazos que loza había en el cuenco.
¿Tontería? ¿Imposible? Yo no sé!
Tengo más sensaciones que cuando me sentía yo.
Soy una dispersión de trozos sobre un felpudo sin sacudir.
El ruido hecho al caer fue como de cuenco al romperse.
Los dioses que hay se asoman a la barandilla de la escalera
y contemplan los pedazos que su criada hizo de mí.
No os enfadéis con ella
Sed tolerantes con ella
Cuenco vacío, ¿qué era yo?
Miran los pedazos absurdamente conscientes,
más conscientes de sí mismos, no conscientes de ellos.
Miran y sonríen.
Sonríen tolerantes a la criada involuntaria.
Se va extendiendo la gran escalinata alfombrada de estrellas.
Un pedazo brilla, por el lado exterior lustroso, entre los astros.
¿Mi obra? ¿Mi alma principal? ¿Mi vida?
Un pedazo.
Y los dioses lo miran especialmente, pues no saben por qué ha quedado allí.
(versión de José Antonio Llardent)
DESCONOCIDA Y SUCIA CRIATURA QUE JUEGAS DELANTE DE MI PUERTA
Tengo más sensaciones que cuando me sentía yo.
Soy una dispersión de trozos sobre un felpudo sin sacudir.
El ruido hecho al caer fue como de cuenco al romperse.
Los dioses que hay se asoman a la barandilla de la escalera
y contemplan los pedazos que su criada hizo de mí.
No os enfadéis con ella
Sed tolerantes con ella
Cuenco vacío, ¿qué era yo?
Miran los pedazos absurdamente conscientes,
más conscientes de sí mismos, no conscientes de ellos.
Miran y sonríen.
Sonríen tolerantes a la criada involuntaria.
Se va extendiendo la gran escalinata alfombrada de estrellas.
Un pedazo brilla, por el lado exterior lustroso, entre los astros.
¿Mi obra? ¿Mi alma principal? ¿Mi vida?
Un pedazo.
Y los dioses lo miran especialmente, pues no saben por qué ha quedado allí.
(versión de José Antonio Llardent)
DESCONOCIDA Y SUCIA CRIATURA QUE JUEGAS DELANTE DE MI PUERTA
Desconocida y sucia criatura que juegas delante de mi puerta
no te pregunto si me traes un mensaje de los símbolos.
Encuentro gracia en ti por no haberte visto antes,
y, naturalmente, si pudieras estar limpia serías otra criatura
que no vendría por aquí.
Juega en la polvareda, juega!
Considero tu presencia tan sólo con los ojos.
Más vale ver una cosa siempre por primera vez que conocerla,
pues conocer es como si nunca viéramos por primera vez,
y nunca haber visto por primera vez es sólo oír como lo cuentan.
El modo de estar sucia esta criatura es diferente del
modo que otras tienen de estar sucias.
Juega! Al coger una piedra que te cabe en la mano
sabes que te cabe en la mano.
¿Cuál es la filosofía que llega a alcanzar mayor certeza?
Ninguna. Y ninguna podrá venir jamás a jugar ante mi puerta.
no te pregunto si me traes un mensaje de los símbolos.
Encuentro gracia en ti por no haberte visto antes,
y, naturalmente, si pudieras estar limpia serías otra criatura
que no vendría por aquí.
Juega en la polvareda, juega!
Considero tu presencia tan sólo con los ojos.
Más vale ver una cosa siempre por primera vez que conocerla,
pues conocer es como si nunca viéramos por primera vez,
y nunca haber visto por primera vez es sólo oír como lo cuentan.
El modo de estar sucia esta criatura es diferente del
modo que otras tienen de estar sucias.
Juega! Al coger una piedra que te cabe en la mano
sabes que te cabe en la mano.
¿Cuál es la filosofía que llega a alcanzar mayor certeza?
Ninguna. Y ninguna podrá venir jamás a jugar ante mi puerta.
HE PASADO TODA LA NOCHE SIN DORMIR
He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de cómo ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo no encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.
(versión de Teodoro Llorente)
He pasado toda la noche sin dormir, viendo,
sin espacio tu figura.
Y viéndola siempre de maneras diferentes
de cómo ella me parece.
Hago pensamientos con el recuerdo de lo que
es ella cuando me habla,
y en cada pensamiento cambia ella de acuerdo
con su semejanza.
Amar es pensar
Y yo casi me olvido de sentir sólo pensando en ella.
No sé bien lo que quiero, incluso de ella, y no
pienso más que en ella.
Tengo una gran distracción animada.
Cuando deseo no encontrarla
casi prefiero no encontrarla,
para no tener que dejarla luego.
No sé bien lo que quiero, ni quiero saber lo que
quiero. Quiero tan solo
pensar en ella.
Nada le pido a nadie, ni a ella, sino pensar.
(versión de Teodoro Llorente)
ES TAL VEZ EL ÚLTIMO DÍA DE MI VIDA
Es tal vez el último día de mi vida.
He saludado al sol levantando la mano derecha,
mas no lo he saludado diciendo adiós.
Hice la seña de que me gustaba verlo antes: nada más.
(versión de José Antonio Llardent)
Es tal vez el último día de mi vida.
He saludado al sol levantando la mano derecha,
mas no lo he saludado diciendo adiós.
Hice la seña de que me gustaba verlo antes: nada más.
(versión de José Antonio Llardent)
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