CANTAR SOBRE LAS RUINAS
La próxima muestra del colectivo multimedia Buceo Invisible se realizará en el Espacio Guambia el 18 de noviembre, y tendrá como eje la presentación de Cantar sobre las ruinas, el segundo poemario de uno de sus integrantes históricos, Marcos Barcellos. El múltiple arte de juglaría lo ha hecho incursionar, también, a partir de mediados de los 90, en la música, la comunicación y el teatro callejero, además de desempeñarse como psicólogo y docente. (VER VIDEO CLICK AQUÍ)
Tu primer poemario, publicado a mediados de los noventa, se titula La primera mañana del futuro. ¿Qué fue lo más importante que te pasó en la década y media posterior a esa publicación?
Ese libro salió a mediados del 96 y en marzo del 97 comenzamos con Buceo Invisible. A partir de ahí toda mi producción poética fue volcada al colectivo y lo mismo les sucedió a los demás en mayor o menor medida, al encontrar un ámbito comunicacional y expresivo que nos interesaba más que otros. Con el tiempo Buceo creció y se produce mucho material que no necesariamente va parar allí, aunque de todas maneras el colectivo sigue funcionando como soporte de los intentos personales.
En la última década y media he estado publicando en los discos de Buceo Invisible, en antologías poéticas, he estado escribiendo textos para las presentaciones en vivo (muestras) e incluso en una época teníamos un espacio radial -La salamandra- en una radio comunitaria y componía unos editoriales para abrir cada programa, un bestiario lúdico que incluía todo tipo de fauna. Claro que salvo el material integrado a los discos todo lo demás tuvo poca difusión, pero fue así y tuvo sentido.
Tanto en los discos como en las muestras de Buceo Invisible parece haberse consolidado la irrupción estructurada de los textos en acción actoral que instalan con tu hermano Santiago, lo cual no es nada común en los ámbitos electrificados. ¿Costó mucho resolver la naturalidad de esa inserción? ¿Por qué se emperraron en conservarla?
No costó mucho resolverlo porque estuvo en la génesis del asunto. Primero estuvo lo poético y lo musical: Buceo Invisible era una invención que nos permitía trabajar juntos con mi hermano con Diego, Bola y Seba, todos escribíamos poesía, eso nos unía.
Quizás el mayor desafío fue cómo incluir lo poético y trabajarlo en comunicación con la música. Con las canciones eso está más claro: la gente está preparada o formada para escuchar, pero con la poesía hay mucho prejuicio y también mucha pose, mucha conserva cultural a la hora de transmitir y recibir poesía.
El trabajo con lo poético es trama constitutiva de Buceo Invisible: no se trata de insertar ni de conservar sino de seguir siendo el Buceo y no otra cosa. Nuestro emperramiento consiste en seguir juntos trabajando de esta forma, ese es nuestro ladrido persistente.
¿Cuáles serían las especificidades que diferencian a una letra de canción de un poema o un texto adaptado al espectáculo?
No lo sé, en mí eso funciona de forma secreta, algo me dice lo que es poema y lo que es canción y así lo presento, cada vez más convencido de que la diferencia importa poco. Diego ha musicalizado muchos textos que no fueron concebidos para ser cantados, como La función del corazón, por ejemplo. Pero eso lo descubrió él.
Los textos para las muestras (espectáculos) son armados en función de los conceptos de la presentación: fíjate que en estos textos la forma de componer cambia ya que escribo para, guiado por una idea previa. Al escribir poesía o canciones, en cambio, no funciono así. Por lo general cuando arranco no sé a donde voy y sólo a veces después de terminar me doy cuenta a donde llegué. Este libro navega en esa frontera, te diría que fue armado para que todo pueda ser canción y poema.
¿Cómo se fue decantando tu nuevo poemario en vías de publicación?
Hace años que tenía una serie de poemas y montañas de escombro poético, una idea intuitiva, un verso que refería a que nuestra tarea en el mundo podría resumirse a cantar sobre las ruinas.
La cosa terminó de cerrar cuando decidí incluir una serie de canciones, me di cuenta de que hace tiempo venía trabajando en relación al sonido, resignando versos que me parecían buenos pero que cortaban el ritmo, etc.
También fui dejando lo imprescindible, cada texto del libro sucede en una carilla.
Esto tiene que ver con la idea de las ruinas, en un mundo devastado seguramente se opta por lo imprescindible, se transportan las palabras justas y nos ahorramos nuestra costumbre desagradable de llenar de forma ansiosa los espacios vacíos, ya que es notable en estas situaciones lo inútil de tal empresa.
Imaginé también para el caso la utilidad de pequeñas piezas portátiles que sonaran por sí solas en ausencia de aparatos En este sentido la metáfora funciona no al imaginar un escenario futurista, sino momentos de derrumbe, de caída, de ruinas, a lo largo de la vida en donde nos reconstruimos detrás de las canciones.
La próxima muestra del colectivo multimedia Buceo Invisible se realizará en el Espacio Guambia el 18 de noviembre, y tendrá como eje la presentación de Cantar sobre las ruinas, el segundo poemario de uno de sus integrantes históricos, Marcos Barcellos. El múltiple arte de juglaría lo ha hecho incursionar, también, a partir de mediados de los 90, en la música, la comunicación y el teatro callejero, además de desempeñarse como psicólogo y docente. (VER VIDEO CLICK AQUÍ)
Tu primer poemario, publicado a mediados de los noventa, se titula La primera mañana del futuro. ¿Qué fue lo más importante que te pasó en la década y media posterior a esa publicación?
Ese libro salió a mediados del 96 y en marzo del 97 comenzamos con Buceo Invisible. A partir de ahí toda mi producción poética fue volcada al colectivo y lo mismo les sucedió a los demás en mayor o menor medida, al encontrar un ámbito comunicacional y expresivo que nos interesaba más que otros. Con el tiempo Buceo creció y se produce mucho material que no necesariamente va parar allí, aunque de todas maneras el colectivo sigue funcionando como soporte de los intentos personales.
En la última década y media he estado publicando en los discos de Buceo Invisible, en antologías poéticas, he estado escribiendo textos para las presentaciones en vivo (muestras) e incluso en una época teníamos un espacio radial -La salamandra- en una radio comunitaria y componía unos editoriales para abrir cada programa, un bestiario lúdico que incluía todo tipo de fauna. Claro que salvo el material integrado a los discos todo lo demás tuvo poca difusión, pero fue así y tuvo sentido.
Tanto en los discos como en las muestras de Buceo Invisible parece haberse consolidado la irrupción estructurada de los textos en acción actoral que instalan con tu hermano Santiago, lo cual no es nada común en los ámbitos electrificados. ¿Costó mucho resolver la naturalidad de esa inserción? ¿Por qué se emperraron en conservarla?
No costó mucho resolverlo porque estuvo en la génesis del asunto. Primero estuvo lo poético y lo musical: Buceo Invisible era una invención que nos permitía trabajar juntos con mi hermano con Diego, Bola y Seba, todos escribíamos poesía, eso nos unía.
Quizás el mayor desafío fue cómo incluir lo poético y trabajarlo en comunicación con la música. Con las canciones eso está más claro: la gente está preparada o formada para escuchar, pero con la poesía hay mucho prejuicio y también mucha pose, mucha conserva cultural a la hora de transmitir y recibir poesía.
El trabajo con lo poético es trama constitutiva de Buceo Invisible: no se trata de insertar ni de conservar sino de seguir siendo el Buceo y no otra cosa. Nuestro emperramiento consiste en seguir juntos trabajando de esta forma, ese es nuestro ladrido persistente.
¿Cuáles serían las especificidades que diferencian a una letra de canción de un poema o un texto adaptado al espectáculo?
No lo sé, en mí eso funciona de forma secreta, algo me dice lo que es poema y lo que es canción y así lo presento, cada vez más convencido de que la diferencia importa poco. Diego ha musicalizado muchos textos que no fueron concebidos para ser cantados, como La función del corazón, por ejemplo. Pero eso lo descubrió él.
Los textos para las muestras (espectáculos) son armados en función de los conceptos de la presentación: fíjate que en estos textos la forma de componer cambia ya que escribo para, guiado por una idea previa. Al escribir poesía o canciones, en cambio, no funciono así. Por lo general cuando arranco no sé a donde voy y sólo a veces después de terminar me doy cuenta a donde llegué. Este libro navega en esa frontera, te diría que fue armado para que todo pueda ser canción y poema.
¿Cómo se fue decantando tu nuevo poemario en vías de publicación?
Hace años que tenía una serie de poemas y montañas de escombro poético, una idea intuitiva, un verso que refería a que nuestra tarea en el mundo podría resumirse a cantar sobre las ruinas.
La cosa terminó de cerrar cuando decidí incluir una serie de canciones, me di cuenta de que hace tiempo venía trabajando en relación al sonido, resignando versos que me parecían buenos pero que cortaban el ritmo, etc.
También fui dejando lo imprescindible, cada texto del libro sucede en una carilla.
Esto tiene que ver con la idea de las ruinas, en un mundo devastado seguramente se opta por lo imprescindible, se transportan las palabras justas y nos ahorramos nuestra costumbre desagradable de llenar de forma ansiosa los espacios vacíos, ya que es notable en estas situaciones lo inútil de tal empresa.
Imaginé también para el caso la utilidad de pequeñas piezas portátiles que sonaran por sí solas en ausencia de aparatos En este sentido la metáfora funciona no al imaginar un escenario futurista, sino momentos de derrumbe, de caída, de ruinas, a lo largo de la vida en donde nos reconstruimos detrás de las canciones.
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