LA DRA SANDRA CARLI ES DOCTORA EN EDUCACIÓN (FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS, UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES), PROFESORA TITULAR REGULAR DE LA FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES E INVESTIGADORA INDEPENDIENTE DEL CONSEJO NACIONAL DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y TÉCNICAS CON SEDE EN EL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GINO GERMANI.
T.A. ¿Qué factores incentivaron tu interés en la investigación sobre la construcción social de la infancia en la Argentina?
S.C. El interés surgió a partir de algunas lecturas iniciales que hice de trabajos sobre temas de la infancia, que en ese momento –a fines de los ’80- eran un poco difíciles de encontrar. Yo estaba inserta en una cátedra de Historia de la Educación Argentina y ahí surgió la posibilidad de perfilarlo como tema para una beca de investigación, que salió y empezó el recorrido.
T.A. ¿Es correcto inferir, desde tu perspectiva, que los medios construyen infancias obstruyendo el diálogo con ellas y adjudicándoles valores solo desde una visión adulta?
S.C. Me parece que, hay construcciones visuales, epistemológicas, sobre la infancia que los medios realizan cotidianamente. Hay ciertas representaciones sobre la infancia que los medios producen. Me parece que habría que ver en qué casos y en qué medida, los programas contemplan la voz de los niños; los relatos que ellos pueden hacer. Se da inclusive, a veces, en el tratamiento de ciertos temas que afectan a los niños (como la violencia escolar, el delito infantil o abuso, o cualquier problemática grave) que ellos son obviados como interlocutores. Entonces, ahí me parece que hay una veta interesante para explotar: ¿Cómo puedo introducir la voz del niño en los medios? y ¿Cómo contemplar a través de los medios los derechos del niño? Y, ¿Cómo la declaración Universal de los Derechos del Niño, que están establecidos internacionalmente, tiene que ser contemplada desde el punto de vista de los medios?
Infancia y procesos históricos en los 80, 90 y actualidad
T.A. En tu libro, La cuestión de la Infancia, sostenías que entre los ’80 y los ’90 se produce una mutación en la esfera sociopolítica, vinculado a un proceso de exclusión social, acompañado de un proceso de homogeneización cultural propio de nuestras sociedades globalizadas. En este marco, la infancia queda atravesada por la lógica del “niño consumidor” y el “niño de la calle”. ¿Podes explicar un poco esas nociones y qué dispositivos incidieron dentro de esa construcción social?
S.C. Me parece que ahí hay dos fenómenos:
El primero, que a partir de los años ’80 explota como fenómeno que es la presencia de chicos en la calle, que coincide con un proceso de empobrecimiento de la familia, de aparición de problemáticas nuevas –quizás un poco más tarde- ligadas con la drogadicción o el consumo de alcohol. Es decir, problemáticas que van generando procesos de expulsión de los chicos. También el aumento del desempleo, el desarmarse del núcleo familiar y del sostén que daba el padre o la madre, abre las puertas de la casa a la salida del pibe a la calle, a un aumento de la desprotección de los chicos. Entonces, la explosión de ese fenómeno hace que el tema de los niños de la calle sea un tema muy importante de las políticas sociales. Es un tema que empieza a estar en la agenda en los años ’80 y continúa en los ’90, con distintos tipos de alternativas de abordaje a ese problema.
En algunos casos, la propuesta es la judicialización o la inclusión a instituciones, en otros casos es un tipo de trabajo en la calle misma; lo que entonces se llamaban los “operadores de calle”. Ahí, me parece que empieza a estar el tema en los medios. Inclusive, si uno hace un recorrido periodístico, el tema de los niños de la calle es un tema constante en el ciclo democrático.
El otro fenómeno es, de que modo el crecimiento de los sistemas de medios, de la publicidad, de los multimedios, va instalando el aumento del mercado de productos para niños en el mundo. A nivel global, la difusión del consumo a través de los medios genera toda una explosión de productos de distinto tipos, que apuntan directamente al consumo infantil. Ya no es sólo el juguete, sino toda una batería de productos mucho más sofisticados, para todas las edades y clases sociales. Donde los medios cumplen un papel muy importante.
En su libro Viviana Minzi, analiza, como en un canal para chicos, aparece publicidad de productos, de juguetes, a intervalos constantes. Y los chicos están todo el tiempo hablando de esos productos, que se venden desde una estrategia muy específica, muy bien diseñada, de una manera rítmica, pensada para los chicos. Un subgénero, una subdimensión en su escala, no porque no haya habido consumo infantil en otras épocas sino que en su escala me parece que es un fenómeno cada vez más significativo porque modula la vida cotidiana y la relación entre padres e hijos.
T.A-¿Cómo sería eso?
S.C.: -Claro, me parece que la incidencia en el peso del consumo de ciertos productos aparece como demanda a los padres, más allá de las posibilidades económicas que tengan de acceder a esos productos. Hay una demanda infantil que uno puede registrar cuando va por la calle en cualquier circunstancia de la vida cotidiana. La idea de una demanda.
T.A-En el libro La memoria de la infancia tomas el tema del dispositivo de la memoria, las preguntas serían: ¿Qué imágenes construimos de nuestras infancias?, y ¿qué significa historizar la infancia a través de la memoria?
S.C.: -Ahí, la cuestión de la memoria de la infancia –que yo trabajo en uno de los capítulos- es un tema que surgió a partir de la invitación a un evento chiquito que se hizo en el instituto, donde yo trabajé Memoria y Experiencia Infantil. Me parecía que la memoria de la infancia era un tópico bastante interesante para indagar. Por eso el recorrido de distintos aportes teóricos que auxiliaron al tratamiento. La literatura –aunque también podríamos explorar otros géneros- tiene un material inagotable para explorar cómo se recuerda ese tiempo de la infancia. Entonces la literatura autobiográfica, más ficcionalizada o menos, me parece que es un material muy rico; porque recupera algo que tiende al olvido, a ser olvidado; recupera una sensibilidad infantil.
T.A ¿Cómo relacionás la recuperación de una sensibilidad infantil, con el hecho de que esos relatos son realizados por el adulto?
S.C. En realidad siempre el acceso a la memoria infantil es a través del adulto. A menos que uno accediera a cierto registro de la memoria, no sé, los diarios infantiles, un material escrito en su momento que puede darte un registro de la experiencia infantil. Quiero decir, utilizar como historiador el género diario íntimo, que es un género muy particular y de una determinada época.
T.A -¿Y la idea de historizar la infancia?
S.C.: -La idea de historizar la infancia es entender que la misma no es una categoría con un sentido unívoco. Digamos que hay una dimensión de espacio y tiempo que la atraviesa. Entonces, la idea de historizar implica un poco imitar al relato, reconstruir las condiciones de la experiencia infantil, no solo cómo fueron vividas, sino las condiciones epocales en que se desarrollan. Como esa experiencia histórica del crecimiento de un niño y de tránsito por un tiempo se producen, en qué condiciones materiales, simbólicas, afectivas, imaginarias.
Infancia y T.V
T.A. ¿Cuáles son desde tu mirada las representaciones sobre la infancia que se configuran a través los programas de TV dedicados a niños, niñas y adolescentes?
S.C. No he visto mucho últimamente. Me parece que en los ’90 hubo una especie de boom, de estetización de cierta imagen de niños y de los adolescentes en particular muy estereotipada, ligada a cierto sector social, la clase media en ascenso con cierta capacidad de consumo. Me parece que ahí hubo una construcción un poco complicada, sobre todo porque ese tipo de construcciones se difundió en una época con índices sociales bastante densos referidos al aumento de la pobreza.
Me estoy acordando del comentario que hizo la mujer de este jugador argentino que juega en Inglaterra.[1] Tevez fue al programa de Susana Gimenez, él había salido con una actriz que trabajaba en un programa para adolescentes, y ella dijo que no era tal tipo de adolescente, sino tal otro. O sea que esta chica dijo (siendo de Fuerte Apache,) que no era nerd, sino otra cosa. Me parece que ese tipo de dichos da indicios de la audiencia, esa audiencia conformada por jóvenes o niños de distintos sectores sociales. Se debería estudiar cómo se perciben y se leen este tipo de productos. Me parece que hay ahí investigaciones para hacer.
En el ejemplo que di se puede observar con qué se identificaba la chica, que no era de tal grupo de adolescentes, sino de tal otro. Por eso digo, teniendo en cuenta ese comentario suelto que yo escuché, pienso que las investigaciones sobre la recepción, son interesantes para explotar. Qué piensan los chicos cuando ven esos programas, creo que son conversaciones necesarias a tener con ellos.
T.A. Claro, vinculados a la instancia de la recepción concreta, la mirada de los chicos cuando ven de esos programas.
S.C.: -Así es, hay ciertos autores que tienen una especie de confianza en el papel activo del sujeto en el momento del consumo y de la recepción. Que se apropian de determinada manera. Entonces, explotar eso me parece un ejercicio que siempre está pendiente, en realidad siempre se suele analizar más la oferta, que el consumo.
T.A. ¿Cómo crees que la nueva Ley de Medios, implementada por el Gobierno Nacional, ayuda a desandar una configuración dominante que se fue construyendo a partir de los ’90, sobre la imagen del niño consumidor?
S.C. Me parece que hay una preocupación por los contenidos, la creación de canales como Paka-Paka y Encuentro dan cuenta de ello. Hay iniciativas de políticas bastante activas, en el sentido de meterse en un terreno que estaba librado al juego de mercado, a las ofertas existentes en los canales privados. Creo que ahí se establece como un parámetro de calidad que hay que ver qué efectos genera. Esto levanta la apuesta.
T.A. ¿Y para ver los efectos que genera es necesario hacer un análisis de la recepción de estos tipos de programas?
S.C. Si, indagar ¿Qué pasa con chicos cuando ven Paka-Paka?”. Hay ahí, investigaciones exploratorias a hacer. Porque también se da un consumo ya domesticado ligado a ciertos canales de dibujos animados, canales internacionales. Hay un hábitus adquirido en ese terreno que es complicado y cada vez más fuerte.
Y lo mismo pasa con los adultos. El acostumbramiento a ver programas tipo Tinelli genera una especie de acostumbramiento a ciertos programas más banales, en desmedro a la valorización de otros. El tema de la calidad estética es un tema importante a tener en cuenta.
T.A. ¿Y qué opinión te merece una señal como Paka-Paka, aunque algo de esto se desprende de lo dicho anteriormente. Me refiero a la posición política de recuperar imágenes más heterogéneas de la infancia.
S.C. Sí, Me parece que acá lo que también se pone en juego es poner en primer plano otro tipo de producciones internacionales (como por ejemplo las latinoamericanas) que muchas veces quedan en cuarto plano. Pero también la revalorización de la producción local. Me parece que en muchos programas hay un esfuerzo de experimentación bastante inicial de una producción propia. Hay ahí, una apuesta interesante para los productores que realizan productos para niños.
T.A. Hace un momento hablaste de contenidos de calidad. ¿Cómo definís ese concepto, “contenidos de calidad” en la programación de televisión dedicados a las audiencias infantiles?
S.C. De calidad estética, un producto que sea hecho por profesionales, a eso me refiero. Que pueda contemplar las cuestiones estéticas, también las de contenido… hay cierta banalidad en los contenidos. No hablo de que el programa sea para instruir, pero sí que la dimensión del contenido pueda ser pensada; planteándola con el formato que sea.
T.A. ¿Cómo sería eso?
S.C. Yo no soy especialista en televisión, pero te diría que si yo pienso un producto tengo que pensar sobre las dimensiones estéticas, tener hipótesis sobre su recepción, es decir: conocer ese niño al cual va dirigido. Muchas veces se piensan productos desconociendo al público que los va a consumir. Es decir, por ejemplo, tener idea que se trata de un chico de 8 años. Me parece que en algún momento hubo un trabajo bastante interdisciplinario en los ’70, entre psicoanalistas, gente de los medios, pedagogos. Digamos, recuperar ese tipo de experiencias de trabajo en equipo que permitan miradas complementarias. Yo no sé si eso se produce hoy.
Desde mi perspectiva, es fundamental en el proceso de escritura considerar al público al que van destinados los programas. En la escritura de un texto hay un momento en el que uno debe considerar al público, al lector, tener hipótesis sobre ese lector. Me parece que con los programas para chicos muchas veces se dan por sentado supuestos sobre la recepción de cualquier producto, sin considerar las características propias de las diferentes infancias. Entonces, es fundamental incorporar el conocimiento sobre el niño. Por eso me parece importante el trabajo interdisciplinario con maestros, pedagogos, psicólogos y distintos especialistas, que pueden dar elementos para establecer hipótesis sobre ese público.
T.A. Sí, también el tema del contenido de calidad apunta o abre una dinámica sobre cuál es la posición del adulto con respecto a la transmisión de valores hacia la infancia; lo que implica pensar qué rol debe cumplir la TV y de qué manera
S.C. Sí, porque siempre hay una decisión sobre los contenidos, velada o no. Siempre hay una decisión. Entonces, me parece que reparar sobre esta decisión es una cosa importante. Si yo quiero trabajar determinados valores como el de la solidaridad, el del juego, el de jugar con los compañeros, se puede pensar esa dimensión a través de deferentes procesos muy creativos.
Infancia y Cine
T.A. ¿Crees que el cine es una expresión artística importante y que a los chicos los enriquece gozar de los films en las salas hoy?
S.C. Me parece que sigue siendo una experiencia impactante. Yo creo que el cine siempre genera cierta fascinación. No sabría decirte mucho más… no sé cuantos son los datos sobre el consumo de cine en los chicos, qué edades, ese tipo de estadísticas habría que mirarlas.
T.A. ¿Cómo percibís las consecuencias, en los espectadores niños y jóvenes, ante la casi única presencia de las películas norteamericanas en las salas, sobretodo en las vacaciones de invierno y verano, impidiendo la exhibición de películas infantiles nacionales?
S.C. Sí, que están muy poco tiempo. Y con los adultos pasa lo mismo. Esa es la dinámica internacional económica en el cine. Escuché varias veces el planteo que hacía Liliana Mazure sobre una legislación que establece que las películas nacionales van a estar más tiempo.
T.A. La regulación de la cuota de pantalla.
S.C. Exactamente, y que iban a incorporar otro tipo de películas internacionales, pero de menor tirada; aplicable no solo a lo nacional, sino también a películas latinoamericanas, que son equivalentes a las nacionales.
T.A. ¿Cómo consideras se debe apuntar a ese tipo de políticas?
S.C.-Me parece fundamental apuntar a éste tipo de políticas que vaya por lo menos pensando en cierto público y que en algún momento se pueda ir ampliando. Se ha hecho mucho en el campo de la literatura infantil con las ferias del libro y en el teatro infantil el cual tiene una larga experiencia de festivales. ¿Por qué no en el cine, si el cine tiene un atractivo particular? Por ejemplo, el hecho de instalar un par de salas en la ciudad que sean exclusivas para chicos permite activar una dinámica que, si el lugar no estuviera, no se activaría. Establecer el alcance que puedan tener estas políticas, es una cosa a explorar en el tiempo.
[1] El programa al que se refiere es Patito Feo. La chica es Vanesa, la madre de los hijos de Tevez (que salía con Brenda Asnicar, actriz que interpretaba a una adolescente concheta integrante del grupo “las divinas”, rivales de “las populares”). Está a partir del minuto 1:00. http://youtu.be/R7ofNdOjW98
Por Tamara Acorinti
Fuente: Observatorio Asociación de Productores de Cine para la Infancia
Más información: http://www.observatorioapci.com.ar/
T.A. ¿Qué factores incentivaron tu interés en la investigación sobre la construcción social de la infancia en la Argentina?
S.C. El interés surgió a partir de algunas lecturas iniciales que hice de trabajos sobre temas de la infancia, que en ese momento –a fines de los ’80- eran un poco difíciles de encontrar. Yo estaba inserta en una cátedra de Historia de la Educación Argentina y ahí surgió la posibilidad de perfilarlo como tema para una beca de investigación, que salió y empezó el recorrido.
T.A. ¿Es correcto inferir, desde tu perspectiva, que los medios construyen infancias obstruyendo el diálogo con ellas y adjudicándoles valores solo desde una visión adulta?
S.C. Me parece que, hay construcciones visuales, epistemológicas, sobre la infancia que los medios realizan cotidianamente. Hay ciertas representaciones sobre la infancia que los medios producen. Me parece que habría que ver en qué casos y en qué medida, los programas contemplan la voz de los niños; los relatos que ellos pueden hacer. Se da inclusive, a veces, en el tratamiento de ciertos temas que afectan a los niños (como la violencia escolar, el delito infantil o abuso, o cualquier problemática grave) que ellos son obviados como interlocutores. Entonces, ahí me parece que hay una veta interesante para explotar: ¿Cómo puedo introducir la voz del niño en los medios? y ¿Cómo contemplar a través de los medios los derechos del niño? Y, ¿Cómo la declaración Universal de los Derechos del Niño, que están establecidos internacionalmente, tiene que ser contemplada desde el punto de vista de los medios?
Infancia y procesos históricos en los 80, 90 y actualidad
T.A. En tu libro, La cuestión de la Infancia, sostenías que entre los ’80 y los ’90 se produce una mutación en la esfera sociopolítica, vinculado a un proceso de exclusión social, acompañado de un proceso de homogeneización cultural propio de nuestras sociedades globalizadas. En este marco, la infancia queda atravesada por la lógica del “niño consumidor” y el “niño de la calle”. ¿Podes explicar un poco esas nociones y qué dispositivos incidieron dentro de esa construcción social?
S.C. Me parece que ahí hay dos fenómenos:
El primero, que a partir de los años ’80 explota como fenómeno que es la presencia de chicos en la calle, que coincide con un proceso de empobrecimiento de la familia, de aparición de problemáticas nuevas –quizás un poco más tarde- ligadas con la drogadicción o el consumo de alcohol. Es decir, problemáticas que van generando procesos de expulsión de los chicos. También el aumento del desempleo, el desarmarse del núcleo familiar y del sostén que daba el padre o la madre, abre las puertas de la casa a la salida del pibe a la calle, a un aumento de la desprotección de los chicos. Entonces, la explosión de ese fenómeno hace que el tema de los niños de la calle sea un tema muy importante de las políticas sociales. Es un tema que empieza a estar en la agenda en los años ’80 y continúa en los ’90, con distintos tipos de alternativas de abordaje a ese problema.
En algunos casos, la propuesta es la judicialización o la inclusión a instituciones, en otros casos es un tipo de trabajo en la calle misma; lo que entonces se llamaban los “operadores de calle”. Ahí, me parece que empieza a estar el tema en los medios. Inclusive, si uno hace un recorrido periodístico, el tema de los niños de la calle es un tema constante en el ciclo democrático.
El otro fenómeno es, de que modo el crecimiento de los sistemas de medios, de la publicidad, de los multimedios, va instalando el aumento del mercado de productos para niños en el mundo. A nivel global, la difusión del consumo a través de los medios genera toda una explosión de productos de distinto tipos, que apuntan directamente al consumo infantil. Ya no es sólo el juguete, sino toda una batería de productos mucho más sofisticados, para todas las edades y clases sociales. Donde los medios cumplen un papel muy importante.
En su libro Viviana Minzi, analiza, como en un canal para chicos, aparece publicidad de productos, de juguetes, a intervalos constantes. Y los chicos están todo el tiempo hablando de esos productos, que se venden desde una estrategia muy específica, muy bien diseñada, de una manera rítmica, pensada para los chicos. Un subgénero, una subdimensión en su escala, no porque no haya habido consumo infantil en otras épocas sino que en su escala me parece que es un fenómeno cada vez más significativo porque modula la vida cotidiana y la relación entre padres e hijos.
T.A-¿Cómo sería eso?
S.C.: -Claro, me parece que la incidencia en el peso del consumo de ciertos productos aparece como demanda a los padres, más allá de las posibilidades económicas que tengan de acceder a esos productos. Hay una demanda infantil que uno puede registrar cuando va por la calle en cualquier circunstancia de la vida cotidiana. La idea de una demanda.
T.A-En el libro La memoria de la infancia tomas el tema del dispositivo de la memoria, las preguntas serían: ¿Qué imágenes construimos de nuestras infancias?, y ¿qué significa historizar la infancia a través de la memoria?
S.C.: -Ahí, la cuestión de la memoria de la infancia –que yo trabajo en uno de los capítulos- es un tema que surgió a partir de la invitación a un evento chiquito que se hizo en el instituto, donde yo trabajé Memoria y Experiencia Infantil. Me parecía que la memoria de la infancia era un tópico bastante interesante para indagar. Por eso el recorrido de distintos aportes teóricos que auxiliaron al tratamiento. La literatura –aunque también podríamos explorar otros géneros- tiene un material inagotable para explorar cómo se recuerda ese tiempo de la infancia. Entonces la literatura autobiográfica, más ficcionalizada o menos, me parece que es un material muy rico; porque recupera algo que tiende al olvido, a ser olvidado; recupera una sensibilidad infantil.
T.A ¿Cómo relacionás la recuperación de una sensibilidad infantil, con el hecho de que esos relatos son realizados por el adulto?
S.C. En realidad siempre el acceso a la memoria infantil es a través del adulto. A menos que uno accediera a cierto registro de la memoria, no sé, los diarios infantiles, un material escrito en su momento que puede darte un registro de la experiencia infantil. Quiero decir, utilizar como historiador el género diario íntimo, que es un género muy particular y de una determinada época.
T.A -¿Y la idea de historizar la infancia?
S.C.: -La idea de historizar la infancia es entender que la misma no es una categoría con un sentido unívoco. Digamos que hay una dimensión de espacio y tiempo que la atraviesa. Entonces, la idea de historizar implica un poco imitar al relato, reconstruir las condiciones de la experiencia infantil, no solo cómo fueron vividas, sino las condiciones epocales en que se desarrollan. Como esa experiencia histórica del crecimiento de un niño y de tránsito por un tiempo se producen, en qué condiciones materiales, simbólicas, afectivas, imaginarias.
Infancia y T.V
T.A. ¿Cuáles son desde tu mirada las representaciones sobre la infancia que se configuran a través los programas de TV dedicados a niños, niñas y adolescentes?
S.C. No he visto mucho últimamente. Me parece que en los ’90 hubo una especie de boom, de estetización de cierta imagen de niños y de los adolescentes en particular muy estereotipada, ligada a cierto sector social, la clase media en ascenso con cierta capacidad de consumo. Me parece que ahí hubo una construcción un poco complicada, sobre todo porque ese tipo de construcciones se difundió en una época con índices sociales bastante densos referidos al aumento de la pobreza.
Me estoy acordando del comentario que hizo la mujer de este jugador argentino que juega en Inglaterra.[1] Tevez fue al programa de Susana Gimenez, él había salido con una actriz que trabajaba en un programa para adolescentes, y ella dijo que no era tal tipo de adolescente, sino tal otro. O sea que esta chica dijo (siendo de Fuerte Apache,) que no era nerd, sino otra cosa. Me parece que ese tipo de dichos da indicios de la audiencia, esa audiencia conformada por jóvenes o niños de distintos sectores sociales. Se debería estudiar cómo se perciben y se leen este tipo de productos. Me parece que hay ahí investigaciones para hacer.
En el ejemplo que di se puede observar con qué se identificaba la chica, que no era de tal grupo de adolescentes, sino de tal otro. Por eso digo, teniendo en cuenta ese comentario suelto que yo escuché, pienso que las investigaciones sobre la recepción, son interesantes para explotar. Qué piensan los chicos cuando ven esos programas, creo que son conversaciones necesarias a tener con ellos.
T.A. Claro, vinculados a la instancia de la recepción concreta, la mirada de los chicos cuando ven de esos programas.
S.C.: -Así es, hay ciertos autores que tienen una especie de confianza en el papel activo del sujeto en el momento del consumo y de la recepción. Que se apropian de determinada manera. Entonces, explotar eso me parece un ejercicio que siempre está pendiente, en realidad siempre se suele analizar más la oferta, que el consumo.
T.A. ¿Cómo crees que la nueva Ley de Medios, implementada por el Gobierno Nacional, ayuda a desandar una configuración dominante que se fue construyendo a partir de los ’90, sobre la imagen del niño consumidor?
S.C. Me parece que hay una preocupación por los contenidos, la creación de canales como Paka-Paka y Encuentro dan cuenta de ello. Hay iniciativas de políticas bastante activas, en el sentido de meterse en un terreno que estaba librado al juego de mercado, a las ofertas existentes en los canales privados. Creo que ahí se establece como un parámetro de calidad que hay que ver qué efectos genera. Esto levanta la apuesta.
T.A. ¿Y para ver los efectos que genera es necesario hacer un análisis de la recepción de estos tipos de programas?
S.C. Si, indagar ¿Qué pasa con chicos cuando ven Paka-Paka?”. Hay ahí, investigaciones exploratorias a hacer. Porque también se da un consumo ya domesticado ligado a ciertos canales de dibujos animados, canales internacionales. Hay un hábitus adquirido en ese terreno que es complicado y cada vez más fuerte.
Y lo mismo pasa con los adultos. El acostumbramiento a ver programas tipo Tinelli genera una especie de acostumbramiento a ciertos programas más banales, en desmedro a la valorización de otros. El tema de la calidad estética es un tema importante a tener en cuenta.
T.A. ¿Y qué opinión te merece una señal como Paka-Paka, aunque algo de esto se desprende de lo dicho anteriormente. Me refiero a la posición política de recuperar imágenes más heterogéneas de la infancia.
S.C. Sí, Me parece que acá lo que también se pone en juego es poner en primer plano otro tipo de producciones internacionales (como por ejemplo las latinoamericanas) que muchas veces quedan en cuarto plano. Pero también la revalorización de la producción local. Me parece que en muchos programas hay un esfuerzo de experimentación bastante inicial de una producción propia. Hay ahí, una apuesta interesante para los productores que realizan productos para niños.
T.A. Hace un momento hablaste de contenidos de calidad. ¿Cómo definís ese concepto, “contenidos de calidad” en la programación de televisión dedicados a las audiencias infantiles?
S.C. De calidad estética, un producto que sea hecho por profesionales, a eso me refiero. Que pueda contemplar las cuestiones estéticas, también las de contenido… hay cierta banalidad en los contenidos. No hablo de que el programa sea para instruir, pero sí que la dimensión del contenido pueda ser pensada; planteándola con el formato que sea.
T.A. ¿Cómo sería eso?
S.C. Yo no soy especialista en televisión, pero te diría que si yo pienso un producto tengo que pensar sobre las dimensiones estéticas, tener hipótesis sobre su recepción, es decir: conocer ese niño al cual va dirigido. Muchas veces se piensan productos desconociendo al público que los va a consumir. Es decir, por ejemplo, tener idea que se trata de un chico de 8 años. Me parece que en algún momento hubo un trabajo bastante interdisciplinario en los ’70, entre psicoanalistas, gente de los medios, pedagogos. Digamos, recuperar ese tipo de experiencias de trabajo en equipo que permitan miradas complementarias. Yo no sé si eso se produce hoy.
Desde mi perspectiva, es fundamental en el proceso de escritura considerar al público al que van destinados los programas. En la escritura de un texto hay un momento en el que uno debe considerar al público, al lector, tener hipótesis sobre ese lector. Me parece que con los programas para chicos muchas veces se dan por sentado supuestos sobre la recepción de cualquier producto, sin considerar las características propias de las diferentes infancias. Entonces, es fundamental incorporar el conocimiento sobre el niño. Por eso me parece importante el trabajo interdisciplinario con maestros, pedagogos, psicólogos y distintos especialistas, que pueden dar elementos para establecer hipótesis sobre ese público.
T.A. Sí, también el tema del contenido de calidad apunta o abre una dinámica sobre cuál es la posición del adulto con respecto a la transmisión de valores hacia la infancia; lo que implica pensar qué rol debe cumplir la TV y de qué manera
S.C. Sí, porque siempre hay una decisión sobre los contenidos, velada o no. Siempre hay una decisión. Entonces, me parece que reparar sobre esta decisión es una cosa importante. Si yo quiero trabajar determinados valores como el de la solidaridad, el del juego, el de jugar con los compañeros, se puede pensar esa dimensión a través de deferentes procesos muy creativos.
Infancia y Cine
T.A. ¿Crees que el cine es una expresión artística importante y que a los chicos los enriquece gozar de los films en las salas hoy?
S.C. Me parece que sigue siendo una experiencia impactante. Yo creo que el cine siempre genera cierta fascinación. No sabría decirte mucho más… no sé cuantos son los datos sobre el consumo de cine en los chicos, qué edades, ese tipo de estadísticas habría que mirarlas.
T.A. ¿Cómo percibís las consecuencias, en los espectadores niños y jóvenes, ante la casi única presencia de las películas norteamericanas en las salas, sobretodo en las vacaciones de invierno y verano, impidiendo la exhibición de películas infantiles nacionales?
S.C. Sí, que están muy poco tiempo. Y con los adultos pasa lo mismo. Esa es la dinámica internacional económica en el cine. Escuché varias veces el planteo que hacía Liliana Mazure sobre una legislación que establece que las películas nacionales van a estar más tiempo.
T.A. La regulación de la cuota de pantalla.
S.C. Exactamente, y que iban a incorporar otro tipo de películas internacionales, pero de menor tirada; aplicable no solo a lo nacional, sino también a películas latinoamericanas, que son equivalentes a las nacionales.
T.A. ¿Cómo consideras se debe apuntar a ese tipo de políticas?
S.C.-Me parece fundamental apuntar a éste tipo de políticas que vaya por lo menos pensando en cierto público y que en algún momento se pueda ir ampliando. Se ha hecho mucho en el campo de la literatura infantil con las ferias del libro y en el teatro infantil el cual tiene una larga experiencia de festivales. ¿Por qué no en el cine, si el cine tiene un atractivo particular? Por ejemplo, el hecho de instalar un par de salas en la ciudad que sean exclusivas para chicos permite activar una dinámica que, si el lugar no estuviera, no se activaría. Establecer el alcance que puedan tener estas políticas, es una cosa a explorar en el tiempo.
[1] El programa al que se refiere es Patito Feo. La chica es Vanesa, la madre de los hijos de Tevez (que salía con Brenda Asnicar, actriz que interpretaba a una adolescente concheta integrante del grupo “las divinas”, rivales de “las populares”). Está a partir del minuto 1:00. http://youtu.be/R7ofNdOjW98
Por Tamara Acorinti
Fuente: Observatorio Asociación de Productores de Cine para la Infancia
Más información: http://www.observatorioapci.com.ar/
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