jueves

OSHO / LA SEMILLA DE MOSTAZA



Capítulo 21 (II)

Jesús dijo: "Dejen que aquél que busca, no cese de buscar hasta que encuentre".

La mente es letárgica, y cada vez que avanzas hacia arriba se hace más letárgica. Si vas hacia abajo tiene mucha energía, porque un movimiento hacia abajo no requiere esfuerzo. Es así como el agua cayendo de una catarata, cayendo hacia abajo, ningún esfuerzo es necesario. Para alcanzar el infierno no es necesario ningún esfuerzo, llegarás automáticamente, no hagas nada y llegarás. Tú ya estás fluyendo hacia abajo, más y más bajo, y el estado más bajo de tu mente es el infierno. No es algo fuera de ti, es el peldaño más bajo de tu escalera, donde toda la consciencia desaparece, te vuelves como un fenómeno vegetativo. Pero si comienzas a ir hacia arriba, más alto, entonces será necesario el esfuerzo, mucho esfuerzo será necesario. Eso es lo que Jesús dice:

"Dejen que aquél que busca, no cese de buscar hasta que encuentre".

Muchas veces vendrán momentos cuando la mente dirá: "¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás haciendo tanto esfuerzo? ¡Relájate, goza, descansa!". Y si escuchas a la mente serás empujado hacia atrás. ¡No escuches a la mente! El buscador debería persistir y continuar esforzándose hasta que encuentre.

Pero el dicho parece estar contra el Zen -tiene que ser entendido; no lo está- porque los Maestros Zen dicen: "Permanece sin ningún esfuerzo. No hagas ningún esfuerzo, de otro modo errarás. Un pequeño movimiento y ya habrás errado. Permanece en descanso, permanece totalmente relajado, en un estado de entrega, como que tú no eres, y lo lograrás". Ellos dicen: "Busca y errarás, no busques y encontrarás". Los dichos de Jesús parecen estar en contra; pero no lo están, porque en el estado en que estás, no puedes estar en un estado de entrega total. Aun si lo tratas, aun si te relajas, la actividad continúa.

El Zen no es para ti en el estado en que estás, Jesús sí es para ti en el estado en que estás. Y si sigues a Jesús, llegará un momento cuando el Zen será para ti. ¿Cuándo llegará ese momento? Cuando hayas agotado todo tu esfuerzo, cuando hayas hecho todo lo que pueda hacerse, cuando hayas llegado a tu último pico de esfuerzo. Ahora ya nada se puede hacer, ahora ya no hay nada más que hacer; si diste todo lo que podías, ahora nada queda guardado, toda tu energía se ha ido con el esfuerzo. ¡Y no es que ahora tú te detengas! sino que toda tu energía se ha ido con el esfuerzo, y entonces llega la detención, llega una relajación. Sucede por sí mismo, sucede una entrega, una rendición -tú no lo puedes hacer. Es como un hombre que ha estado corriendo, corriendo, y corriendo y entonces llega un momento cuando ya no puede correr. Aun si pones una bayoneta en su espalda y le dices: "¡Muévete!", el dice: "¡Imposible!".

Escuché la historia de un sapo: cayó en un hoyo en el camino fangoso de un pueblo. Cayó en el hoyo, pero no podía salir. Era tan difícil, trató y trató -¡y nada! Sus amigos trataron de ayudarlo, hicieron todo lo que pudieron, pero llegó la noche. Así que en un estado deprimido, frustrado, tuvieron que dejarlo a su suerte. Al día siguiente sus amigos estaban pensando que él ya habría muerto, porque estando en el camino, en un hoyo... Así que fueron a verlo, y lo encontraron saltando de aquí para allá y le preguntaron: "¿Qué sucedió? ¿Cómo pudiste salir del hoyo? ¡Parece imposible, un milagro! ¿Cómo sucedió?".

El sapo dijo: "¡Nada! ¡Vino un camión y yo tuve que salir, un camión estaba viniendo, y tuve que salir!".

Todo el esfuerzo no había sido aplicado cuando no había peligro. Si puedes ver la muerte, al camión llegando, pondrás todo el esfuerzo de tu ser, saldrás del hoyo. Has estado errando porque has estado reteniendo. Lo haces, meditas a medias; es un esfuerzo tibio, no puedes evaporarte por medio de él, porque hay una ley particular: se tiene que alcanzar cierto grado, sólo entonces sucede la evaporación. Haces esto y aquello, y sabes bien que estás dividido. A medias, nada puede suceder. El camión no ha llegado todavía, estás en el hoyo; la mitad de tu ser quiere salir, pero la otra mitad de tu ser no quiere salir. Quieres estar libre, pero el hoyo te da cierta protección también, y el hoyo también te da seguridad, parece un hogar -salir afuera parece ser demasiado esfuerzo.

Jesús dice: "Busca y busca hasta que encuentres". Continúa haciendo el esfuerzo, lleva el esfuerzo hasta un clímax, a un crescendo, entonces el Zen se hace aplicable. Si estudias Zen, al comienzo puedes ir en una dirección errada. Y eso es lo que está sucediendo en el Occidente, porque la gente del Occidente que ha escrito sobre el Zen no sabe qué esfuerzo ha estado haciendo la gente que practica el Zen (en el Oriente) antes de que pueda relajarse. Y atrae mucho a la mente perezosa, por eso es que hay tanta atracción por el Zen en el Occidente: no hagas nada -atrae, porque nada es necesario, ya estás listo. Atrae, pero no va a ser de ninguna ayuda.

Mucho tiene que hacerse antes de que llegues al punto desde donde la relajación sea posible. Y esa relajación no viene de ti, sucede: porque toda la energía ya ha sido usada, no queda nada que pueda estar intranquilo, desciende un descanso. Y el Zen está en lo cierto, porque sólo en ese descanso lo último puede ser revelado. Y Jesús está en lo cierto, ese descanso llega sólo cuando has puesto todas tus energías en el esfuerzo. Jesús es la primera parte y el Zen es la última parte del mismo proceso; el Zen es la conclusión, Jesús es el comienzo.

Y te sugeriría que Jesús es mejor para ti, porque todos ustedes son principiantes. El Zen puede darte una pista falsa, la atracción puede ser por motivos errados. Puedes comenzar a pensar que: "Nada tiene que hacerse, estoy bien tal como estoy". Tú no estás bien en el estado en que estás, de otro modo no habría problema. ¿Para qué tendrías que venir a mí? ¿Para qué buscar el Zen? ¿Para qué buscar a Jesús? Si estás verdaderamente bien, entonces no hay problema. ¿Entonces para qué buscar? ¿Entonces por qué desperdiciar tu tiempo buscando? Entonces todo es inútil si estás verdaderamente bien, entonces no es necesario el yoga para ti, ni el Tantra, ni ningún método. Pero ese no es el caso. En el estado en que estás, hay algo mal: no estás feliz, no estás en bienaventuranza, no estás extático; estás en un estado miserable, desgraciado, en una profunda angustia -tu ser está enfermo. No, no estás bien, todo está mal.

Escucha a Jesús: "Dejen que aquél que busca, no cese de buscar hasta que encuentre". Y sólo al final encontrarás que la gente del Zen está en lo cierto, porque cuando has hecho todo lo que se puede hacer, el esfuerzo desaparece, el estado de no esfuerzo viene a ti. En ese reposo, en esa tranquilidad donde no hay movimiento ni actividad, ni energía remanente para hacer nada, hay un samadhi, ahí está la última puerta, sucede siempre en un estado de no esfuerzo, pero el estado de no esfuerzo sucede a través de mucho esfuerzo.

"Busca y no ceses de buscar hasta que encuentres... y cuando encuentre, será perturbado..." Algo muy difícil.

"Y cuando encuentre, será perturbado, se maravillará, y reinará sobre todo".

¿Por qué, cuando encuentres, por qué serás perturbado? Serás perturbado, porque la cosa es muy grande. Es tan vasta, tan infinita, que cuando la encuentres por primera vez, estarás completamente perdido. Cuando por vez primera te hagas consciente de eso, será como si a un hombre que ha vivido toda su vida en una habitación oscura, en una celda oscura, se le lleva bajo cielo abierto, a la luz del sol. Será perturbado, sus ojos no serán capaces de abrirse, aun si abre los ojos, estará tan ofuscado que la luz le parecerá oscuridad.

El primer encuentro con lo divino es una crisis porque has vivido muchas, muchas vidas de un modo errado. Has vivido tantas vidas tan desgraciadamente que cuando sucede la bienaventuranza, no puedes creerlo, estarás perturbado. Nunca lo esperabas, nunca sabías lo que iba a suceder. Hablas sobre Dios -¿lo conoces? ¿Qué significa para ti? La palabra "Dios" no es Dios, las teorías sobre Dios no son Dios. Puedes saber la definición del diccionario, de las escrituras, pero realmente ¿qué quieres decir cuando dices: "Estoy buscando a Dios"?

Escuché una historia: Un pequeño niño estaba dibujando, pintando, y su madre le preguntó: "¿Qué estás haciendo?".

El niño estaba tan absorbido que le dijo: "Espera, no me molestes -estoy haciendo un retrato de Dios".

La madre dijo: "Pero nadie sabe cómo es Dios, nadie sabe dónde está Dios. ¿Cómo vas a hacer un retrato de él?".

El niño dijo: "No te preocupes". Cuando lo termine, ya sabrán cómo es Dios".

Y todo buscador está en esta situación: no sabes lo que estás buscando, no sabes cuál es la meta, no sabes hacia dónde estás yendo, por qué estás yendo. Hay un gran impulso, eso está bien: hay una sed profunda, eso está bien. Pero nunca has probado aquello para lo cual existe esta sed. Te mueves, andas a tientas -cuando repentinamente suceda, serás perturbado.

Esta frase demuestra que Jesús llegó a conocer. Un hombre que no ha llegado a conocer a Dios no puede escribir esta frase, un hombre que no haya conocido a Dios, no puede decir: "Cuando lo encuentres, serás perturbado". Diría: "Entonces serás bienaventurado, absolutamente bienaventurado".

La bienaventuranza llega, pero llega sólo cuando la crisis ha pasado. Es la catástrofe más grande que puedas encontrar -Dios- porque serás hecho añicos completamente, tú ya no estarás, serás empujado a un abismo sin fondo, llegarás a ser un cero, toda tu existencia desaparecerá como vapor. Repentinamente serás dispersado como una nube y surgirá el sol -la luz es demasiado y la verdad es demasiado. Y siempre has vivido en mentiras, toda tu vida ha sido una tela tejida de mentiras, más mentiras y más mentiras. Serás hecho añicos, completamente deshecho. Tú morirás y Dios surgirá. Cuando la verdad sea revelada, simplemente desaparecerás. Y Jesús está en lo cierto: serás perturbado.

Muchos han regresado desde este punto, muchos han escapado de esta situación. Y entonces nunca más regresan, les da miedo. Tengo la sensación de que la gente que es atea es gente que de algún modo en sus vidas pasadas ha llegado a esta situación, y se perturbaron tanto que cerraron sus ojos y escaparon. Y ahora no quieren estar en esta situación otra vez y la mejor manera es negando que haya Dios.

Son pequeños niños. Si le dices a un niño pequeño: "No comas dulces, no comas esto y el otro", y si lo fuerzas demasiado y lo asustas mucho, cada vez que coma dulces se enfermará, le dará diarrea y le vendrán muchos problemas. Entonces mira ese pequeño niño: si va al mercado cerrará sus ojos; cada vez que haya una posibilidad de alguna dulcería, cerrará sus ojos. Por el miedo lo está negando. Está diciendo: "No hay tienda, no hay nada", porque si hay, si los dulces están ahí, entonces será difícil no ser atraído de nuevo.

Los ateos son esa gente que, de algún modo, en sus vidas pasadas encontraron esta situación, y se asustaron tanto que ahora lo niegan, dicen que no hay Dios. Esta negación está basada en un miedo profundo. Es psicológica, no es filosófica.

Me he encontrado con muchos ateos, y cada vez que profundizo, siempre he encontrado que son la gente, que de alguna manera, se asustó tanto que ahora el miedo de la posibilidad los sobrecoge: si Dios existe, entonces de nuevo los atraerá; si Dios no existe, entonces de nuevo podrán ir de aquí a allá. "¡No! No hay Dios, no hay verdad, ni nada. Todo es mentira, y toda la vida es sólo un accidente". Entonces están tranquilos, entonces pueden evitar la catástrofe final.

Jesús está en lo cierto: "Y cuando encuentre, será perturbado..." Y ustedes también llegarán... Muchos de ustedes han llegado en alguna forma, no exactamente hasta el punto sobre el cual está hablando Jesús, sino cerca. Y han venido a mí y me han dicho: "Ahora es muy difícil, no puedo meditar, no quiero meditar. Un miedo me sobrecoge, y parece como si fuera a ser una muerte. Y vine a ti buscando vida, no muerte. Y tengo miedo, y hay ansiedad; cada vez que cierro mis ojos y entro en lo profundo, de pronto siento como si fuera a morir". Muchos de ustedes han venido y me han dicho esto. Eso es un buen signo, eso muestra que realmente están entrando en profundidad, eso muestra que la meditación está ocurriendo. No escapes de ahí, porque ahí está el tesoro del todo.

Sólo un poco más, y llegarás al punto donde serás perturbado, tan perturbado que todo tu ser estará en peligro -y hay muchas posibilidades de que puedas escapar. Si escapas, entonces por muchas vidas no serás capaz de tener el suficiente coraje para ir en esa dirección, simplemente evitarás esa dimensión. Cuando surjan problemas en tu ser interno, estate alerta. No trates de escapar.

La escuela a la que pertenecía Jesús, los Esenios, tienen una frase para ese estado perturbado. Lo llaman: "La noche oscura del alma". Todos tienen que pasar por eso. Sólo entonces viene la aurora, cuando has pasado la noche oscura del alma. Cuanto más oscura la noche, te deberías sentir más feliz. Porque pronto vendrá la aurora. Pronto, del útero de esta noche, nacerá un sol; pronto -no está muy lejos. Cuanto más oscura la noche, más se está acercando. No trates de escapar, porque toda mañana necesita una noche oscura como un útero. La noche oscura prepara el terreno para que la mañana pueda ser. Ese estado perturbado es el útero a través del cual la bienaventuranza suprema nacerá.

Jesús está en lo cierto -escúchalo y recuérdalo. Esto te va a llegar a ti, esto te va a suceder en cualquier día. Cuanto antes mejor. Siéntete bienaventurado cuando te sientas perturbado en tu ser, no por ninguna ansiedad de este mundo, sino por la ansiedad que viene cuando se alcanza la verdad, cuando estás cerca a ella.

La misma ansiedad también se siente cerca a una persona iluminada. Cada vez que vas donde él, cierto miedo te sobrecoge. Comienzas a temblar por dentro, encuentras razones para escapar, para no ir donde este hombre. Eres atraído, pero un miedo profundo racionaliza: cómo irse, cómo no venir donde este hombre. No estás tranquilo -no puedes estar con un Jesús, con un Buda. Y tienes que pasar a través de él, es parte del crecimiento.

"Y cuando encuentre, será perturbado...".

Y si no ha escapado, si no ha dado la espalda y corrido hacia el mundo, entonces: "... se maravillará...".

Entonces sentirá el misterium, lo misterioso. Entonces se reirá y sonreirá, porque de esa noche... ¡un hermoso amanecer! De un estado perturbado, de ese infierno, de ese temor y angustia, ¡tal bienaventuranza! De las espinas, tan hermosas flores.

Entonces: "... se maravillará, y reinará sobre todo".

Entonces él ya no es más un mendigo. Cuando desaparecen los deseos -y ellos desaparecen sólo cuando has logrado tu ser, porque todos los deseos son deseos básicamente para lograr el ser, la consciencia interna, lo más interno- cuando has logrado lo más interno, desaparecen los deseos, ya no eres más un mendigo. Te has vuelto un emperador, te has vuelto un rey "... y reinará sobre todo". Ahora toda esta existencia es su reino.

Y dijo: "Quien sea que encuentre la explicación de estas palabras no probará de la muerte".

"Quien sea que encuentre la explicación de estas palabras...". No la explicación en palabras, eso no ayudará. Eso te lo he explicado a ti; esto no te va a hacer inmortal. No, no la explicación en palabras -la explicación viviente, en una experiencia viva. Las palabras nunca explican, más bien al contrario, impiden la explicación. Sólo la experiencia puede explicar, sólo la experiencia puede ser la explicación. Y Jesús dice: "Quien sea que encuentre la explicación de estas palabras...". Eso es quien sea que encuentre la experiencia, quien sea que vaya a través de este estado perturbado -ansiedad, angustia, la noche espiritual- y quien se haya maravillado y llegue a ver el misterium, lo misterioso.

Hay dos palabras... Rudolf Otto, uno de los pensadores más profundos y agudos de esta época, ha escrito un libro muy profundo. El título del libro es La Idea de lo Sagrado. El usa dos palabras en ese libro: una es tremendum, otra es misterium. Cuando por primera vez llegas a este punto perturbador, toda la cosa es un fenómeno tremendo, es tremendum. Te pierdes en él, no puedes entender lo que está sucediendo: simplemente te vuelves loco, como si la mente no pudiera funcionar. Este es el último punto hasta el cual la mente puede funcionar. Ahora la mente tiene que ser dejada atrás. Sucede un tremendum -un terremoto, un terremoto interno, un volcán erupciona: todo lo del pasado se rompe y es arrojado y hecho añicos.

Si puedes pasar a través de este tremendum, entonces surge el misterium, lo misterioso. ¿Qué es lo misterioso? Lo misterioso es lo que no puede ser explicado en ninguna forma; lo misterioso es eso que es bienaventurado, bello, extático, pero que no puede ser resuelto. Es la fuente de la existencia -no puedes ir más allá de eso, no hay más allá. Puedes experimentarlo, pero no puedes analizarlo. Puedes conocerlo, pero no puedes convertirlo en conocimiento. Puedes sentirlo, pero no puedes crear ninguna teoría de él. De ahí que sea el misterium, el misterio último.

Y dijo: "Quien sea que encuentre la explicación de estas palabras no probará de la muerte".

Uno que haya probado el misterio final de la existencia no probará de la muerte; la muerte ya no existe para él. La muerte existe sólo por la mente, la muerte existe sólo por el ego, la muerte existe sólo porque estás identificado con el cuerpo. Si no estás identificado con el cuerpo, si no tienes un ego loco dentro de ti, si estás centrado en el ser, la muerte desaparece. La muerte está presente porque eres una mentira.

Si te vuelves verdadero, la muerte desaparece. No hay muerte para la verdad; es eterna, es vida eterna. Así que este es un círculo vicioso: porque eres mentira hay muerte, y por la muerte te da miedo, creas más mentiras en torno a ti para protegerte. Entonces te quedas atrapado en un círculo vicioso. Uno tiene que estar alerta y saltar fuera de él.

La muerte es un problema porque el ego existe. Y el ego es lo más falso posible, la cosa más ilusoria posible: no existe de por sí -tienes que mantenerlo de alguna forma, tiene que ser constantemente mantenido- no es un fenómeno real. Si lo dejas aun por veinticuatro horas, morirá. Veinticuatro horas es demasiado tiempo, veinticuatro minutos serán suficientes -aun veinticuatro segundos. Tienes que sentirlo continuamente, tienes que levantarlo, tienes que manipularlo, tienes que apoyarlo. Toda tu vida trabajas para él, para que el sueño de que eres alguien pueda ser mantenido. Y después en la muerte tiene que desaparecer. Entonces sientes el miedo: te vuelves inconsciente, vuelves a nacer en otro cuerpo en un estado inconsciente, y todo el círculo vicioso comienza de nuevo.

¡No seas una mentira! Comienza a dejar las mentiras, comienza a dejar las máscaras, sé un hombre auténtico. Y trata de ser lo que sea que eres, no trates de pretender lo que no eres, porque las pretensiones no te salvarán, son la misma carga que te va a ahogar. La verdad salva.

Jesús dijo: "La verdad libera, la verdad salva. La verdad se vuelve vida eterna".

Y dijo: "Quien sea que encuentre la explicación de estas palabras no probará de la muerte".

Y lo mismo te digo yo: si puedes probar tu ser, no probarás de la muerte. Si puedes conocer tu ser, nunca conocerás la muerte.

Y aquello que te puede salvar ya está aquí, pero es una semilla de mostaza. Ayúdala a crecer. Y la primera ayuda que puedes darle es ayudarla a morir. No te aferres a la semilla, porque la semilla es un puente, no es la meta. Ayúdala a morir, a disolverse, para que la vida interna escondida en ella sea liberada y la semilla se vuelva un gran árbol. La semilla es pequeña, pero el árbol será muy grande. Casi invisible es la semilla -¿y el árbol? El árbol se volverá una gran sombra. Millones de pájaros celestiales tomarán refugio en ese árbol.

La verdad no sólo te salva a ti, también salva a otros a través de ti. La verdad no sólo se vuelve una libertad para ti, se vuelve una puerta de libertad para otros también. Si te vuelves una luz, no sólo tu vida será iluminada -si te vuelves una luz, entonces te vuelves una luz para millones también; muchos pueden viajar y llegar a sus metas a través tuyo. Si te vuelves una luz, te vuelves un representante, te vuelves un Cristo.

No quiero que se vuelvan cristianos -eso es inútil, eso es una mentira. Quisiera que se vuelvan Cristos. Y pueden llegar a serlo, porque tienen la misma semilla.


El Autor



La mayoría de nosotros vivimos nuestras vidas en el mundo del tiempo, entre recuerdos del pasado y esperanzas del futuro. Sólo rara vez tocamos la dimensión intemporal del presente, en momentos de belleza repentina, o de peligro repentino, al encontrarnos con una persona amada o con la sorpresa de lo inesperado. Muy pocas personas salen del mundo del tiempo y de la mente, de sus ambiciones y de su competitividad, y se ponen a vivir en el mundo de lo intemporal. Y muy pocas de las que así lo hacen han intentado compartir su experiencia con los demás. La Tse, Gautama Buda, Bodhidharma… o, más recientemente, George Gurdjieff, Ramana Maharshi, J. Krishnamurti: sus contemporáneos los toman por excéntricos o por locos; después de su muerte, los llaman “filósofos”. Y con el tiempo se hacen legendarios: dejan de ser seres humanos de carne y hueso para convertirse quizás en representaciones mitológicas de nuestro deseo colectivo de desarrollarnos dejando atrás las cosas pequeñas y lo anecdótico, el absurdo de nuestras vidas diarias.

Osho ha descubierto la puerta que le ha dado acceso a vivir su vida en la dimensión intemporal del presente, ha dicho que es “un existencialista verdadero”, y ha dedicado su vida a incitar a los demás a que encuentren esta misma puerta, a que salgan de este mundo del pasado y del futuro y a que descubran por sí mismos el mundo de la eternidad.

Osho nació en Kuchwada, Madhya Pradesh, en la India, el 11 de diciembre de 1931. Desde su primera infancia, el suyo fue un espíritu rebelde e independiente que insistió en conocer la verdad por sí mismo en vez de adquirir el conocimiento y las creencias que le transmitían los demás.

Después de su iluminación a los veintiún años de edad,Osho terminó sus estudios académicos y pasó varios años enseñando filosofía en la Universidad de Jabalpur. Al mismo tiempo, viajaba por toda la India pronunciando conferencias, desafiando a los líderes religiosos a mantener debates públicos, discutiendo las creencias tradicionales y conociendo a personas de todas las clases sociales. Leía mucho, todo lo que llegaba a sus manos, para ampliar su comprensión de los sistemas de creencias y de la psicología del hombre contemporáneo. A finales de la década de los 60, Osho había empezado a desarrollar sus técnicas singulares de meditación dinámica. Dice que el hombre moderno está tan cargado de las tradiciones desfasadas del pasado y de las angustias de la vida moderna que debe pasar un proceso de limpieza profunda antes de tener la esperanza de descubrir el estado relajado, libre de pensamientos, de la meditación.

A lo largo de su labor, Osho ha hablado de casi todos los aspectos del desarrollo de la conciencia humana. Ha destilado la esencia de todo lo que es significativo para la búsqueda espiritual del hombre contemporáneo, sin basarse en el análisis intelectual sino en su propia experiencia vital.

No pertenece a ninguna tradición: “Soy el comienzo de una conciencia religiosa totalmente nueva”, dice. “Os ruego que no me conectéis con el pasado: ni siquiera vale la pena recordarlo”.

Sus charlas dirigidas a discípulos y a buscadores espirituales de todo el mundo se han publicado en más de seiscientos volúmenes y se han traducido a más de treinta idiomas. Y él dice: “Mi mensaje no es una doctrina, no es una filosofía. Mi mensaje es una cierta alquimia, una ciencia de la transformación, de modo que sólo los que están dispuestos a morir tal como son y a nacer de nuevo a algo tan nuevo que ahora ni siquiera se lo pueden imaginar… sólo esas pocas personas valientes estarán dispuestas a escuchar, porque escuchar será arriesgado.

“Al haber escuchado, habéis dado el primer paso hacia el renacer. De manera que esta filosofía no podéis echárosla por encima como un abrigo para presumir. No es una doctrina en la que podráis encontrar el consuelo ante las dudas que os atormenta. No, mi mensaje no es ninguna comunicación oral. Es algo mucho más arriesgado. Trata nada menos que de la muerte y del renacer”. Osho abandonó su cuerpo el 19 de enero de 1990. Su enorme comuna en la India sigue siendo el mayor centro de desarrollo espiritual del orbe y atrae a millares de visitantes de todo el mundo que acuden para participar en sus programas de meditación, de terapia, de trabajo con el cuerpo, o simplemente para conocer la experiencia de estar en un espacio búdico.

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