Capítulo 11 (2)
VIGESIMOSEGUNDA ENTREGA
Jesús dijo: "Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo". ¡Así que no seas tímido! Anda... que hay un hombre que tiene ojos -la gente es guiada porque tiene la necesidad de que la guíen. Si no puedes encontrar a un Buda o a un Jesús, aun así seguirás a alguien porque hay una gran necesidad de seguir. Hay una gran necesidad porque no sabes dónde ir, y alguien dice: "Yo sé" -¿entonces qué hacer? No hay Jesuses disponibles todos los días, los Budas no nacen todos los días. ¡Pero la necesidad está presente! Si no puedes conseguir la comida buena entonces comerás la comida mala, porque el hambre está presente todos los días. Porque es fácil encontrar un ciego porque tú eres ciego -comprendes el lenguaje. Es muy fácil seguir a un ciego porque ambos pertenecen al mismo mundo de la oscuridad, al mismo valle. Es mucho más fácil ser convencido por un ciego de que él es el maestro, que ser convencido por un hombre que no está ciego -porque el que no está ciego usa un lenguaje diferente, habla acerca de un mundo diferente; es tan extraño que no lo puedes entender. Es siempre fácil seguir a un maestro falso porque tú estás errado; hay algo similar entre tú y el maestro. Pero, "Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo". Sucedió que Mulla Nasruddin murió y sus dos discípulos cometieron suicidio -porque sin el maestro ¿qué podrían hacer? Los tres tocaron la puerta del otro mundo -Mulla adelante y los discípulos siguiendo- una hermosa puerta. Nasruddin dijo: "¡Miren! Esto es lo que les prometí -y siempre cumplo lo que prometo. ¡Hemos llegado al cielo!". Y entraron. El guía los llevó a un bello palacio y dijo: "Ahora van a vivir aquí eternamente, y cualquier cosa que necesiten simplemente díganmelo y sus deseos serán cumplidos inmediatamente". Mulla dijo: "¡Miren! Esto es lo que les prometí y he cumplido". Por siete días vivieron en delirio, porque cualquier cosa que querían, inmediatamente el deseo era satisfecho -cualquier cosa. Todos los deseos de millones de vidas fueron satisfechos en siete días, porque no había ningún esfuerzo en hacerlo, no se perdía tiempo. Pero en el séptimo día les entró una gran frustración, porque cuando lo consigues demasiado fácil no puedes disfrutarlo. Y cuando lo consigues tan inmediatamente, que no hay tiempo entre el deseo y su satisfacción, te llegas a hartar -por eso es que la gente rica está tan harta. Un hombre pobre puede tener un poco de danza en su vida, pero no un hombre rico. Mira a los reyes: están muertos, hartos de todo, porque todo está a su alcance. Tenerlo todo es un gran problema -mayor que la pobreza, mayor que la escasez. Al séptimo día ya estaban hartos porque ya habían gozado de las mujeres más bellas, del vino más costoso, de la mejor comida, de la ropa más cara -y vivieron como emperadores. Pero entonces ¿qué hacer? Al séptimo día Mulla le pidió al guía: "Nos gustaría mirar abajo, al mundo. Nos gustaría abrir una ventana para que podamos mirar la tierra". Pero el guía dijo: "¿Para qué?". Mulla dijo: "Sólo para recuperar nuestro interés, para recuperar nuestro deseo, será útil". Así que el guía abrió una puerta, miraron hacia abajo a la gente de la tierra, nos miraron -la gente luchando toda su vida sin conseguir mucho- recuperaron su hambre por contraste. Gozaron otros siete días de nuevo, pero de nuevo se hartaron. Ahora la misma medicina no tendrá efecto, tan solo mirar el mundo no será muy útil, se volvieron inmunes. Así que Mulla dijo: "Ahora tengo otro pedido ridículo: nos gustaría abrir una puerta al infierno, para que podamos mirar al infierno y recuperar nuestro gusto. Pero nos ha dado miedo -porque ¿qué vamos a hacer después de eso?". El guía se comenzó a reír y dijo: "¿Dónde creen que están?". ¡Estaban en el infierno! Si todos tus deseos son cumplidos estarás en el infierno, porque no conoces la bienaventuranza de estar sin deseos, conoces sólo la lucha. Por eso es que los poetas dicen que el placer está en la espera, no en el encuentro; el placer está en el deseo, no en su satisfacción. ¡Y están correctos acerca de ti! Cuando todo sea satisfecho ¿qué harás? Entonces llegarás a saber que estás en el infierno. Pero esto sucede si sigues a un hombre ciego: aun si llegas al cielo resultará siendo el infierno, porque la ceguera nunca puede llegar al cielo. Porque el cielo no es realmente un sitio adonde llegar, es un estado de consciencia; no es un lugar en la geografía, no es geográfico -es algo en ti. El infierno y el cielo, ambos existen en ti. Y si sigues a un ciego ¿cómo un ciego puede conducirte a las alturas? Te conducirá al valle. Pero hay una necesidad de ser guiado -estate consciente de esa necesidad. Quieres ser guiado porque entonces la responsabilidad recae en el otro. Es mejor tener un líder ciego que ninguno -éste es tu estado mental. De ahí que Jesús diga: "Ve y desde los techos de las casas dile a la gente ¡que el Maestro está aquí!". Jesús ha aparecido, y la oportunidad es rara, y existe toda posibilidad de que puedas perder la oportunidad. Corre y agarra a este hombre, porque son pocos los momentos ¡cuando la puerta al cielo se abre! Esos son los momentos cuando un hombre llega a la iluminación. Entonces él es una puerta: entonces puedes mirar a través de él y puedes realizar toda la verdad. Un Maestro no es hombre que te enseña, un Maestro es un hombre que te despierta. Un Maestro no es un hombre que tenga una información que darte, un Maestro es un hombre que te va a dar un vislumbre de tu propio ser. Pero esto se volvió problema: si Jesús hubiera permanecido en silencio, nadie lo hubiera crucificado. Y él tenía prisa y comenzó a movilizarse en el país hablándole a la gente. Eso creó un problema porque nadie lo entendía -todo el mundo lo malentendió. Esto va a ser así, porque son dos dimensiones diferentes... la comunicación es imposible. Él hablaba sobre el reino de Dios y la gente pensaba que estaba hablando sobre algún reino aquí. Él decía: "Yo soy el rey", y la gente pensaba que él iba a destronar al rey aquí. Él dijo: "Aquellos que son humildes heredarán la tierra", -él estaba hablando sobre otra cosa, y la gente pensó que estaba prometiendo a sus discípulos: "Ustedes heredarán la tierra". Entonces los políticos se llenaron de miedo, porque "reino", "rey", "heredarán la tierra", todos los términos son políticos. Los sacerdotes se llenaron de miedo porque todo lo que él decía parecía estar más allá de la ley. El amor está siempre más allá de la ley. El amor no puede seguir ninguna ley porque es una ley superior, la más alta. Cuando amas, todo está bien porque el amor no puede hacer nada mal. No hay ni normas ni reglas para eso; las normas y las reglas existen porque no puedes amar, porque eres incapaz de amar. Por eso es que hay tantas reglas -para que no puedas hacer daño a los demás, para que seas impedido de hacer daño a los demás. Pero cuando amas, ¿por qué harías daño a los demás? ¡Las reglas desaparecen! Y Jesús habló sobre la última ley, el amor. Entonces los sacerdotes se llenaron de miedo, entonces los jueces, los magistrados, el sistema legal, tuvo miedo de que él hiciera un caos, que creara una anarquía. Y fue crucificado porque se volvió un agitador. Esto no es necesario que suceda. Ha sucedido en el pasado -no tiene que suceder ahora, porque ahora, después de miles de años de experimentar Budas, Mahaviras, Zoroastros, Jesuses, Mahomas, ¡deberíamos habernos vuelto más alertas! ¡Pero no! Este es aun el caso -como si el hombre nunca aprendiera. Su estupidez parece ser extrema, final, y continúa racionalizando su estupidez. Fortifica su estupidez, su ignorancia, y quienquiera que venga a quitársela le parece como si fuera su enemigo. Los amigos parecen enemigos, los enemigos parecen amigos. Aquellos que verdaderamente pueden guiarte, te parece que te están guiando por el camino errado; aquellos que son ciegos, son tus líderes. Entiende primero tu necesidad de ser guiado. Es hermoso, porque muestra una búsqueda -pero no te apresures en seguir a cualquiera. ¿Cómo decidir? ¿Cuál es el criterio? Para el buscador ésta es una de las cosas más enigmáticas: ¿cómo decidir quién es Jesús y quién es un ciego? Tener absoluta certeza parece ser imposible, pero destellos de certeza son posibles. No puedes tener la absoluta certeza al comienzo, porque la propia naturaleza de la situación es tal: ¿cómo un ciego puede decidir que otro tiene ojos? La única decisión, la única certeza es posible cuando comience a ver. Entonces será capaz ¡pero entonces ya no habrá necesidad! Cuando te vuelves un Buda ya no hay necesidad de reconocer a un Buda; cuando eres como Jesús, no hay la necesidad de conocer a Jesús o de seguirlo. Esta es la paradoja. Estás ciego y tienes que escoger -¿cómo decidir? ¿Por las palabras? Entonces serás engañado, porque los escolásticos, los eruditos, los sacerdotes, ellos son muy hábiles con las palabras. Nadie los puede vencer, porque han estado en el negocio, han estado en el negocio desde mucho antes. Jesús parecería pobre de palabras -los altos sacerdotes de los judíos lo habrían vencido fácilmente. Eso no habría sido ningún problema. Kabir o Buda pueden ser vencidos fácilmente con argumentos, con lógica. No puedes juzgar por las palabras, serás engañado -no uses ese criterio. Un Jesús puede ser juzgado sólo por su ser: acércate a él -no trates de escuchar lo que está diciendo, trata de escuchar lo que él es. Esta es la clave: ¡simplemente estate cerca a él! Los hindúes lo han llamado satsang, estar simplemente cerca a la verdad. Sólo estate cerca -no escuches lo que esté diciendo, no te involucres intelectualmente- sólo escucha lo que él es. El ser vibra, el ser florece, el ser tiene una fragancia. Si puedes estar en silencio cerca a un Jesús comenzarás a escuchar su silencio. Y ese silencio te hará tan bienaventurado, y ese silencio te dará tanta plenitud, tan desbordante de amor y compasión -ese es el criterio. Si haces eso con un erudito, con un hombre de conocimientos, entonces te llenarás tan solo de desgracia -porque él es tan desgraciado como tú. Si escuchas sus palabras, parecerá muy grande. Si escuchas a su ser, a sus vibraciones, a su pulsación de vida, él es tan desgraciado como tú -tal vez más. Por eso es que se ha vuelto un hombre de palabras: para esconder su desgracia. Por eso es que él habla de teorías, de filosofías, de sistemas; por eso es que argumenta -porque no sabe. Un hombre que sabe realmente no argumenta, simplemente afirma, simplemente lo dice... Mira estos versículos de Jesús -él no está argumentando, no está dando ninguna razón, simplemente está haciendo afirmaciones, simples afirmaciones. "Una ciudad que es construida en una montaña alta, fortificada, no puede caer ni puede ser jamás escondida", -ningún argumento, sólo una simple afirmación de hechos. "Lo que escuches con tu oído y con el otro oído, aquello pregónalo desde los techos de las casas; porque nadie enciende una lámpara y la pone bajo un barril, ni tampoco la pone en un lugar escondido, sino que la instala en un poste para que todos los que vengan y los que vayan puedan ver su luz", -¡ningún argumento! Sin tratar de demostrar nada, simplemente haciendo una afirmación. Jesús dijo: "Si un ciego guía a otro ciego, ambos caen en el hoyo". ¡Simples afirmaciones de hechos¡ Estas palabras pueden ser usadas más hermosamente por un hombre con conocimientos; ahí serás engañado. Cuando estés en busca de un Maestro, escucha a su ser. Aprende el arte de escuchar a su ser; tan solo acércate a él, siéntelo -con el corazón. De pronto sentirás que estás cambiando porque él es una fuerza magnética. De pronto sentirás que algo está ocurriendo, un cambio profundo dentro de ti. Ya no eres el mismo, tu cuarto se llena de una luz desconocida -es como si hubieras dejado tu carga un momento, como si por medio de él tuvieras alas, puedes volar. Y esto es una experiencia. Sólo una persona verdadera, un hombre con ojos que pueda guiarte te dará esta experiencia. ¿A dónde te va a guiar? Te va a guiar hacia ti mismo. Un hombre con conocimientos siempre te conducirá hacia algún otro lugar, hacia un cielo en algún lugar en el espacio, hacia una meta en algún lugar en el futuro. Pero un hombre que ha logrado su ser, un Jesús, un Buda, no te guía a ningún otro lugar, sólo hacia tu ser- porque ahí está la meta. Tú eres el blanco, tú eres la meta. Y escucha con el corazón, satsang, ese es el criterio. Pero el caso es diferente: te han estado conduciendo por muchas vidas; y una y otra vez el líder ciego y tú, ambos han caído en el hoyo. El último aspecto sobre el hoyo: cada vez que Jesús dice: "Caen en el hoyo", el hoyo es el útero. Cada vez que un ciego te guía, ambos caen en el útero de nuevo -ese es el hoyo. Nacen de nuevo en la misma vida desgraciada, la misma angustia comienza en formas nuevas. Nada substancial cambia, la historia permanece igual; todo el asunto permanece igual, sólo las formas externas cambian. De nuevo estás en el infierno, de nuevo en la desgracia -el útero es el hoyo. Cuando un hombre que ha realizado su ser te guía, nunca caes en el hoyo. Entonces naces en otra dimensión, y en este mundo no vale la pena nacer de nuevo. Desapareces de aquí, apareces en alguna otra parte. Esa otra parte es Dios, esa otra parte es nirvana.
























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