por HUGO GIOVANETTI VIOLA
un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie televisiva que producirá elMontevideano / Laboratorio de Artes
TRIGÉSIMA ENTREGA
EPISODIO XXX
Dos ahorcamientos y un intento de suicidio entre garzas rosadas.
PRIMERA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Los negros y los libertos rodean la horca custodiados por soldados portugueses que los aíslan de la multitud que ya llena la plaza.
Aleijadinha (le murmura a Pandora cuando el gendarme aparece encapuchado a la usanza medieval con la perrita en brazos): Los Irmaos de la cofradía deberían de rezar un Pater Noster por el ánima del animal.
Yemanjá del Mar Dulce: ¿Vocé está maluca? O animal no se confiesa ni comulga. Para elha no hay Jesús. El verdugo le ata el cuello a Lola y la ceguera de la perra resplandece fluorescentemente frente la diversión y el horror y la piedad del público.
Pandora (señalando los chorretes que le viborean sobre la casaca militar al gendarme): Ese verdugo está llorando sangre.
Baltasar: Es que lo obligaron a sacrificar al can que lo acompaña en las guardias del Fijo. Después se oye la orden de destrabar la horca y el cuerpito marrón claro queda colgando espasmódicamente.
Aleijadinha: Ahora brilla como una cachorra.
Yemanjá del Mar Dulce: Se le está yendo la alma.
Pandora: Ya se volvió una estrella.
SEGUNDA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Artecona se abre paso entre la gente con el tricornio en la mano hasta encontrar a Juan Mendoza, Magdalena y Paloma.
Artecona: Os había perdido el rastro. ¿Viste qué precisión tiene el rollo? Está diseñado por un ingeniero militar enviado desde Río.
Juan Mendoza: Pues con qué generosa solicitud nos provee su Fidelísima Majestad pacificadora.
Magdalena (agarrándole un brazo a Artecona): Ya empezamos a gargarizar la bilis de la envidia.
Juan Mendoza: ¿Envidia a quién, mujer?
Paloma: A la perra, papá. Ya se liberó de todo.
Artecona (recogiendo a Paloma con el otro brazo): Me parece que mi consuegro necesita orar a solas. Vamos por una horchata.
Juan Mendoza (abanicándose con el tricornio después que queda solo): ¿Quién puede asegurar que el espíritu del hombre sube a las alturas de los cielos, y que el espíritu del animal baja a las profundidades de la tierra? Está escrito, consuegro. Y también está escrito: He podido ver también que en este mundo hay corrupción y maldad donde debiera haber justicia y rectitud. Por lo tanto digo que Dios juzgará al hombre honrado y al malvado, porque hay un momento para todo lo que ocurre y para todo lo que se hace.
Artecona (a Magdalena y a Paloma): Una horchata tempranera y al mediodía licores.
PRIMERA HISTORIA 2 / EXT. DÍA
Se oye el Pater Noster rezado en voz alta por la Hermandad de San José y Caridad, que precede la llegada del ajusticiado. Los esclavos apenas pueden distinguir a Pepe el Morro, que avanza engrillado y muy escoltado, mientras un sacerdote auxiliante le muestra un crucifijo.
Voz del pregón: Pena la vida al que pida gracia para el reo.
Aleijadinha (después que el negrazo es colocado en el banquillo del patíbulo): ¿Vocé coñece al Morro, diosiña?
Yemanjá del Mar Dulce: Nao coñece. Pero hallo que el cordel e muito corto.
Pandora: Eso es para que le quede la cabeza colgando sola. El cogote no va a aguantar tanto peso.
Baltasar: El molembo está llamando a la madre igual que un corderito, pero el verdugo sigue llorando sangre.
Pandora: Dicen que esta mañana lo vacunó el barbero. Tiene un tajo en la cara.
Aleijadinha: Olha que atrás de aquellos húsares te está haciendo señales Josef Artigas, conga.
Yemanjá del Mar Dulce: Pobresiño. Y le dio por saltar agitando un pacote.
Pandora: Eso es mensajería para mí. Y lo malo es que de aquí nos llevan custodiados hasta el Cabildo.
SEGUNDA HISTORIA 2 / EXT. DÍA
Después que la cabeza del ejecutado queda colgando desgajada del cuerpo se oyen las campanas anunciando la consumación del ahorcamiento, y los soldados portugueses guían a los esclavos y a los libertos hacia el Cabildo.
Magdalena (soltándole el brazo a Artecona): No entiendo por qué hay tanta gente que se apaúra viendo colgar la cabeza de un Cariote. Artecona (sin soltar a Paloma y sondeándole los pechos): Es que las damiselas tiernas no deberían ver esto. Paloma (canta con los ojos cerrados): And will a’ not come again? / And will a’ not come again? / No, no, he is dead. / Got to thy death-bed, / he never will come again. / His beard was as white as snow, / All flaxen was his poll; / He is gone, he is gone, / And we cast away moan; / God h’ mercy on his soul!
Artecona: Esta niña es un hada.
Magdalena: Os dejo, tortolicos. La mujer se abre paso radiantemente hasta la escalinata de la catedral, donde Porto fuma distanciado de un grupo de oficiales.
Magdalena (desentulándose el rostro pintarrajeado para señalar a su hija y al cabildante): Albricias, mariscal. Artecona pidió la mano de nuestra dulce Ofelia. Y ella, como buena bruja, le desgrana coplillas shakesperianas con pureza de hada. Aunque yo la conozco.
Porto: Pois yo nací conociéndola y no pienso juzgarla.
PRIMERA HISTORIA 3 / EXT. ATARDECER
Pandora y Pascualita, recién liberadas del encierro en la cárcel del Cabildo, llegan agitadísimas a la casa de Selva Primavera y Julia. Pandora (saludando apenas con una reverencia de la cabeza enturbantada): ¿Paloma no está aquí?
Selva Primavera: Nosotras oteamos todo desde la azotea y alcanzamos a verla entrar al piscolabis que se ofreció en el Cabildo.
Julia: Y del brazo de Artecona, que macaqueaba hecho unas pascuas.
Pandora: Sí. El cajetilla lagartoso vino a pedir anoche mismo para enlazarla y la familia accedió.
Selva Primavera: Y nos acaba de comentar el doctor Angelillo que cuando quedó colgando la testa de Pepe el Morro mi sobrina se puso a cantar unas coplas en inglés.
Julia: Es lo que canta Ofelia en Hamlet, madre. Ella se las conoce desde que éramos crías y hasta las encabalgó en una tonadilla de Blas Laserne.
Pascualita: Pues Paloma no está en la casa ni en el piscolabis.
Selva Primavera: Y nosotros vimos pasar a Porto caminando solo hasta el Fuerte. Lo arrastraba la murria.
Pandora: Ca, y yo debía entregarle a la niña una mensajería secreta del mariscal que recién me alcanzó Josef pero no fue posible. Esto huele a tragedia.
SEGUNDA HISTORIA 3 / INT. ATARDECER
Porto toma cognac directamente del pico de una botella en su habitación del Fuerte. Está tirado en la cama con el uniforme puesto aunque ya sin las botas, y contempla un retrato.
Porto (acercando la acuarela al resplandor flameante del candelabro): ¿Hay tanto viento o es que ya estoy briago, meu mulher? ¿Y por qué la Paloma Inmaculada vive adentro de isa putiña y me duele y me embruja y me congela o peito? Porto vuelve a besar la botella y murmura un Ave María.
Porto: Eu te juro, meu esposa, que nao tenho fome de elha. Y sin embargo sería capaz de fazerle un filho santo. Nao posso soportar que ese francmasón pestoso que finge su fe en Cristo emporque a la Palomita. Y elha aindamáis pasea de su brazo cantando. En ese momento se acercan dos soldados a la puerta de la habitación y al escuchar a Porto se miran con picardía.
Soldado 1 (murmura mientras golpea): Ele istá namoradísimo.
Soldado 2: ¿Pero de la sua mulher o de la garotiña?
Porto (abriendo con furia): ¿Qué aconteceú, carajo?
Soldado 1: La señorita Paloma Mendoza lo reclama en la rua, mariscal.
Porto (gritándole antes de cerrar con violencia): Pois dígale que el corazón del mariscal está lleno de nieve, soldado. Y no me jodan mais.
PRIMERA HISTORIA 4 / INT. ATARDECER
Josef entra corriendo desesperadamente al establo de los Mendoza y encuentra a Baltasar hablando con un caballo.
Baltasar (al tobiano): Y al final al verdugo lo autorizaron a llevar a Lola al cementerio nuevo.
Josef (despatarrándose arriba del heno): ¿Y Pandora?
Baltasar: ¿Qué pasó?
Josef: Unos marineros encontraron a la niña dejándose hundir en el Baño de los Padres, con el vestido más inflado que un huevo de gaviota.
Baltasar: ¿Y tragó mucho agua?
Josef: Dizque tragó hasta barro. Pero ya está coleando. Y se salvó por mirar un tole-tole de garzas rosadas que acudieron a pescarla.
Baltasar: ¿Vos ya la viste?
Josef: No. Se lo escuché contar a un farolero.
Baltasar (besando al caballo entre los ojos): Hay que ir a buscar volando a la patroncita y llevarla a la mansión de Selva Primavera, Pegaso.
Josef: Sí. Porque si la traen a esta casa se va a ahogar peor que Dios.
SEGUNDA HISTORIA 4 / INT. NOCHE
Paloma besa una copita de licor, tirita y la vuelve a poner en la mesa de luz de Selva Primavera. La muchacha todavía está más blanca que las sábanas y el toallón que le envuelve la cabeza.
Paloma: Esto también da asco.
Harley (que es el único acompañante de la muchacha): ¿Querés que te deje sola para que leas la carta?
Paloma: Hoy fui muy mala con Porto.
Harley: ¿Te dejo sola o no?
Paloma: Es que no quiero que me quieran, Edward.
Harley: Eso habría que explicárselo a las garzas rosadas.
Paloma: Me hiciste sonreír.
Harley: That is the question. Paloma: Fue muy triste jugar a ser Ofelia. Y cuando me agarró el primer marinero y supe que iba a seguir viviendo me dieron lástima hasta las luciérnagas de la bahía. Harley alarga el brazo y abre la mano sobre la cabeza de la muchacha hasta que ella se sacude como una perra para sacárselo de arriba.
























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