
por HUGO GIOVANETTI VIOLA
un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie televisiva que producirá elMontevideano / Laboratorio de Artes
VIGESIMOQUINTA ENTREGA
EPISODIO XXV
Cedulillas perfumadas y pedos de porotos.
PRIMERA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Porto llega a la casa de la suegra de Artigas y encuentra a Rafaela asomada al ventanuco, acariciando lomos invisibles.
Porto (que trae dos bolsitas): Buenos días, señora. Estoy buscando a vostro filio.
Rafaela: Josef le está peinando el corazón a la pandorga.
Porto: ¿En Las Bóvedas?
Rafaela: Pepe dice que las orugas con alas son más felices que los hombres sin fe.
Doña Pancha (grita sin llegar a asomarse): Salí de ahí, Rafaela.
En ese momento aparece corriendo Josef y Porto sonríe aliviado.
Porto (acercándosele para besarle la cabeza y murmurar): Caíste del cielo como una pandorga, rapaz. Te quisiera encargar un recado de rechupete.
Josef: Usía dirá.
Porto: Necesito que le entregues en secreto esta bolsiña roja a Pandora, la esclava de los Mendoza. Los rosquetes son pra vos.
Josef: Lo haré como un soldado.
SEGUNDA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Magdalena, completamente enlutada, espera la llegada de Artecona al Cabildo antes de que empiece la misa en la catedral.
Artecona (haciendo una pirueta para esquivar el barro): Maguita. Ahora sí salió el sol.
Magdalena: Un sol triste y sediento. ¿Me acompañáis a misa?
Artecona (que lleva peluca corta, la cara maquillada y un lunar pintado a la antigua usanza): Me pilláis arribando con retardo.
Magdalena: Pues explicadle a Pintos Araújo que esta dama que padece de indigencia amorosa necesita la consolación de un cabildante guapo.
Artecona (arreglándose el volado con voracidad lobuna): Dispensadme un instante.
Magdalena: Ya nos llaman las campanas.
Artecona entra al Cabildo y vuelve corriendo cuando suena la última campanada.
Artecona: Hoy me siento devoto.
Magdalena: Entonces dame el brazo y tuteame. Entre nosotros, claro. En el templo te voy a contrabandear un romance más dulce que el Cantar de los Cantares.
Artecona (en secreto): Estás más linda que el sol.
PRIMERA HISTORIA 2 / INT. DÍA
Pandora entra al establo con la bolsita roja que le entregó Josef y la huele con picardía delictiva.
Pandora: Ah, qué delicia. Este chocolate habla.
Después extiende la pañoleta sobre un poyo, desata el nudo de celofán amarillo que cierra el envoltorio grifado en Lisboa y va sacando bombones hasta encontrar una cedulilla con forma de corazón.
Pandora (lee mientras suena la voz en off de Porto): Inmaculada mía: mi único y más vivo desejo es el que te dignes a admitir estas palabriñas desmañadas por mi loco pulso, y feridas por todo el fogo de un corazón que verdaderamente muere. Lleguen si es posible a persuadirte de los santos sentimientos que me han inspirado, y no dudo te hagan participar de una adoración que no será feliz mientras no merezca la fe de teu olhar. Bastará darnos la mano en la iglesia para saberlo. Siendo floral, fulgente y dotada de todas aquellas prendas capaces de inspirar el arrodillamiento de cualquier arrogancia, ¿en qué podrá extrañar el que te pida que seas la Magdalena para este pobre maestro? Juntos nos salvaremos y resucitaremos. Sí: en você pongo toda la mi esperanza, y si los primeros galopes de esta pasión que supiste animar son de algún precio a teus mansas estrelhas, dígnate admitir mis votos, y asegurarás la dicha o el infortunio congelado de teu más atento S. S. Q. B. S. P. Mariscal Diogo Porto.
Pandora (levantando los ojos y frotándose las manos): Gracias, Exá. Gracias, virgo María. La venganza es una feixoada que se manduca fría.
Pandora reaparece con pluma, tinta, tijeras y una hoja del mismo papel que el de la cedulilla. Reproduce el mensaje, lo recorta en forma de corazón, rearma la bolsa dirigida a Paloma y ensobra la copia.
Pandora: Hoy doña Magdalena se va a poner más cachonda que si le hubiera escrito el marqués degenerado.
SEGUNDA HISTORIA 2 / INT. DÍA
Magdalena y Artecona cruzan la plaza de la verdura en dirección a la catedral saludando a los vecinos.
Artecona: ¿Ya seremos habladuría?
Magdalena: No. Esto es protocolar. Anteayer nos asesinaron a un amigo del alma en común, Manucho.
Artecona: Tú tendrías que decir un más que amigo.
Magdalena: Hala, bobalicón. Si querés ser mi palafrenero no te deslengües antes de que llegue el manjar.
Artecona: ¿Y dónde anda tu marido?
Magdalena: Estará roncando en el hostal con la barragana.
Artecona: Bueno, ¿y cuál es ese romance tan apetecible que me vas a entregar?
Magdalena: ¿Todavía no adivinaste?
Artecona (tropezándose con un cajón de fruta): No me digas que es el Bernardino de Saint-Pierre con doble fondo que le robaste a tu hija.
Magdalena (asomando apenas la lengua): La Biblia de Satanás.
PRIMERA HISTORIA 3 / INT. DÍA
Paloma lee junto con Pandora la cedulilla que venía escondida en el envoltorio de bombones y se abrazan bailando.
Paloma: Siento como si me hubiera escrito Jesús.
Pandora: Es un hombre muy bueno.
Paloma: Aunque quiera hacerme un hijo.
Pandora: ¿Y acaso no te salvaría que te echaran una leche como la de Jesús?
Paloma: Pero está un poco loco.
Pandora: ¿Tu madre ya habrá empezado a roncar la siesta del burro?
Paloma: Sí. Hoy fue a la misa que celebraban por el alma de Abreu.
Pandora: Entonces empaquetate que tenemos que ver enseguida a Yemanjá.
Paloma: ¿Y por qué hay que embrujar al mariscal? Pobrecillo.
Pandora: Ella te va a explicar.
Paloma se encierra a vestirse y Pandora va hasta el dormitorio de Magdalena, se saca del turbante la copia de la cedulilla y la pasa por abajo de la puerta.
SEGUNDA HISTORIA 3 / EXT. DÍA
Magdalena y Artecona salen de la catedral y el hombre estornuda dos narigadas de rapé.
Magdalena: Ah, qué distinto es el aroma del blanquillo sevillano que el que traen de La Habana.
Artecona: Y todavía no lo aspiraste con la cabellera esparcida en mi pecho.
Magdalena: Despacio por el muelle.
Artecona: ¿Y con quién piensan enlazar a la yegüita ahora que nos descogotaron al benémerito mariscal, que Dios tenga en la gloria?
Magdalena: ¿De verdad creés en Dios?
Artecona: Ca. Si existe, mejor.
Magdalena: Yo ya no quiero creer.
Artecona: El problema es la Iglesia. Esos evangelios chuscos escritos tanto tiempo después de la crucifixión por marranos que se contradicen como los cagatintas en un Juzgado.
Magdalena: ¿Y lo de María santísima?
Artecona (carcajeando): Sí. Violada por el Espíritu Santo.
PRIMERA HISTORIA 4 / INT. DÍA
Pandora y Paloma esperan que Juan Mendoza salga del hostal Las rosas y le golpean a Yemanjá del Mar Dulce.
Pandora: Perdoná que te amolemos tan temprano, maisiña. Pero el empoderado ya le escribió una cédula.
Yemanjá del Mar Dulce (bostezando y en bata): ¿Quer o filtro?
Paloma: Yo puedo embrujar sola al que se pinte, igual.
Yemanjá del Mar Dulce (casi gritando): Pero la que ahora embruja al empoderado es la pura y no la puta. ¿Quer o no quer o filtro?
Pandora: Esta es una niñata. Y pa pior se está emputando con el libro del marqués chancho.
Yemanjá del Mar Dulce: Fica cheia de gracia, menina. O vas a terminar tragando pedos de tiburón.
Pandora: ¿Escuchaste?
Yemanjá del Mar Dulce las deja esperando en la puerta y vuelve con un frasquito de perfume.
Yemanjá del Mar Dulce: Contestale como si fueras la virgo María, y rociás todo el borde de la hoja con isto. A un macho le costa muito cruzar el arcoiris.
SEGUNDA HISTORIA 4 / INT. DÍA
Pandora y Pascualita preparan el almuerzo en la cocina, dando pasos de candombe y chocándose las nalgas payasescamente.
Pandora (señalando hacia el patio, donde empiezan a resonar los aullidos de Magdalena que canta en su dormitorio La donna è mobile / qual piuma al vento): Ya picó la corvina negra. ¿Te acordás bien de todo?
Pascualita (terminando de comer un pedazo de pan con tuco): Mejor que el Calunga cangué eee lumba.
Magdalena (grita desde el primer piso): Pandora, ¿quién me trajo un recado esta mañana?
Pandora (asomándose al patio): Lo recibió Pascualita.
Pascualita (asomándose al lado de Pandora): Me lo entregó un soldado del ejército pacificador, señora.
Magdalena: ¿Y no te dijo más nada?
Pascualita: Dijo que traía una mensajería para la dulcísima Magdalena de un pobre maestro adorador.
Las esclavas vuelven a cocinar dando pasos de baile y Pandora se tira un pedo gigantesco.
Pandora: Qué cagalera triste que le va a traer al putón esta feixoada, calunguita.
un webguión seccionado en 40 episodios y escrito como base para una miniserie televisiva que producirá elMontevideano / Laboratorio de Artes
VIGESIMOQUINTA ENTREGA
EPISODIO XXV
Cedulillas perfumadas y pedos de porotos.
PRIMERA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Porto llega a la casa de la suegra de Artigas y encuentra a Rafaela asomada al ventanuco, acariciando lomos invisibles.
Porto (que trae dos bolsitas): Buenos días, señora. Estoy buscando a vostro filio.
Rafaela: Josef le está peinando el corazón a la pandorga.
Porto: ¿En Las Bóvedas?
Rafaela: Pepe dice que las orugas con alas son más felices que los hombres sin fe.
Doña Pancha (grita sin llegar a asomarse): Salí de ahí, Rafaela.
En ese momento aparece corriendo Josef y Porto sonríe aliviado.
Porto (acercándosele para besarle la cabeza y murmurar): Caíste del cielo como una pandorga, rapaz. Te quisiera encargar un recado de rechupete.
Josef: Usía dirá.
Porto: Necesito que le entregues en secreto esta bolsiña roja a Pandora, la esclava de los Mendoza. Los rosquetes son pra vos.
Josef: Lo haré como un soldado.
SEGUNDA HISTORIA 1 / EXT. DÍA
Magdalena, completamente enlutada, espera la llegada de Artecona al Cabildo antes de que empiece la misa en la catedral.
Artecona (haciendo una pirueta para esquivar el barro): Maguita. Ahora sí salió el sol.
Magdalena: Un sol triste y sediento. ¿Me acompañáis a misa?
Artecona (que lleva peluca corta, la cara maquillada y un lunar pintado a la antigua usanza): Me pilláis arribando con retardo.
Magdalena: Pues explicadle a Pintos Araújo que esta dama que padece de indigencia amorosa necesita la consolación de un cabildante guapo.
Artecona (arreglándose el volado con voracidad lobuna): Dispensadme un instante.
Magdalena: Ya nos llaman las campanas.
Artecona entra al Cabildo y vuelve corriendo cuando suena la última campanada.
Artecona: Hoy me siento devoto.
Magdalena: Entonces dame el brazo y tuteame. Entre nosotros, claro. En el templo te voy a contrabandear un romance más dulce que el Cantar de los Cantares.
Artecona (en secreto): Estás más linda que el sol.
PRIMERA HISTORIA 2 / INT. DÍA
Pandora entra al establo con la bolsita roja que le entregó Josef y la huele con picardía delictiva.
Pandora: Ah, qué delicia. Este chocolate habla.
Después extiende la pañoleta sobre un poyo, desata el nudo de celofán amarillo que cierra el envoltorio grifado en Lisboa y va sacando bombones hasta encontrar una cedulilla con forma de corazón.
Pandora (lee mientras suena la voz en off de Porto): Inmaculada mía: mi único y más vivo desejo es el que te dignes a admitir estas palabriñas desmañadas por mi loco pulso, y feridas por todo el fogo de un corazón que verdaderamente muere. Lleguen si es posible a persuadirte de los santos sentimientos que me han inspirado, y no dudo te hagan participar de una adoración que no será feliz mientras no merezca la fe de teu olhar. Bastará darnos la mano en la iglesia para saberlo. Siendo floral, fulgente y dotada de todas aquellas prendas capaces de inspirar el arrodillamiento de cualquier arrogancia, ¿en qué podrá extrañar el que te pida que seas la Magdalena para este pobre maestro? Juntos nos salvaremos y resucitaremos. Sí: en você pongo toda la mi esperanza, y si los primeros galopes de esta pasión que supiste animar son de algún precio a teus mansas estrelhas, dígnate admitir mis votos, y asegurarás la dicha o el infortunio congelado de teu más atento S. S. Q. B. S. P. Mariscal Diogo Porto.
Pandora (levantando los ojos y frotándose las manos): Gracias, Exá. Gracias, virgo María. La venganza es una feixoada que se manduca fría.
Pandora reaparece con pluma, tinta, tijeras y una hoja del mismo papel que el de la cedulilla. Reproduce el mensaje, lo recorta en forma de corazón, rearma la bolsa dirigida a Paloma y ensobra la copia.
Pandora: Hoy doña Magdalena se va a poner más cachonda que si le hubiera escrito el marqués degenerado.
SEGUNDA HISTORIA 2 / INT. DÍA
Magdalena y Artecona cruzan la plaza de la verdura en dirección a la catedral saludando a los vecinos.
Artecona: ¿Ya seremos habladuría?
Magdalena: No. Esto es protocolar. Anteayer nos asesinaron a un amigo del alma en común, Manucho.
Artecona: Tú tendrías que decir un más que amigo.
Magdalena: Hala, bobalicón. Si querés ser mi palafrenero no te deslengües antes de que llegue el manjar.
Artecona: ¿Y dónde anda tu marido?
Magdalena: Estará roncando en el hostal con la barragana.
Artecona: Bueno, ¿y cuál es ese romance tan apetecible que me vas a entregar?
Magdalena: ¿Todavía no adivinaste?
Artecona (tropezándose con un cajón de fruta): No me digas que es el Bernardino de Saint-Pierre con doble fondo que le robaste a tu hija.
Magdalena (asomando apenas la lengua): La Biblia de Satanás.
PRIMERA HISTORIA 3 / INT. DÍA
Paloma lee junto con Pandora la cedulilla que venía escondida en el envoltorio de bombones y se abrazan bailando.
Paloma: Siento como si me hubiera escrito Jesús.
Pandora: Es un hombre muy bueno.
Paloma: Aunque quiera hacerme un hijo.
Pandora: ¿Y acaso no te salvaría que te echaran una leche como la de Jesús?
Paloma: Pero está un poco loco.
Pandora: ¿Tu madre ya habrá empezado a roncar la siesta del burro?
Paloma: Sí. Hoy fue a la misa que celebraban por el alma de Abreu.
Pandora: Entonces empaquetate que tenemos que ver enseguida a Yemanjá.
Paloma: ¿Y por qué hay que embrujar al mariscal? Pobrecillo.
Pandora: Ella te va a explicar.
Paloma se encierra a vestirse y Pandora va hasta el dormitorio de Magdalena, se saca del turbante la copia de la cedulilla y la pasa por abajo de la puerta.
SEGUNDA HISTORIA 3 / EXT. DÍA
Magdalena y Artecona salen de la catedral y el hombre estornuda dos narigadas de rapé.
Magdalena: Ah, qué distinto es el aroma del blanquillo sevillano que el que traen de La Habana.
Artecona: Y todavía no lo aspiraste con la cabellera esparcida en mi pecho.
Magdalena: Despacio por el muelle.
Artecona: ¿Y con quién piensan enlazar a la yegüita ahora que nos descogotaron al benémerito mariscal, que Dios tenga en la gloria?
Magdalena: ¿De verdad creés en Dios?
Artecona: Ca. Si existe, mejor.
Magdalena: Yo ya no quiero creer.
Artecona: El problema es la Iglesia. Esos evangelios chuscos escritos tanto tiempo después de la crucifixión por marranos que se contradicen como los cagatintas en un Juzgado.
Magdalena: ¿Y lo de María santísima?
Artecona (carcajeando): Sí. Violada por el Espíritu Santo.
PRIMERA HISTORIA 4 / INT. DÍA
Pandora y Paloma esperan que Juan Mendoza salga del hostal Las rosas y le golpean a Yemanjá del Mar Dulce.
Pandora: Perdoná que te amolemos tan temprano, maisiña. Pero el empoderado ya le escribió una cédula.
Yemanjá del Mar Dulce (bostezando y en bata): ¿Quer o filtro?
Paloma: Yo puedo embrujar sola al que se pinte, igual.
Yemanjá del Mar Dulce (casi gritando): Pero la que ahora embruja al empoderado es la pura y no la puta. ¿Quer o no quer o filtro?
Pandora: Esta es una niñata. Y pa pior se está emputando con el libro del marqués chancho.
Yemanjá del Mar Dulce: Fica cheia de gracia, menina. O vas a terminar tragando pedos de tiburón.
Pandora: ¿Escuchaste?
Yemanjá del Mar Dulce las deja esperando en la puerta y vuelve con un frasquito de perfume.
Yemanjá del Mar Dulce: Contestale como si fueras la virgo María, y rociás todo el borde de la hoja con isto. A un macho le costa muito cruzar el arcoiris.
SEGUNDA HISTORIA 4 / INT. DÍA
Pandora y Pascualita preparan el almuerzo en la cocina, dando pasos de candombe y chocándose las nalgas payasescamente.
Pandora (señalando hacia el patio, donde empiezan a resonar los aullidos de Magdalena que canta en su dormitorio La donna è mobile / qual piuma al vento): Ya picó la corvina negra. ¿Te acordás bien de todo?
Pascualita (terminando de comer un pedazo de pan con tuco): Mejor que el Calunga cangué eee lumba.
Magdalena (grita desde el primer piso): Pandora, ¿quién me trajo un recado esta mañana?
Pandora (asomándose al patio): Lo recibió Pascualita.
Pascualita (asomándose al lado de Pandora): Me lo entregó un soldado del ejército pacificador, señora.
Magdalena: ¿Y no te dijo más nada?
Pascualita: Dijo que traía una mensajería para la dulcísima Magdalena de un pobre maestro adorador.
Las esclavas vuelven a cocinar dando pasos de baile y Pandora se tira un pedo gigantesco.
Pandora: Qué cagalera triste que le va a traer al putón esta feixoada, calunguita.
























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