“VER EL POTENCIAL CINEMATOGRÁFICO DE LA VIDA”
ALEJANDRA ALMIRÓN es egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación (UDELAR), donde se especializó en las áreas de Comunicación Educativa y Comunitaria, Publicidad y Lenguaje Audiovisual. Realizó asimismo estudios de Gestión Cultural, Asistencia en Dirección Cinematográfica, Fotografía, Relaciones Públicas, Locución y Periodismo.
Este año cursa la Maestría en Comunicación, Énfasis en Recepción y Cultura (UCUDAL).
En sus inicios se desempeñó como Colaboradora de la sección Cultura en el diario La Diaria y como Conductora y Productora Periodística en CX30 Radio Nacional, CX40 Radio Fénix, CX 46 Radio América y Uni Radio 89.1.
Ha participado en la realización de cortometajes documentales y de ficción, y programas para televisión con productoras independientes, desempeñandose como Asistente de Dirección, Cámara y Producción.
Es integrante activa de la Red de Circulación de Contenidos Audiovisuales (RED CCA) promovida por el Instituto del Cine y Audiovisual del Uruguay (ICAU) y de la Red Latinoamericana de Gestión Cultural.
A partir de 2010 integra el cuerpo docente de la Escuela de Cineastas del Uruguay.
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ALEJANDRA ALMIRÓN es egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación (UDELAR), donde se especializó en las áreas de Comunicación Educativa y Comunitaria, Publicidad y Lenguaje Audiovisual. Realizó asimismo estudios de Gestión Cultural, Asistencia en Dirección Cinematográfica, Fotografía, Relaciones Públicas, Locución y Periodismo.
Este año cursa la Maestría en Comunicación, Énfasis en Recepción y Cultura (UCUDAL).
En sus inicios se desempeñó como Colaboradora de la sección Cultura en el diario La Diaria y como Conductora y Productora Periodística en CX30 Radio Nacional, CX40 Radio Fénix, CX 46 Radio América y Uni Radio 89.1.
Ha participado en la realización de cortometajes documentales y de ficción, y programas para televisión con productoras independientes, desempeñandose como Asistente de Dirección, Cámara y Producción.
Es integrante activa de la Red de Circulación de Contenidos Audiovisuales (RED CCA) promovida por el Instituto del Cine y Audiovisual del Uruguay (ICAU) y de la Red Latinoamericana de Gestión Cultural.
A partir de 2010 integra el cuerpo docente de la Escuela de Cineastas del Uruguay.
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¿Cómo viviste tu proceso formativo en la Universidad de la República? ¿Existen diferencias sustanciales con la prospección de trabajo ofrecida por las instituciones privadas?
Abandonando la culpa y los prejuicios, reconozco que la educación privada se plantea como una alternativa a las instituciones públicas y una posible solución a los problemas que atraviesa nuestro sistema educativo, tales como el escaso presupuesto, la burocratización, el nivel bajo de algunos docentes.
No obstante, no existe un fundamento académico que permita hablar de que una opción es mejor que la otra; cualquier generalización es motivada por intereses del mercado.
Comúnmente se plantean discusiones sobre “Universidad Pública Vs Universidad Privada”, cuando en realidad no debería existir una rivalidad entre las universidades, sino que tienen que ser opciones distintas. La Universidad Privada tiende a definir su existencia según la demanda del mercado, generando acuerdos laborales con empresas que permiten una rápida inserción laboral de los alumnos. En cambio, la Universidad Pública forma profesionales abocados al desarrollo social, sin dejarse influenciar por el mercado.
De todas formas, cursen la universidad que cursen, nada garantiza que los egresados sean buenos profesionales, que tengan éxito en su carrera. Son muchos factores que inciden, además de la formación: el desenvolvimiento a la hora de salir a buscar trabajo, la calidad humana, capacidad de autonomía y organización, los valores adquiridos.
Afortunadamente, el sistema educativo ha ido mejorando en los últimos tiempos, generando una oferta mayor y más variada. Por ejemplo, en lo referente a la formación en Audiovisual, la Universidad de la República este año inauguró la Licenciatura en Lenguaje y Medios Audiovisuales, que se suma a la formación que ofrece la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación. También es cada vez mayor la oferta de aquellas Instituciones privadas que ofrecen formación terciaria y técnica, con cursos cortos que tienden a complementar la educación universitaria.
Es un proceso de mejora constante, y siempre es bueno tener más de una opción. En algunos casos, la elección será más práctica, y en otros, ideológica, pero creo que a la hora de elegir una u otra institución, hay que pensarse a uno mismo en ella.
En diciembre de 2010 se estrenó en el Salón Lumière de la Escuela de Cineastas del Uruguay un documental realizado por una de tus alumnas. ¿Cuáles son los objetivos de recuperación estética de la memoria colectiva planteados en tus cursos?
Como digo a mis alumnos, los géneros cinematográficos no son categorías puras, existen hibrideces, y el documental no es una excepción. Existen diversas maneras de hacer un documental, algunas más aceptadas que otras, tal es el caso del Documental de Animación o del Docu-ficción, muy resistidos en la sociedad contemporánea.
Pero más allá de eso, el cine es arte, y como tal es libre, y su significado último siempre dependerá del espectador y el sentido que éste le de a las imágenes. Por ello, propongo explorar los límites y las posibilidades de la imagen pura, revitalizado una “austeridad expresiva”, es decir, la captación de la realidad sin el uso de recursos narrativos extradiegéticos o propios de los géneros de ficción, para que sea el espectador quien dote de significados y valores a lo que ve.
Si bien fomento la creatividad y la experimentación visual y sonora, creo que si logramos captar la realidad con imaginación, pero sin intervenirla, podemos tener una riqueza comunicativa incomparable. De todas formas, el ojo nunca es inocente; en ese “pacto de veracidad” que se da entre el espectador y el autor hay un compromiso social que implica aceptar esa representación de la realidad como verosímil, independientemente de los recursos estéticos.
Aún así, estoy convencida de que es en la sutilidad de mostrar la realidad sin artificios donde se puede ver el potencial cinematográfico de la vida.
Existe una polémica constante acerca de la forma en que los noticieros televisivos opacan semióticamente los sucesos cotidianos al serializar casi como un entertaining morboso lo que tendría que conmovernos objetivamente. ¿Qué pensás al respecto?
El tratamiento de las noticias televisivas es un debate continuo, que ha llevado a autores como Baudrillard, García Canclini, Bordieu y tantos otros, a centrar sus estudios en la Comunicación de Masas, justamente en el análisis de los discursos informativos desde la perspectiva del espectáculo y el entretenimiento.
En lo personal, es un tema que me interesa mucho y que me motivó a cursar la Maestría en Comunicación con Énfasis en Recepción y Cultura. Hoy en día los informativos recurren cada vez más a una “dramatización narrativa”, contando los hechos de manera ficcionada, con un planteamiento, nudo y desenlace, con protagonistas, antagonistas, e imágenes morbosas que buscan impactar y generar emociones en el espectador, y que “obturan” la racionalización.
Esa “espectacularización” de la realidad tiene un trasfondo cultural muy grande que no solo responde a la búsqueda de una mayor audiencia, sino también a cuestiones ideológicas y partidarias. No debemos olvidar que los informativos son la “columna vertebral” de los canales de televisión, y es a través de ellos que se llega a la población; son un sistema de referencia constante de la realidad, la cual, por tanto, está claramente mediatizada a favor de las ideologías que controlan los medios.
Si bien nunca me gustó del todo Umberto Eco, hace unos años publicó un artículo que me pareció muy acertado llamado ¿El público perjudica a la televisión? en el cual plantea que los medios de comunicación se han ido adaptando a un tipo de espectador más elemental y banal. Siguiendo este planteo de Eco, el nivel cultural de la población se relaciona directamente a los contenidos cada vez más sensacionalistas. Por lo tanto, parecería necesaria una alfabetización de la población que fomente la crítica y la exigencia de una televisión objetiva que no siga los estándares impuestos por la globalización.
Ese podría ser un camino a seguir. Pero creo que lo fundamental es que los profesionales de la comunicación hagamos una revisión profunda de la situación de los medios de comunicación en general y de cómo contrarrestar los efectos de la globalización para no caer en un empobrecimiento cultural.
¿Qué te interesaría ahondar en la producción radial, que también transitaste, para que se produzca el clic de la comunicación enriquecedora y no pasatista?
Actualmente sigo vinculada al medio, dictando Talleres de Radio y de Producción Periodística para niños, adolescentes y adultos, y lo que trato siempre de transmitir es la importancia y necesidad de la investigación, el desarrollo de la creatividad y la elaboración de contenidos de calidad.
La radio es un medio que ofrece un sin fin de posibilidades técnicas y comunicativas, desde generar placer y entretenimiento en el oyente, hasta contribuir al desarrollo de su imaginación.
Sin embargo la radio actual atraviesa una pobreza expresiva, y una limitada capacidad de comunicación. Podemos comprobar que el lenguaje radiofónico está siendo degradado, y los géneros y formatos han quedado reducidos a una oferta homogénea de bajos costos de producción. Hay un estancamiento comunicativo de la radio, una falta de rigor y creatividad que se está generalizando y alejando cada vez más a la escasa audiencia infantil y juvenil que no encuentra una radio que los estimule.
Nuestra sociedad, dinámica y vertiginosa con gustos e intereses cambiantes y muy distintos, necesita una radio ágil pueda acompañar ese dinamismo y responder a las necesidades comunicativas. Más que nunca la enseñanza y formación debe tener presente estas necesidades y brindar el conocimiento teórico y la formación práctica para formar profesionales que aporten ideas innovadoras, versátiles y de calidad. Profesionales que reivindiquen aquellos géneros olvidados, aquellos formatos en desuso, y que fomenten la reflexión inherente a todo proceso creativo, manipulando adecuadamente los recursos expresivos.
Es un proceso de mejora constante, y siempre es bueno tener más de una opción. En algunos casos, la elección será más práctica, y en otros, ideológica, pero creo que a la hora de elegir una u otra institución, hay que pensarse a uno mismo en ella.
En diciembre de 2010 se estrenó en el Salón Lumière de la Escuela de Cineastas del Uruguay un documental realizado por una de tus alumnas. ¿Cuáles son los objetivos de recuperación estética de la memoria colectiva planteados en tus cursos?
Como digo a mis alumnos, los géneros cinematográficos no son categorías puras, existen hibrideces, y el documental no es una excepción. Existen diversas maneras de hacer un documental, algunas más aceptadas que otras, tal es el caso del Documental de Animación o del Docu-ficción, muy resistidos en la sociedad contemporánea.
Pero más allá de eso, el cine es arte, y como tal es libre, y su significado último siempre dependerá del espectador y el sentido que éste le de a las imágenes. Por ello, propongo explorar los límites y las posibilidades de la imagen pura, revitalizado una “austeridad expresiva”, es decir, la captación de la realidad sin el uso de recursos narrativos extradiegéticos o propios de los géneros de ficción, para que sea el espectador quien dote de significados y valores a lo que ve.
Si bien fomento la creatividad y la experimentación visual y sonora, creo que si logramos captar la realidad con imaginación, pero sin intervenirla, podemos tener una riqueza comunicativa incomparable. De todas formas, el ojo nunca es inocente; en ese “pacto de veracidad” que se da entre el espectador y el autor hay un compromiso social que implica aceptar esa representación de la realidad como verosímil, independientemente de los recursos estéticos.
Aún así, estoy convencida de que es en la sutilidad de mostrar la realidad sin artificios donde se puede ver el potencial cinematográfico de la vida.
Existe una polémica constante acerca de la forma en que los noticieros televisivos opacan semióticamente los sucesos cotidianos al serializar casi como un entertaining morboso lo que tendría que conmovernos objetivamente. ¿Qué pensás al respecto?
El tratamiento de las noticias televisivas es un debate continuo, que ha llevado a autores como Baudrillard, García Canclini, Bordieu y tantos otros, a centrar sus estudios en la Comunicación de Masas, justamente en el análisis de los discursos informativos desde la perspectiva del espectáculo y el entretenimiento.
En lo personal, es un tema que me interesa mucho y que me motivó a cursar la Maestría en Comunicación con Énfasis en Recepción y Cultura. Hoy en día los informativos recurren cada vez más a una “dramatización narrativa”, contando los hechos de manera ficcionada, con un planteamiento, nudo y desenlace, con protagonistas, antagonistas, e imágenes morbosas que buscan impactar y generar emociones en el espectador, y que “obturan” la racionalización.
Esa “espectacularización” de la realidad tiene un trasfondo cultural muy grande que no solo responde a la búsqueda de una mayor audiencia, sino también a cuestiones ideológicas y partidarias. No debemos olvidar que los informativos son la “columna vertebral” de los canales de televisión, y es a través de ellos que se llega a la población; son un sistema de referencia constante de la realidad, la cual, por tanto, está claramente mediatizada a favor de las ideologías que controlan los medios.
Si bien nunca me gustó del todo Umberto Eco, hace unos años publicó un artículo que me pareció muy acertado llamado ¿El público perjudica a la televisión? en el cual plantea que los medios de comunicación se han ido adaptando a un tipo de espectador más elemental y banal. Siguiendo este planteo de Eco, el nivel cultural de la población se relaciona directamente a los contenidos cada vez más sensacionalistas. Por lo tanto, parecería necesaria una alfabetización de la población que fomente la crítica y la exigencia de una televisión objetiva que no siga los estándares impuestos por la globalización.
Ese podría ser un camino a seguir. Pero creo que lo fundamental es que los profesionales de la comunicación hagamos una revisión profunda de la situación de los medios de comunicación en general y de cómo contrarrestar los efectos de la globalización para no caer en un empobrecimiento cultural.
¿Qué te interesaría ahondar en la producción radial, que también transitaste, para que se produzca el clic de la comunicación enriquecedora y no pasatista?
Actualmente sigo vinculada al medio, dictando Talleres de Radio y de Producción Periodística para niños, adolescentes y adultos, y lo que trato siempre de transmitir es la importancia y necesidad de la investigación, el desarrollo de la creatividad y la elaboración de contenidos de calidad.
La radio es un medio que ofrece un sin fin de posibilidades técnicas y comunicativas, desde generar placer y entretenimiento en el oyente, hasta contribuir al desarrollo de su imaginación.
Sin embargo la radio actual atraviesa una pobreza expresiva, y una limitada capacidad de comunicación. Podemos comprobar que el lenguaje radiofónico está siendo degradado, y los géneros y formatos han quedado reducidos a una oferta homogénea de bajos costos de producción. Hay un estancamiento comunicativo de la radio, una falta de rigor y creatividad que se está generalizando y alejando cada vez más a la escasa audiencia infantil y juvenil que no encuentra una radio que los estimule.
Nuestra sociedad, dinámica y vertiginosa con gustos e intereses cambiantes y muy distintos, necesita una radio ágil pueda acompañar ese dinamismo y responder a las necesidades comunicativas. Más que nunca la enseñanza y formación debe tener presente estas necesidades y brindar el conocimiento teórico y la formación práctica para formar profesionales que aporten ideas innovadoras, versátiles y de calidad. Profesionales que reivindiquen aquellos géneros olvidados, aquellos formatos en desuso, y que fomenten la reflexión inherente a todo proceso creativo, manipulando adecuadamente los recursos expresivos.
Un factor importante es el desarrollo tecnológico, al servicio de la creatividad, que permite la existencia de la radio por Internet, ampliando las oportunidades y obligando a replantear el quehacer de la producción radiofónica.
En definitiva, es necesario seguir ahondando en las posibilidades creativas de la radio y revivirla.
En definitiva, es necesario seguir ahondando en las posibilidades creativas de la radio y revivirla.
























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