domingo

BEATRIZ BAYCE

“SUSANA SOCA DABAS VUELTAS DE CARNERO EN LOS SILLONES MIENTRAS HUGO BALZO TOCABA BACH”

Beatriz García-Lagos de Bayce (Uruguay, 1918) inició sus estudios cursando Antropología con Darcy Ribeiro en la Facultad de Humanidades.

En 1966 escribió un libro sobre Pierre Teilhard de Chardin y dictó doce conferencias al respecto en Buenos Aires y en Montevideo, además de colaborar en la revista Estudios de UCUDAL.

En 1974 recibió la Licenciatura en Teología en el Instituto de Teología, y en 1982 asistió al Coloquio organizado en Clermont-Férrand, Francia, organizado a propósito de Teilhard de
Chardin.

En 1987 publica Mito y sueño en la narrativa de Onetti (Arca, 1987, primera edición web elMontevideano / Laboratorio de Artes, 2011), que al año siguiente obtiene el Premio Anual de Ensayo otorgado por el MEC.

En 2001 recibe la Maestría en Teología otorgada por el Instituto de Teología del Uruguay con mención especial para su Tesis. Este título ha sido homologado por la Pontificia Universidad Católica de Roma.

La multifacética ensayista uruguaya nos honra permitiendo adjuntar a esta entrevista la fotografía de una carta hasta ahora inédita que le enviara Juan Carlos Onetti -el frecuentemente rabioso renegador público de las interpretaciones paraliterarias realizadas sobre su obra- en ocasión de la aparición de Mito y sueño en la narrativa de Onetti.

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Tu ensayo Mito y sueño en la narrativa de Onetti recorre los textos del maestro a la luz de una “nueva hermenéutica” que nos revela las diversas tendencias del pensamiento moderno que subyacen bajo la apariencia de un juego de invención y fantasía, según informa la contraportada del libro. ¿Cómo fuiste arribando a esa concepción multidisplinaria y por qué te interesó tan especialmente el demiurgo de Santa María?

Siempre me interesaron la Filosofía y la Teología, que formalicé en Licenciatura y Maestría. Después fue algo de Antropología. Luego, a propósito de mi trabajo sobre Teilhard, estudié cibernética, teoría de la información y algo de paleontología.

Para escribir sobre Onetti, sumé teorías de la interpretación literaria hermenéuticas y semiológicas. La síntesis multidisciplinaria se fue construyendo y madurando sola.

El demiurgo de Santa María me interesó por su creatividad positiva, que soñando, viendo, generaba realidad.

¿En qué medida incide tu formación teológica en esta concepción multidisciplinaria?

En nada.

Esa impronta de teológa te hizo abordar extensamente la obra de Pierre Teilhard de Chardin. ¿Cómo valorás la vigencia de su pensamiento en esta nueva era?

Su vigencia, aún más allá de sus descubrimientos científicos ya sobrepasados, está en su mística, que conoce a Dios a través del mundo, a diferencia de la mística clásica que se acercaba a Dios apartándose del mundo.

¿Cómo recordás a Susana Soca? ¿Cómo la retratarías?

Era mayor que yo, amiga de mi hermana mayor Amelita, con quien iba a conversar a casa de mis padres. Siempre me impresionaron su palidez de rostro y su preocupación por encontrar las palabras justas.

Años después nos invitaba, a mi marido Julio Bayce y a mí, a las reuniones casi semanales que hacía con motivo de las entregas de La Licorne, en el gran sótano arreglado para eventos que tenía en la mansión de su madre en la calle San José.

Era a la vez, muy entusiasta -daba vueltas de carnero en los sillones mientras Hugo Balzo tocaba Bach- y muy racional; tenía una preocupación muy grande por actualizarse en temas filosóficos, en comparación con el privilegio por las artes y letras que prevalecía en ese entonces en los ambientes intelectuales.

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