VIGESIMOTERCERA ENTREGA
CAPÍTULO OCTAVO (II)
21
Yo soy el Minotauro de los filósofos de mi tiempo. Nunca me conquistará ningún atolondrado Teseo. Para asegurarme, he tomado la precaución de hacer de Ariadna (1) mi prisionera privada.
22
Parecería que Dios ha creado todo el mundo visible, excepto el dolor, mediante el cual el mundo se ha hecho visible. El hombre ha creado la buena educación. Pero, ¿para qué sirve esto si Dios no ha podido crear buenos hombres?
23
No importa cuán limitada sea su visión, todo filósofo llega por lo menos una vez en su vida a la siguiente encrucijada: optar entre el plan en que ha de vivir y aquel según el cual le gustaría interpretar al mundo. Esto lo enfrenta a una serie de problemas fuera de cátedra, que lo persiguen a lo largo de toda su vida pública de maestro.
24
Si no podéis leer a Platón por el simple placer de hacerlo, leedlo para aprender la lección que grita entre líneas de cada diálogo: Sólo hay un mundo, el mundo de la experiencia humana.
25
Sufrimos las angustias del hambre para tener la satisfacción ulterior de observar que seguimos siendo los mismos, deseamos más de lo que podemos tener o gozar, solamente para que se nos haga posible aceptar, aunque sea parte de lo que vemos, y de esta manera esperamos del cielo no haber desatinado nuestro pasado.
26
La pasión es la identificación de la esperanza como vehículo hacia el futuro. La pasión es la única protección que tenemos contra la extraordinaria vanidad de nuestros deseos.
27
El mundo es tan mío como el bizco que toma una posición tan firme cerca de la puerta que parece bloquear eternamente mi fuga de estos confines.
28
El saber deriva primeramente del vivir. En segundo lugar de la investigación sobre las conclusiones a las que llegaron los que vivieron antes que nosotros. Una tenue mortaja es, finalmente, todo lo que nos llevamos a la tumba.
29
El saber se divide en aceptable e inaceptable. ¿Cuáles son derechos de prioridad del saber aceptable? Que puedan llover ranas lo mismo que agua, es inaceptable aunque se pruebe a menudo que ha ocurrido. ¿Será porque esa clase de conocimientos no son clasificables? Es posible, entonces, que la clasificación constituya uno de los grandes pecados de este mundo.
30
Todas nuestras disquisiciones metafísicas están condicionadas por el hecho de que somos animales orgánicos con funciones y necesidades definidamente animales.
31
En el mundo sensorial todo depende de la experiencia propia. La lluvia es una cosa para el hombre, otra completamente diferente para un árbol, y aún una tercera para una loma o una montaña. Distinta también para el cielo que se alivia con la precipitación.
32
Solía permitirme creer que la mente es un subproducto del cuerpo. ¿Dónde se llega primero, al puerto o a la ciudad, a la ciudad o al Estado, al Estado o al mundo?
33
La voluntad de un hombre es el mandato de otro. Donde no hay voluntad hay anarquía. La anarquía precede todos los actos de creación.
34
En su Libro de los Muertos los egipcios dejaron tras sí una veraz historia de su carácter nacional. Para caracterizar nuestros días habría que escribir un Libro de los Germanos Evadidos, e incluir unos pocos que quisieron escapar y nunca lo lograron, como yo. Si yo llegase a ser el autor de tal trabajo -el cielo no lo permita- colocaría a la cabeza el caso de Enrique Heine y lo terminaría con un comentario sobre Carlos Marx, con los cuales los fines de la creación hubieran sido mejor servidos si se hubiesen quedado en Alemania, donde o los habrían prusianizado o fusilado. En cambio, Marx encontró en Inglaterra un santuario contra el prusianismo, y desde allí todavía nos dispara teoría a través del Canal de la Mancha. En este esquema, me gustaría estar en algún lugar intermedio, donde aproximadamente estoy.
35
¿Qué se puede decir de Heine, bueno, malo o indiferente, que no lo haya dicho él infinitamente mejor ya? Podríamos describir al sol igualmente bien sin decir que brilla y que sólo vemos las cosas a causa de su luz.
Notas
(1) Referencia a Cósima Wagner. (Nota del T. I.)
CAPÍTULO OCTAVO (II)
21
Yo soy el Minotauro de los filósofos de mi tiempo. Nunca me conquistará ningún atolondrado Teseo. Para asegurarme, he tomado la precaución de hacer de Ariadna (1) mi prisionera privada.
22
Parecería que Dios ha creado todo el mundo visible, excepto el dolor, mediante el cual el mundo se ha hecho visible. El hombre ha creado la buena educación. Pero, ¿para qué sirve esto si Dios no ha podido crear buenos hombres?
23
No importa cuán limitada sea su visión, todo filósofo llega por lo menos una vez en su vida a la siguiente encrucijada: optar entre el plan en que ha de vivir y aquel según el cual le gustaría interpretar al mundo. Esto lo enfrenta a una serie de problemas fuera de cátedra, que lo persiguen a lo largo de toda su vida pública de maestro.
24
Si no podéis leer a Platón por el simple placer de hacerlo, leedlo para aprender la lección que grita entre líneas de cada diálogo: Sólo hay un mundo, el mundo de la experiencia humana.
25
Sufrimos las angustias del hambre para tener la satisfacción ulterior de observar que seguimos siendo los mismos, deseamos más de lo que podemos tener o gozar, solamente para que se nos haga posible aceptar, aunque sea parte de lo que vemos, y de esta manera esperamos del cielo no haber desatinado nuestro pasado.
26
La pasión es la identificación de la esperanza como vehículo hacia el futuro. La pasión es la única protección que tenemos contra la extraordinaria vanidad de nuestros deseos.
27
El mundo es tan mío como el bizco que toma una posición tan firme cerca de la puerta que parece bloquear eternamente mi fuga de estos confines.
28
El saber deriva primeramente del vivir. En segundo lugar de la investigación sobre las conclusiones a las que llegaron los que vivieron antes que nosotros. Una tenue mortaja es, finalmente, todo lo que nos llevamos a la tumba.
29
El saber se divide en aceptable e inaceptable. ¿Cuáles son derechos de prioridad del saber aceptable? Que puedan llover ranas lo mismo que agua, es inaceptable aunque se pruebe a menudo que ha ocurrido. ¿Será porque esa clase de conocimientos no son clasificables? Es posible, entonces, que la clasificación constituya uno de los grandes pecados de este mundo.
30
Todas nuestras disquisiciones metafísicas están condicionadas por el hecho de que somos animales orgánicos con funciones y necesidades definidamente animales.
31
En el mundo sensorial todo depende de la experiencia propia. La lluvia es una cosa para el hombre, otra completamente diferente para un árbol, y aún una tercera para una loma o una montaña. Distinta también para el cielo que se alivia con la precipitación.
32
Solía permitirme creer que la mente es un subproducto del cuerpo. ¿Dónde se llega primero, al puerto o a la ciudad, a la ciudad o al Estado, al Estado o al mundo?
33
La voluntad de un hombre es el mandato de otro. Donde no hay voluntad hay anarquía. La anarquía precede todos los actos de creación.
34
En su Libro de los Muertos los egipcios dejaron tras sí una veraz historia de su carácter nacional. Para caracterizar nuestros días habría que escribir un Libro de los Germanos Evadidos, e incluir unos pocos que quisieron escapar y nunca lo lograron, como yo. Si yo llegase a ser el autor de tal trabajo -el cielo no lo permita- colocaría a la cabeza el caso de Enrique Heine y lo terminaría con un comentario sobre Carlos Marx, con los cuales los fines de la creación hubieran sido mejor servidos si se hubiesen quedado en Alemania, donde o los habrían prusianizado o fusilado. En cambio, Marx encontró en Inglaterra un santuario contra el prusianismo, y desde allí todavía nos dispara teoría a través del Canal de la Mancha. En este esquema, me gustaría estar en algún lugar intermedio, donde aproximadamente estoy.
35
¿Qué se puede decir de Heine, bueno, malo o indiferente, que no lo haya dicho él infinitamente mejor ya? Podríamos describir al sol igualmente bien sin decir que brilla y que sólo vemos las cosas a causa de su luz.
Notas
(1) Referencia a Cósima Wagner. (Nota del T. I.)
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