jueves

EL LIBRO OCULTO DE NIETZSCHE / MI HERMANAY YO

DECIMOSÉPTIMA ENTREGA

CAPÍTULO SEXTO (I)

1

Una mujer pasó ante mi ventana ayer por la mañana y cuando su último vislumbre se desvaneció en mis ojos, se llevó, con ella toda mi ternura.

Me gustaría describir esto en detalle, porque creo que es una de las pocas experiencias vitales posibles para un enfermo o un prisionero.

(¿No podría, por lo menos, conjeturarse que el enfermo y el preso forman el suelo fértil donde crece todo lo bello y deseable en los fondos de esta fea fábrica?)

Vi el desvaído contorno de su faz, velada por la distancia, pero nada supe captar de su cara, el objeto con el cual se soñaría y viviría. Una larga capa marrón que caía descuidadamente de sus hombros cubría su alta y lánguida figura. Era una tarea desesperada adivinar sus senos, su cintura, sus caderas y sus pies.

Nunca tuve la oportunidad de saber siquiera aproximadamente cómo serían sus ojos.

Cuando se aproximó a mi vista se transformó en la encarnación de todas mis esperanzas. Mientras mis ojos la gozaron, significó todo lo que conocía de la belleza. Y cuando finalmente desapareció en el paisaje quedé en el éxtasis de la dulzura.

Alguna vez imaginé que un pajarillo que pasó frente a esta misma ventana podría ser Dios en una gira de inspección. ¿Pero ha dado Dios alguna vez a una vida humana tanto como lo hizo esta mujer anónima?

2

He aprendido demasiado poco de demasiados maestros. La lectura de los clásicos y mis sueños con la garganta de Fraulein Raabe, me han aportado la única felicidad pura que pueda mencionar sin humillación.

3

Hablo de mi alegre erudición en contraste con la triste sabiduría de Arturo Schopenhauer. Además tenía esto Schopenhauer para ofrecer al mundo: la tristeza que sólo decanta una tristeza más profunda, mientras que lo que estoy viviendo ahora es el precipitado de la alegría.

4

Si los niños se deleitan al ver fantasías, y es conveniente satisfacer sus extraños caprichos, no es preciso enviarlos al circo, donde la tristeza va acompañada de una tensión de brutalidad. Sólo tenemos que ampliar su educación en los colegios secundarios y universidades de nuestra gran nación. Allí encontrarán en sus instructores la suma de lo que puede esperarse en extravagancias humanas.

5

¡Todas estas trágicas interrupciones del solemne tránsito de una cueva a la otra!

6

Después de soportar la primera sangría parece que he interrumpido mi carrera de violencia. ¿Experimenté un cambio de idea sobre la gloria de emprender una buena lucha? Un buen médico estaría en condiciones de averiguarlo. Pero en primer lugar sería necesario encontrar el buen médico.

7

A medida que envejezco me fascinan más las ideas y me atrae menos la gente.

8

A causa de mi vista disminuida es más fácil para mí reconocer una buena idea que un viejo amigo. Con la vista en estas condiciones ¿cómo puede un nuevo amigo mío llegar a ser un viejo amigo?

9

Si tuviera una segunda infancia y pudiera elegir dónde ser educado, creo que preferiría un burdel a esta religiosa casa en la que he crecido.

10

No, el mundo no está descentrado, sino yo, su gran enamorado, el enamorado de lo natural, que nunca hice algo natural excepto si encontraba un acto artificial que pudiera reemplazarlo. Testimonio: no vivo, escribo.

11

Como dionisíaco, soy un disoluto que no frecuenta orgías, un bohemio que no goza de la bebida, un exponente del torbellino universal que se encuentra tan enfermo que no puede ya rodear la cintura de una mujer con su brazo y bailar.

12

Mantengo la confianza en mi futuro hasta que recuerdo a Schopenhauer, con quien riño todas las mañanas y me reconcilio cada atardecer. A pesar de todos sus fallos era más perfecto, más puro, más inteligente de lo que yo seré jamás. Era aun más loco, Excepto eso, puedo perdonarle casi todo.

13

Un artista es un hombre que se adiestra como si fuera un dios, y, en cuanto a lo demás, se comporta como si su única oportunidad de obtener placer fuera la de actuar como un ser humano.

14

Dos sueños quiméricos, el arte apolíneo y la vida dionisíaca, pueden constituir un ideal para la comunidad, pero no para el individuo. Es un error profundizar sus valores porque ninguno de ellos son comparables, y cada uno tiene la misma importancia para el desarrollo de cualquier raza o nación. Este dionisíaco que sólo es capaz de una expresión apolínea de sus energías, hubiera podido adaptarse a una vida mucho más tranquila si hubiera comprendido esto un poco antes.

15

La vida moderna tiene una diferencia fundamental de la de los griegos. Los artistas griegos se consideraban no sólo artistas de brillo propio, sino artesanos del Estado griego. Nosotros sólo vivimos como individuos, nuestros objetivos son individuales y nuestras realizaciones se limitan a glorias personales. No comparamos nuestros poderes en relación a la curva creciente de la grandeza de la comunidad, sino con la talla y el adelanto de los otros individuos similares a nosotros. Escribimos poemas a las mujeres, esculpimos estatuas a los políticos y concebimos planes que sólo requieren esporádicos esfuerzos de acción.

16

En rigor, los individuos no tienen más valor por sí mismos que el que tienen cuando forman parte de las masas violentas. No son nada mientras viven, y son menos que nada después de muertos.

17

Podría hablar indefinidamente del ejército sin aproximarme siquiera a comprenderlo, ni en la vida prusiana ni en la mía. Cuando un acceso de patriotismo me arrastró a enrolarme, se me arrojó a la caballería, donde entre mi objetivo militar y yo, siempre medió un caballo. Es un hecho incontestable que, en tanto que jamás dañé a ningún caballo, uno de ellos, tras doblegarme, casi me destroza.

18

Los principales atributos del ciudadano del Estado griego eran la gracia personal y la bondad humana. ¿Cómo podrían entonces ponerse al nivel del frío acero de Bismarck?

19

Los muros de la ciudad separaban a los griegos de la barbarie. Menos eran los admitidos dentro de su recinto que aquellos a quienes se les impedía entrar.

20

La facultad de destrucción debía mantenerse viva en Atenas, donde siempre los esclavos fueron muchos más que los ciudadanos. Pero sería un error tratar de atribuir a ello el secreto de su predominio cultural. Si, en efecto, ésa fuera una causa, ¿qué hemos heredado del estado de Alabama, cuya situación era aproximadamente la misma?

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