viernes

JESÚS DE PUNTA DEL ESTE (¿TE MOLESTA MI AMOR?)


una blognovela de
HUGO GIOVANETTI VIOLA
adaptada para el cine por
ÁLVARO MOURE CLOUZET

VIGESIMOPRIMERA ENTREGA

81 / MERCADERES

Se enciende la parte derecha del escenario y Alma, Micaela y Begoña se sientan a la mesa. Entra Francisco y tira dos pliegos sobre la mesa.

Francisco (llenando cuatro copas y vaciándolas una atrás de la otra): El Alcalde me acaba de entregar el oficio y providencia expedido por Su Excelencia el General José Artigas en el chiquero de Purificación, y enterado de sus tenores me deberé allanar a dar el debido cumplimiento al superior mandato del Jefe de un País que ya no existe.

Micaela: Os ruego que no bebáis más, padre. En nombre del Señor y la Inmaculada.

Francisco (sin sentarse y volviendo a llenar las cuatro copas alineadas): El Señor está en el cielo y la Virgen fue rematada entre los piratas de Peitro Canbél.

Begoña: Retiráos, Alma.

Francisco (abriendo un pliego): No, carajo. Que escuche la respuesta expedida sobre el recurso que hizo rodar en prosecución de conseguir su libertad en mi propia casa, donde siempre fue adorada como la princesa de las tetas que pastaban entre las rosas.

Begoña y Micaela se miran con las pupilas muy esquinadas.

Francisco (vaciando la primera copa): Aquí va lo que dictó el bandido que los ingleses llaman Robinjú. Y además cuentan que estas baladronadas las despacha sentado sobre un cráneo de buey y babeando ginebra. Cuartel General. 20 de noviembre de 1818. En mérito de lo que representa esta parte y de lo que consta de lo actuado favorézcase a la Criada, a la que se le ordena ser libre. Y satisfecho su amo del importe de su compra, póngase en Libertad para que use de sus derechos naturales. Es un deber que favorece a la humanidad y los intereses del Sistema. Salud. José Artigas.

Alma se tapa la cara con las dos manos y baja mucho la cabeza.

Francisco (exhibiendo el segundo pliego): Pero ahora el General de los piojosos se deberá enterar que en este documento de venta otorgado por tu advenediza madre en la Plaza de Pan de Azúcar en 1811 y sin expreso consentimiento de su marido, los 300 pesos que pagué montan la cantidad de 475 pesos fuertes de nuestro paradisíaco sistema federal. Así que deberás rematar otro rosario o pedirle a tu centauro marino que desvalije algún falucho gordo y meta en faltriquera la suma en descubierto y se arriesgue a terminar siendo carne pa perros, como los Perrugorría.

Micaela (levantándose): Con vuestra Licencia, Señoría.

Francisco (vaciando las otras copas y caminando alrededor de la mesa con la galera en la mano): Todas quietas aquí, locas de capirote. Y contemplad mi sueño: una lengua de tierra gloriosa y alhajada con palacios más rellenos de oro que los de David y Herodes y Calígula y Luis XVI. ¿Dónde? Frente a Gorriti y Lobos, y con un puerto surto por paquebotes del mundo entero. Y que vivan la Pepa y los mercaderes del templo del Deseado.

Alma sigue en la misma posición y Micael y Begoña cierran los ojos persignándose en frente, boca y pecho.

Francisco: El Evangelio según Lanzarote. Eso le vamos a dar a leer al pueblo para que odie a los tontos que no saben lo que hacen.

82 / VIRGEN

El Rey y Franco fueron a la catedral y se encontraron con el ex-párroco Fidel Gil, que usaba medias de distintos colores y un bastón demasiado alto.
-Yo soy el hijo de don Hugo, padre -le agarró un hombro el gnomo al viejito glaucomatoso. -Traje a un amigo argentino a conocer a la Virgen del Carmen del Santander.
-Tengo un mate recién hecho en la sacristía, pero si no me tutean no los convido ni les cuento el naufragio.
Y después de recapitular la historia que le hizo renacer la fe al sueco Jonás Erik Jönson frente a la restinga de Lobos en 1894 sentenció:
-Se nace frente a Ella. Hoy estoy muy contento porque el barman de Naná acaba de anotarse en la catequesis.
-¿Paco?
-Sí, Paco. Me contó que actúa en un espectáculo que se está dando en el pub del quilombo sobre Zitarrosa.
-Yo soy el asistente de producción. Y lo organizamos con un Laboratorio de Artes que dirige mi primo Leonardo Regusci. Se acuerda.
-Me comentaron que había muerto de un ataque a la cabeza -se ajustó los lentes-túneles el hombre encepado por una inextinguible insaciabilidad de maravillarse.
-Perdón -se paró el Rey para prender un cigarrillo en el patio emparrado. -¿Qué quiere decir eso de nacer frente a Ella?
-¿Frente a la Virgen? Bueno, yo le digo nacer. Pero sería algo así como resucitar en el mundo.
-Y los que no podemos.
-No podemos no poder. La Virgen es el rostro de la vida perfecta. Y el verdadero rostro de la vida es perfecto. Se nace para vivir.
-La verdad es que me cuesta horrores tutearlo, padre.
-Sí. Cuesta horrores. Porque aquí adentro yo represento al Padre, aunque de vez en cuando lo haga pasar vergüenza.
-¿Y a Dios hay que tutearlo?
-Por supuesto. Es casi tan importante como hacer equilibrismo chiflando a Mozart entre dos eucaliptos. El sueco Jonás Erik Jönson había aprendido en Malmö. Y dicen que a los peones de Punta Ballena donde se conchabó les gustaba muchísimo más que una misa. Y después le enseñó a Sabino Regusci a morirse antes de morir.
-Y eso qué vendría a ser.
-No morir.
-Leonardo Regusci se pasó chiflando a Mozart durante todo el entierro de mi padre.
-¿No le decís que me gustaría tomar unos mates con él?
Después cruzaron el gran avitralamiento azul a paso de comparsa y Fidel levantó el bastón hacia la plaza y sonrió:
-Y también me gustaría charlar con el botija pelirrojo que acompañaba a Paco.

83 / SAL

Salen Francisco y Micaela mientras se ilumina la reja. Begoña camina hasta la mecedora abrazándose a sí misma y Alma recoge un botellón y dos copas de la mesa.

Begoña: No traigas lumbre, hija, que hoy no preciso azúcar pa soñar. Tengo la calavera más nevada que los lomos del Teide.

Empieza a sonar la Campera de José Pierri Sapere y Alma acomoda suavemente a Begoña en la mecedora y se sienta en el banquito.

Alma: El General Artigas me recuerda a un cachorro rubión que tuvimos en la estancia.

Begoña: ¿Te recuerda a un perro?

Alma (carcajeando): Sí. Le habíamos puesto Pepe y era tan querendón que nos rompía la ropa de tanto cachondear. No había tregua. Y tuvimos que atarlo todo el verano y cuando no se pudo más con los aullidos lo soltamos y se pasaba amolando con la Nicasia, una cuzca más vieja que el aujero del mate. Y el diablo a cuatro, que a la Niqui le da por encelarse y había que sacarle los bichos vagabundos de adentro a palazos. Y Pepe se enamoró y justo el día de la Virgen se la agarró contra un ejército de sarnosos alzados y quedó hecho pedazos pero se abotonó con la Niqui.

Begoña: ¿Y Artigas qué va en esto?

Alma: Es que al final ella se despatarró a descansar en un silloncito y él se tiró en el suelo echando sangre y estuvo horas vigilándola. Vale, que los ojazos le parecían un vitral.

Mientras termina de sonar la Campera irrumpe una marea de luz dorada y Begoña sonríe.

Begoña: Vale. Se enamoró.

Alma: Y ahora no quiere que las sabandijas se queden con la sal de esta tierra, ña Begoña.

Begoña: Pobre Pepe.

Alma: La verdad nunca es triste, señora.

Begoña: Lo que no tiene es remedio.

Alma va a buscar la palangana y se hinca a descalzar a Begoña.

Begoña: Quita, hija.

Alma: Venga, madre.

Begoña llora con la cara levantada en la luz y se chupa las lágrimas mientras Alma le lava los pies.

Begoña: Yo estoy más muerta que esos huesos de bestias del diluvio que aparecen cuando se despeinan los médanos.

Alma: Hay que resucitar.

Begoña: Muéveme en fin tu amor en tal manera / que aunque no hubiera cielo yo te amara / y aunque no hubiera infierno te temiera.

Alma
: No fim tudo dá certo, como les place decir a los portugos. Y a nosotros nos place la Purificación.

84 / PLAZA

El Rey y Franco atravesaron la plaza y se mezclaron con el pequeño gentío que rodeaba la estatua de Artigas recién cuando Paco terminaba de cantar a capella Décimas al cumbá viejo, uniformado con el traje flamenquero y la corbata gris perla que usaba en el espectáculo:
-Quisiera verte hoy aquí / que somos tantas banderas / y que se ha vuelto tapera / lo querías conseguir / yo sé que es mucho pedir / un sueño de ese tamaño / fanega y media de años / es carga para el más fuerte / por eso lloro mi suerte / y hay que ver cómo te extraño.
Y después de sumarse a un aplauso más compacto que manso el Pato agazapó su irradiación flamígera y recitó señalando el estrellerío que ya empezaba a enguirnaldar la tarde:
-Hay un verdor del que no sé olvidarme / Y es el verde de un pasto y una fronda / Y arriba es un azul a la redonda / Que alguna sirvió para azularme / Cuando me duermo vienen a buscarme / El verde me rodea en ancha onda / El azul en azules se me ahonda / Que vienen cada vez a convidarme / Arriba azul arriba abajo verde / Lo cierto es que ninguno se me pierde / Por mucho que me aneble o acenice / Por más que soplen años y desgracias / Habrá un verde de pasto y un de acacias / Y un azul que allá arriba se eternice.
-Cuando le pedí a Leonardo que me enseñara Oblación abracadabra mamá me dijo que había un soneto de Juan Cunha que era mejor para pintarle al lado al mural de Horacio -explicó el chiquilín, con las pecas color brasa. -Pero ahora cuando sepa que vine a recitarlo aquí me revienta.
-Y como él me acompañó de pierna a inscribirme en la catequesis se me ocurrió abrir cancha con una milonga que le escuchamos en La claraboya amarilla a Tabaré Etcheverry -se reinsertó un mechón en la caballuna cabeza engominada y partida por una raya prolijísima el barman. -El disco ya había sido prohibido por Pacheco antes del Golpe de Estado y me acuerdo que Zitarrosa y mi padre lloraban.
-¿No tiene ganas de tomarse una copa y volver a cantarla en mi casa? -se le virilizó el derrumbamiento al Rey. -Hoy le comenté a Franco que me gustaría mucho ver el espectáculo.
-Pero antes de que viniéramos a la iglesia se pudrió todo y mi madre le gritó a Zen y a Leonardo que hasta que no apareciera teca grosa no actuaba más -le anunció el Pato al gnomo.
-Pero eso se le pasa.
-No sé -empezó a dar saltitos el chiquilín mientras sonaba el reloj de la catedral. -Porque se tapó la cabeza con todas las frazadas y los dos acolchados y no canta Maldigo del alto cielo ni nada. Bueno, yo tengo que picármelas o me quedo sin ir a la Asociación Cristiana.
-Y yo pienso tomar la comunión a los cincuenta años -suspiró el hombre teatralmente trajeado. -¿Sabés que voy a aceptarte esa copa, porteño?

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