MI HERMANA Y YO
NOVENA ENTREGA
CAPÍTULO TERCERO (III)
41
Ahora que la presencia de la fuerza ha sido eliminada del sistema del universo físico, será más simple descartarla como medio de persuasión internacional.
42
La mayoría de las disputas del mundo se refieren a las posesiones reales. La creencia popular de que donde hay mucho humo debe haber algún incendio, pertenece evidentemente a la edad intelectual del género humano en que el fuego era uno de los cuatro elementos a los que se suponía que todo el contenido del universo debía reducirse. Pero sería arriesgado sugerir que donde hay tantas palabras debe haber alguna base subyacente de hechos; muy frecuentemente, cuando se analiza una controversia del día anterior, se descubre que virtualmente ha carecido de hechos.
43
Comprendo el impulso que llevó al autor del Génesis a hacer anotaciones de una fecha. Esta costumbre todavía mantiene alguna poesía de probable utilidad en el Levítico y el Deuteronomio. Pero en las Crónicas y Reyes, por ejemplo, ya comienza a ser superflua. ¿No será ello un toque de atención a los historiadores inadvertidos del vacío esencial de sus datos en su progresiva multiplicación ad infinitum y ad absurdum?
44
Hasta ahora, todas las diferencias personales en los asuntos relativos al bienestar público han sido psicológicas; las primeras, basadas en las limitaciones personales puramente sociales. Sólo le queda una alternativa a desarrollar a una persona dispuesta a sacrificarse por el bien público, si queremos batallar por una forma más placentera de vivir que la que prevemos actualmente. Ésta se apoya en las limitaciones inherentes al universo mismo que constituye nuestro hogar. En todas partes nos estamos excediendo del crédito de nuestros cálculos. En primer lugar, el universo no es tan grande como creemos. El mundo como organismo tiene una enorme importancia para sí mismo, pero sólo un mínimo significado para el individuo. ¡Y con todas sus perfecciones, el hombre es una criatura extremadamente imperfecta! Por lo tanto, debemos cesar de ser tan pródigos con lo que no tenemos. Casi todo lo que la humanidad posee de valioso lo contienen unos pocos edificios en Roma, París y Londres, y yo no cambiaría todo el resto del universo por el contenido de uno de ellos. Sin embargo, en el momento de escribir esto, parecería que las fuerzas armadas de la humanidad están preparadas para devastar esos edificios y establecer una discusión entre hombres cuyas verdaderas potencialidades son tales, que si fueran los únicos hombres que quedaran en el mundo, toda la raza hubiera muerto sin dejar posteridad.
45
Para evitar que un animal continúe por el sendero trazado por sus instintos naturales, es necesario por lo menos tirarle algo duro a la cabeza. Para obtener el mismo resultado con un hombre sólo es necesario conversar conversar con él.
46
En la mayoría de las comunidades civilizadas ha llegado a ser un crimen divulgar informes financieros equivocados que lleven a la gente a perder su dinero. Pero no hay una ciudad en el mundo en la que no se pueda tergiversar los hechos respecto a las costumbres e ideas de algunos de sus habitantes, hasta el punto de robarles el derecho a la existencia.
47
Aunque un hombre pudiera realmente crear las leyes para su pueblo, su importancia en relación a las leyes mismas sería comparable sólo a uno de los rayos de la rueda que coloca en el lugar estratégico a las piedras del molino.
48
El rey Luis, que decía: El Estado soy yo, habría sido más sincero si hubiera dicho: He suspendido en mi Estado la ejecución de todas las leyes que contribuyen a mi placer. ¿Pero realmente se divertía Luis con ello? Si lo hacía, dejó muy pocas pruebas para sostener esa idea. Piensen, por ejemplo, que tuvo el privilegio de reinar sobre un rey nato como Descartes, y no fue capaz de retenerlo en un país más de dos años consecutivos.
49
Descartes, el filósofo más grande de su tiempo (y que siempre será considerado el más grande de todos los tiempos), hizo de lo castrense un hábito religioso. Fue soldado de Holanda, de Italia, de Rusia, hasta de Prusia. ¿Por qué, entonces, jamás se puso el uniforme francés? ¡Probablemente porque pensaba que no sería tan divertido pelear por un hombre como lo era por una ley creadora!
50
Tal como entendemos su funcionamiento, la ley es en primer término del Estado, y sólo mediante un proceso de reflexión, lo será del individuo. Si hubiera una ley que rigiese al individuo como tal, de modo que sujete al individuo interiormente en forma tan completa como la del Estado lo aferra y lo modela exteriormente.
51
Parecería, por lo tanto, que la ley pertenece a lo externo, al mundo infinito. Forma parte de una esfera de vida que no tiene fronteras, límites o cualidades; pues todas las fronteras son del infinito, todos los límites corresponden a cosas que no tienen fin, y todas las cualidades son de esencia absolutamente incomprensible.
52
Una ley por sí misma es un hecho positivo, y la única fase moral de su existencia es la relación que comporta para la comunidad durante el proceso de su influencia. Si en general es obedecida, es una buena ley; si no se la respeta, se puede tener por seguro que fue incluida en los libros estatales como consecuencia de una legislación equivocada, estúpida, y erróneamente dirigida.
53
Una filosofía de la ley es a lo sumo una derivación de un número de códigos conocidos de la ley, todos sujetos a ser obedecidos o desobedecidos. Su uso es de una naturaleza misteriosa. Como filosofía es completamente inútil, porque mi mano sólo es de utilidad a mi otra mano, y ninguna de ellas crea el hábito de mantener el equilibrio sobre un solo pie.
54
El elemento del consenso universal en la ley está en su mismo encanto y colorido. Constituye los pulmones y el corazón de la ley; el ritmo en que fue concebida y la atmósfera en que continúa su florecimiento.
55
Cada sociedad crea su propio ciclo de leyes; este ciclo es el imperio total de estas leyes a las cuales debe dársele un límite de vigencia: diez, quince o cincuenta años, a cuyo término cada ley debiera ser reconsiderada y readaptada.
Esto no sólo aseguraría que las leyes sobrevivieran a su utilidad, sino que serviría como una restricción natural para impedir que los legisladores inunden el mundo con tantas leyes inútiles.
56
Una ley que tiene éxito y es necesaria en un ciclo de leyes, puede estar fuera de lugar y ser probablemente destructora en otro.
57
Si hubiera una escuela para legisladores (¿y por qué no la habría?) sería importante enseñarles a los inadecuados y dispendiosos políticos que la frecuenten, que palabras tales como ley, derecho, deber, propiedad y crimen son abstracciones que por sí mismas no tienen ningún valor y esperan recibir contenido, color y significado de las circunstancias particulares por las cuales se han desarrollado. Para un país puede ser deber, lo que para otro no sería difícil que constituyera un crimen. Y aun virtudes tales como derecho y propiedad, no son virtudes en todas partes.
58
La ley es una luz que en diferentes países atrae hacia sí especies diferentes de insectos ciegos.
59
Toda la ciencia de la jurisprudencia analítica no es más que un fraude y debe ser descartada y olvidada, pues trata de resolver mediante fórmulas matemáticas lo que en la ley sólo puede ser realmente determinado por el examen sensorial y de hechos.
60
El asunto de la legislación práctica es el edificio de los caminos morales e intelectuales del comercio -tratados y alianzas, diques y represas- mediante los cuales las corrientes de la emoción popular y la actividad comercial se dirigen con la mayor economía para el Estado y el mayor engrandecimiento financiero de los ciudadanos que lo constituyen. Las relaciones entre las naciones están plagadas de grietas que podían haber sido rellenadas con inteligentes alianzas.
NOVENA ENTREGA
CAPÍTULO TERCERO (III)
41
Ahora que la presencia de la fuerza ha sido eliminada del sistema del universo físico, será más simple descartarla como medio de persuasión internacional.
42
La mayoría de las disputas del mundo se refieren a las posesiones reales. La creencia popular de que donde hay mucho humo debe haber algún incendio, pertenece evidentemente a la edad intelectual del género humano en que el fuego era uno de los cuatro elementos a los que se suponía que todo el contenido del universo debía reducirse. Pero sería arriesgado sugerir que donde hay tantas palabras debe haber alguna base subyacente de hechos; muy frecuentemente, cuando se analiza una controversia del día anterior, se descubre que virtualmente ha carecido de hechos.
43
Comprendo el impulso que llevó al autor del Génesis a hacer anotaciones de una fecha. Esta costumbre todavía mantiene alguna poesía de probable utilidad en el Levítico y el Deuteronomio. Pero en las Crónicas y Reyes, por ejemplo, ya comienza a ser superflua. ¿No será ello un toque de atención a los historiadores inadvertidos del vacío esencial de sus datos en su progresiva multiplicación ad infinitum y ad absurdum?
44
Hasta ahora, todas las diferencias personales en los asuntos relativos al bienestar público han sido psicológicas; las primeras, basadas en las limitaciones personales puramente sociales. Sólo le queda una alternativa a desarrollar a una persona dispuesta a sacrificarse por el bien público, si queremos batallar por una forma más placentera de vivir que la que prevemos actualmente. Ésta se apoya en las limitaciones inherentes al universo mismo que constituye nuestro hogar. En todas partes nos estamos excediendo del crédito de nuestros cálculos. En primer lugar, el universo no es tan grande como creemos. El mundo como organismo tiene una enorme importancia para sí mismo, pero sólo un mínimo significado para el individuo. ¡Y con todas sus perfecciones, el hombre es una criatura extremadamente imperfecta! Por lo tanto, debemos cesar de ser tan pródigos con lo que no tenemos. Casi todo lo que la humanidad posee de valioso lo contienen unos pocos edificios en Roma, París y Londres, y yo no cambiaría todo el resto del universo por el contenido de uno de ellos. Sin embargo, en el momento de escribir esto, parecería que las fuerzas armadas de la humanidad están preparadas para devastar esos edificios y establecer una discusión entre hombres cuyas verdaderas potencialidades son tales, que si fueran los únicos hombres que quedaran en el mundo, toda la raza hubiera muerto sin dejar posteridad.
45
Para evitar que un animal continúe por el sendero trazado por sus instintos naturales, es necesario por lo menos tirarle algo duro a la cabeza. Para obtener el mismo resultado con un hombre sólo es necesario conversar conversar con él.
46
En la mayoría de las comunidades civilizadas ha llegado a ser un crimen divulgar informes financieros equivocados que lleven a la gente a perder su dinero. Pero no hay una ciudad en el mundo en la que no se pueda tergiversar los hechos respecto a las costumbres e ideas de algunos de sus habitantes, hasta el punto de robarles el derecho a la existencia.
47
Aunque un hombre pudiera realmente crear las leyes para su pueblo, su importancia en relación a las leyes mismas sería comparable sólo a uno de los rayos de la rueda que coloca en el lugar estratégico a las piedras del molino.
48
El rey Luis, que decía: El Estado soy yo, habría sido más sincero si hubiera dicho: He suspendido en mi Estado la ejecución de todas las leyes que contribuyen a mi placer. ¿Pero realmente se divertía Luis con ello? Si lo hacía, dejó muy pocas pruebas para sostener esa idea. Piensen, por ejemplo, que tuvo el privilegio de reinar sobre un rey nato como Descartes, y no fue capaz de retenerlo en un país más de dos años consecutivos.
49
Descartes, el filósofo más grande de su tiempo (y que siempre será considerado el más grande de todos los tiempos), hizo de lo castrense un hábito religioso. Fue soldado de Holanda, de Italia, de Rusia, hasta de Prusia. ¿Por qué, entonces, jamás se puso el uniforme francés? ¡Probablemente porque pensaba que no sería tan divertido pelear por un hombre como lo era por una ley creadora!
50
Tal como entendemos su funcionamiento, la ley es en primer término del Estado, y sólo mediante un proceso de reflexión, lo será del individuo. Si hubiera una ley que rigiese al individuo como tal, de modo que sujete al individuo interiormente en forma tan completa como la del Estado lo aferra y lo modela exteriormente.
51
Parecería, por lo tanto, que la ley pertenece a lo externo, al mundo infinito. Forma parte de una esfera de vida que no tiene fronteras, límites o cualidades; pues todas las fronteras son del infinito, todos los límites corresponden a cosas que no tienen fin, y todas las cualidades son de esencia absolutamente incomprensible.
52
Una ley por sí misma es un hecho positivo, y la única fase moral de su existencia es la relación que comporta para la comunidad durante el proceso de su influencia. Si en general es obedecida, es una buena ley; si no se la respeta, se puede tener por seguro que fue incluida en los libros estatales como consecuencia de una legislación equivocada, estúpida, y erróneamente dirigida.
53
Una filosofía de la ley es a lo sumo una derivación de un número de códigos conocidos de la ley, todos sujetos a ser obedecidos o desobedecidos. Su uso es de una naturaleza misteriosa. Como filosofía es completamente inútil, porque mi mano sólo es de utilidad a mi otra mano, y ninguna de ellas crea el hábito de mantener el equilibrio sobre un solo pie.
54
El elemento del consenso universal en la ley está en su mismo encanto y colorido. Constituye los pulmones y el corazón de la ley; el ritmo en que fue concebida y la atmósfera en que continúa su florecimiento.
55
Cada sociedad crea su propio ciclo de leyes; este ciclo es el imperio total de estas leyes a las cuales debe dársele un límite de vigencia: diez, quince o cincuenta años, a cuyo término cada ley debiera ser reconsiderada y readaptada.
Esto no sólo aseguraría que las leyes sobrevivieran a su utilidad, sino que serviría como una restricción natural para impedir que los legisladores inunden el mundo con tantas leyes inútiles.
56
Una ley que tiene éxito y es necesaria en un ciclo de leyes, puede estar fuera de lugar y ser probablemente destructora en otro.
57
Si hubiera una escuela para legisladores (¿y por qué no la habría?) sería importante enseñarles a los inadecuados y dispendiosos políticos que la frecuenten, que palabras tales como ley, derecho, deber, propiedad y crimen son abstracciones que por sí mismas no tienen ningún valor y esperan recibir contenido, color y significado de las circunstancias particulares por las cuales se han desarrollado. Para un país puede ser deber, lo que para otro no sería difícil que constituyera un crimen. Y aun virtudes tales como derecho y propiedad, no son virtudes en todas partes.
58
La ley es una luz que en diferentes países atrae hacia sí especies diferentes de insectos ciegos.
59
Toda la ciencia de la jurisprudencia analítica no es más que un fraude y debe ser descartada y olvidada, pues trata de resolver mediante fórmulas matemáticas lo que en la ley sólo puede ser realmente determinado por el examen sensorial y de hechos.
60
El asunto de la legislación práctica es el edificio de los caminos morales e intelectuales del comercio -tratados y alianzas, diques y represas- mediante los cuales las corrientes de la emoción popular y la actividad comercial se dirigen con la mayor economía para el Estado y el mayor engrandecimiento financiero de los ciudadanos que lo constituyen. Las relaciones entre las naciones están plagadas de grietas que podían haber sido rellenadas con inteligentes alianzas.
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