ENTREVISTA A LUIS MEDINA
“ACTING IS GOOD ACTING, WHEN THERE’S NO ACTING”
LUIS MEDINA es un actor uruguayo emigrado hace ya unos cuantos años a Los Ángeles, California, donde ha hecho cine, TV, teatro y comerciales que durante la Copa Mundial de Fútbol del 2002 recorrieron las pantallas de todos los países de habla hispana. Esta extensa trayectoria puede rastrearse en el sitio http://www.luisamedina.com/, aunque a partir de abril su trabajo se proyectará desde el ámbito cultural nativo, integrado a elMontevideano / Laboratorio de Artes y la Escuela de Cineastas del Uruguay.
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“ACTING IS GOOD ACTING, WHEN THERE’S NO ACTING”
LUIS MEDINA es un actor uruguayo emigrado hace ya unos cuantos años a Los Ángeles, California, donde ha hecho cine, TV, teatro y comerciales que durante la Copa Mundial de Fútbol del 2002 recorrieron las pantallas de todos los países de habla hispana. Esta extensa trayectoria puede rastrearse en el sitio http://www.luisamedina.com/, aunque a partir de abril su trabajo se proyectará desde el ámbito cultural nativo, integrado a elMontevideano / Laboratorio de Artes y la Escuela de Cineastas del Uruguay.
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¿Qué balance harías de tu ya larga inserción artística en los Estados Unidos?
Pienso que lo más importante que he adquirido -mucho más allá de la oportunidad de conocer técnicas, medios, formas y procesos expresivos a los que no se accedía en el Uruguay- fue aprender a encarnarme en lo que llamamos acting. Esta palabra, que no me gusta mucho usar, implica más que nada el sentimiento de reencontrarse con uno mismo y su propio destino a través de momentos verdaderos, reales. O sea: algo así como el camino a casa transitado en la concreción de lo que definimos con esa palabrita mágica: arte.
Acting is good acting, when there’s no acting. Es decir: una actuación, o cualquier forma de expresión artística, está bien hecha -o mejor dicho: se transforma en universal- cuando justamente no existe la actuación en el sentido de lo fingido. Este proceso espiritual trasciende a cualquier filosofía en particular. Y es en ese camino donde tú no solamente te enfrentas a tu entorno sino a ti mismo. A ese gemelo que tenemos dentro y que vive ahí, escondido, sin pagar renta.
Acabás de incorporarte al staff actoral y docente de elMontevideano / Laboratorio de Artes y la Escuela de Cineastas del Uruguay. ¿Qué nos falta para concretar un cine capaz de enclavar nuestras incanjeables facciones comunitarias en arquetipos que se incrusten enriquecedoramente en lo humano global?
Yo pienso que en el Uruguay todavía nos falta incorporar elementos cruciales en el sentido de la actitud, ya que en general se hace un cine que trata de encajar en el resto del mundo y mostrarlo a su manera, lo cual no necesariamente va a afectar a una audiencia.
Tú puedes hacer una película donde muestres la idiosincracia, ideología y / o forma de vida del uruguayo, pero eso no funcionará sin el sacrificio de tu ego -tanto en el rol artístico y argumental como en el de la producción- para que lo narrado se universalice y sepa hablar por sí solo. O mejor: sin fingir una originalidad.
¿Cuáles son las ventajas que ofrece encarar realizaciones de infraestructura humilde pero no comprimidas por las reglas de la maquinaria del consumismo salvaje?
Yo pienso que es precisamente que en el marco de un cine no comercial donde podemos lograr con mayor eficacia ese alcance universal al que nos referíamos. Porque eres tú el que te exiges no servirte a ti mismo sino a algo mucho más grande que tú, y allí nace una magia que cambiará todo.
El personaje principal, por ejemplo, será cambiado o afectado de una manera u otra a través de la relación de espejo que sobrelleva con el arquetipo del mentor. Comienza siendo una persona y termina transformada en otra. Y al mentor le sucede casi lo mismo, aunque en menor escala.
Cuando Onetti escribió El pozo en 1939 poco menos que sumergido en este arrabal del mundo, se propuso desnudar el horror y la belleza de la aventura humana con el mismo coraje que tuvo Bergman para parir El séptimo sello, y los dos relatos terminaron transformándose en mitos ineludibles para bucear en abismos inéditos de nuestra gran caverna. ¿La consigna sigue siendo la misma?
Ja, ja. Justamente me hablás de una mis películas predilectas. Claro, es en ese sentido que hay que seguir creando. Porque tanto Onetti como Bergman se adentraron en el inconsciente colectivo del que hablan Campbell o Jung en el terreno de la reflexión psíquica y por eso lograron conmover a cualquier ser humano más allá de su apariencia, educación o condición socio-cultural. El arte no conoce fronteras: las une.
Yo amo lo que hago y si puedo aportar un humilde granito de arena y compartir lo poco que sé, ¿pues por qué no? En Uruguay hay muchas ganas de hacer lindos trabajos y hay talento. Comencemos, pues!
Pienso que lo más importante que he adquirido -mucho más allá de la oportunidad de conocer técnicas, medios, formas y procesos expresivos a los que no se accedía en el Uruguay- fue aprender a encarnarme en lo que llamamos acting. Esta palabra, que no me gusta mucho usar, implica más que nada el sentimiento de reencontrarse con uno mismo y su propio destino a través de momentos verdaderos, reales. O sea: algo así como el camino a casa transitado en la concreción de lo que definimos con esa palabrita mágica: arte.
Acting is good acting, when there’s no acting. Es decir: una actuación, o cualquier forma de expresión artística, está bien hecha -o mejor dicho: se transforma en universal- cuando justamente no existe la actuación en el sentido de lo fingido. Este proceso espiritual trasciende a cualquier filosofía en particular. Y es en ese camino donde tú no solamente te enfrentas a tu entorno sino a ti mismo. A ese gemelo que tenemos dentro y que vive ahí, escondido, sin pagar renta.
Acabás de incorporarte al staff actoral y docente de elMontevideano / Laboratorio de Artes y la Escuela de Cineastas del Uruguay. ¿Qué nos falta para concretar un cine capaz de enclavar nuestras incanjeables facciones comunitarias en arquetipos que se incrusten enriquecedoramente en lo humano global?
Yo pienso que en el Uruguay todavía nos falta incorporar elementos cruciales en el sentido de la actitud, ya que en general se hace un cine que trata de encajar en el resto del mundo y mostrarlo a su manera, lo cual no necesariamente va a afectar a una audiencia.
Tú puedes hacer una película donde muestres la idiosincracia, ideología y / o forma de vida del uruguayo, pero eso no funcionará sin el sacrificio de tu ego -tanto en el rol artístico y argumental como en el de la producción- para que lo narrado se universalice y sepa hablar por sí solo. O mejor: sin fingir una originalidad.
¿Cuáles son las ventajas que ofrece encarar realizaciones de infraestructura humilde pero no comprimidas por las reglas de la maquinaria del consumismo salvaje?
Yo pienso que es precisamente que en el marco de un cine no comercial donde podemos lograr con mayor eficacia ese alcance universal al que nos referíamos. Porque eres tú el que te exiges no servirte a ti mismo sino a algo mucho más grande que tú, y allí nace una magia que cambiará todo.
El personaje principal, por ejemplo, será cambiado o afectado de una manera u otra a través de la relación de espejo que sobrelleva con el arquetipo del mentor. Comienza siendo una persona y termina transformada en otra. Y al mentor le sucede casi lo mismo, aunque en menor escala.
Cuando Onetti escribió El pozo en 1939 poco menos que sumergido en este arrabal del mundo, se propuso desnudar el horror y la belleza de la aventura humana con el mismo coraje que tuvo Bergman para parir El séptimo sello, y los dos relatos terminaron transformándose en mitos ineludibles para bucear en abismos inéditos de nuestra gran caverna. ¿La consigna sigue siendo la misma?
Ja, ja. Justamente me hablás de una mis películas predilectas. Claro, es en ese sentido que hay que seguir creando. Porque tanto Onetti como Bergman se adentraron en el inconsciente colectivo del que hablan Campbell o Jung en el terreno de la reflexión psíquica y por eso lograron conmover a cualquier ser humano más allá de su apariencia, educación o condición socio-cultural. El arte no conoce fronteras: las une.
Yo amo lo que hago y si puedo aportar un humilde granito de arena y compartir lo poco que sé, ¿pues por qué no? En Uruguay hay muchas ganas de hacer lindos trabajos y hay talento. Comencemos, pues!
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