domingo

MARTÍN "PITU" FERREYRA

UN DUENDE MULTIMEDIA

Martín “Pitu” Ferreyra (Uruguay, 1967) es uno de los fundadores de elMontevideano / Laboratorio de Artes, y sería reiterativo detallar su múltiple y multifacética experiencia laboral y artística, porque es precisamente el espiralamiento de esa impar trayectoria lo que teje la trama de la siguiente nota.

Sólo querríamos agregar que el día que Álvaro Moure Clouzet nos los presentó para que se desempeñara como cámara en un concierto poético-musical, nos advirtió con sonriente seriedad: Cuidado con Martín, que es un verdadero duende.

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Quisiera que nos contaras cómo te contactaste con Álvaro Moure Clouzet y qué vértigo te produjo realizar experiencias multimedia allá por los 90. ¿Pensaste que iban a terminar fundando la Escuela de Cineastas del Uruguay?

Con Álvaro o el Doctor Moure, como suelo llamarlo, nos conocimos avanzada la década del 80 y compartíamos sueños artísticos con nuestras amistades mientras yo me formaba en la UTU Pedro Figari, realizando diversos cursos que involucraban al diseño, algo que siempre me había gustado. En los 90, con Álvaro y otros amigos, comenzamos a desarrollar presentaciones a las que en ese entonces llamábamos performances pero eran Multimedia, porque ahí podían apreciarse desde esculturas en madera y en piedra hasta instalaciones con flores y velas, fotografías, pinturas, dibujos, música en vivo, teatro y estatuas vivientes que ya lucían algunos de mis primeros diseños en vestimenta y joyas.

Lo de la Escuela de Cineastas fue un sueño que compartíamos con Álvaro desde principios de este siglo, no como Escuela de Cine, sino como una Escuela de Arte. En la parte audiovisual comenzamos filmando juntos un evento de música y poesía en el espacio cultural Al pie de la muralla, y luego una Danza Afro de Leticia Acosta y el unipersonal teatral La Negra Jefa -basado en la novela homónima y co-guionado y protagonizado por María Isabel Espinosa- donde realicé la Asistencia de Dirección.

Paralelamente al trabajo que realizás como técnico en diseño, actor y director de actores, siempre te metés de cabeza en el carnaval, donde ya sos casi una leyenda. ¿Cómo se fueron entrelazando cada una de estas actividades?

Como docente ya hace doce años que trabajo en diferentes institutos privados, brindando los conocimientos de diversas herramientas formativas con proyección presente y futura a nivel de Diseño Gráfico, Web y el Fashion Design.

En cuanto a la actuación, ya en la escuela y en el liceo participé en obras de Florencio Sánchez como Barranca abajo y M’hijo el dotor. Más adelante comencé a actuar en eventos como presentador y agasajando a los invitados, hasta que conocí a mi maestro Divino Vivas, uno de los capos cómicos que triunfó en la vecina orilla. De él recogí enseñanzas que me permitieron incursionar en el radioteatro, el teatro y la televisión. Posteriormente di mis primeros pasos en el cine, participando en el largometraje Jesús de Punta del Este, que dirigió Álvaro Moure Clouzet.

Y el carnaval también me deslumbró desde siempre, y si bien me gustan todas las categorías, en la que siempre quise estar fue en las comparsas lubolas. Crecí frente al conventillo Charrúa, donde vivía la familia Arrascaeta (hoy Comparsa El Umbé), y mi principal referente fue el Nene, pareja de la incomparable y a mi entender mejor mama vieja de todos los tiempos, La Tía Coca. Él siempre la acompañaba bailando a su lado cuando venían los tambores del Cordón y del Buceo los 24 de diciembre y los 1º de enero: me acuerdo que se hacían asados en la calle y después arrancábamos rumbo a Palermo y Barrio Sur. Para mí esas siempre fueron las mejores y más auténticas llamadas. Y hace unos años yo también empecé a salir como gramillero en una comparsa barrial que se llama Ytú Candombe, con la cual ganamos durante cinco temporadas consecutivas el Corso del Zonal 8. Eso me llevó a entreverarme y después a involucrarme directamente con Lulonga, en donde he aportado desde mis diseños hasta mi baile porque es una comparsa humilde pero grande a la vez y se sostiene económicamente con la ayuda y el aporte de los vecinos y todos sus integrantes. Y mirá que no estoy ni cerca de ser una leyenda del carnaval, pero si la vida me lo permite seguiré siempre entregado a esta pasión que también me hace investigar constantemente las raíces del candombe.

¿Cómo viviste el desdoblamiento actuación-dirección en el largometraje Jesús de Punta del Este? ¿Te cayó bien hacer de Judas?

Este largometraje fue una experiencia inolvidable, y me hizo enamorar para siempre de la realización cinematográfica. La experiencia como director de actores fue riquísima, ya que la mayoría del elenco -incluidos los protagonistas- estaba formado por gente sin ninguna experiencia actoral, los que nos desafió a construir desde cero la evolución de los personajes. En cuanto a mi actuación, me basé en el llamado Evangelio de Judas. A mí no me importaba si era apócrifo o no, y decidí tomar lo que me servía para encarar el personaje que quería en esta época. Porque también el Judas de la película (Franco) es un traidor que no prevé las consecuencias trágicas que le podían traer a Leonardo (Jesús) sus maniobras cegadas por la ambición de fama y el poder, aunque en ningún momento malintencionadas.

¿Qué balance harías de la experiencia carnavalera de intercambio internacional que se llamó Cuando el río viene sonando?

Fue otro sueño hecho realidad. Porque con mi hermano del corazón, el argentino Martín Bauer, cantautor de la banda Molembos -que ahora saca su segundo disco- y fundador de la comparsa La Candela de San Telmo, siempre tuvimos ganas de actuar juntos que en la tierra del candombe. Molembos ya había venido en dos oportunidades a tocar en el Barrio Sur en el Día del Patrimonio, y cuando surgió este proyecto los integrantes de La Candela comenzaron a organizar rifas y a vender chorizos después de los ensayos para pagarse los pasajes. Nosotros desde acá tuvimos que financiar el traslado desde Tres Cruces y todos los otros gastos, ya que la IMM nos rechazó el pedido de aporte de un escenario con amplificación, siendo éste un hecho histórico sin precedentes. Igual logramos que viajaran 150 personas, las alojamos en casas y tanto Molembos como La Candela de San Telmo tocaron en Malvín Norte y en Barrio Sur. Ahora cruzo todos los diciembres a bailar en la comparsa y me reciben como un rey y cada viaje es una historia diferente llena de anécdotas imborrables.


3 comentarios:

Rochie dijo...

Aparte de los escritos de Gomensoro fue la primera vez que termino de leer y entiendo la totalidad de la nota.

zen dijo...

Querida Roche, que alegría recibirla en el Templo.
Recuerde que tenemos también los famosos "talleres" de Guión.

La esperamos como siempre, con el corazón encendido.

Un abrazo grande.

Rochie dijo...

y cómo hago para hacer los famosos talleres de guion?
yo lo escucho.

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