ONCEAVA ENTREGA
¿QUÉ ESTÁ PASANDO, ACTUALMENTE, CON LOS ROLES FAMILIARES?
La realidad es muy elocuente: los cambios en la condición de la mujer han terminado con los roles tradicionales del padre como proveedor y de la madre como ama de casa, mientras que los roles de los niños, los adolescentes y los jóvenes se han ido desdibujando progresivamente hasta desaparecer como tales. Hoy por hoy, y en términos generales, ninguno de ellos tiene roles claros y naturales que cumplir dentro de la comunidad familiar.
HACIA UNA NUEVA CARACTERIZACIÓN DE LA PAREJA O DEL MATRIMONIO ESTABLES
La esencia del nuevo matrimonio o de la nueva pareja estables consiste en que se asienten sobre el “encuentro” de dos seres humanos que deciden, libre y responsablemente, comprometerse en la realización, en un lapso que lo haga posible, de un proyecto de existencia en común, cimentado sobre dos sólidos fundamentos:
La realidad es muy elocuente: los cambios en la condición de la mujer han terminado con los roles tradicionales del padre como proveedor y de la madre como ama de casa, mientras que los roles de los niños, los adolescentes y los jóvenes se han ido desdibujando progresivamente hasta desaparecer como tales. Hoy por hoy, y en términos generales, ninguno de ellos tiene roles claros y naturales que cumplir dentro de la comunidad familiar.
HACIA UNA NUEVA CARACTERIZACIÓN DE LA PAREJA O DEL MATRIMONIO ESTABLES
La esencia del nuevo matrimonio o de la nueva pareja estables consiste en que se asienten sobre el “encuentro” de dos seres humanos que deciden, libre y responsablemente, comprometerse en la realización, en un lapso que lo haga posible, de un proyecto de existencia en común, cimentado sobre dos sólidos fundamentos:
UNA EXPLÍCITA COMUNIÓN ÉTICA, y UN EXPLÍCITO CONSENSO IDEOLÓGICO.
¿Qué lugar ocuparían en este encuadre los clásicos “vínculos amorosos” de los enamorados?
Esos vínculos, tradicionalmente considerados como “amorosos” (vínculos afectivos y emocionales, eróticos, sexuales, de amistad y compañerismo, habitacionales, económicos, laborales, familiares, etc.) no constituyen la plena y plenificante relación amorosa sino que son sus formas de expresión (son la “realización”, la “materialización”, la “encarnación” de esa relación plena y plenificante). Y son, por su propia naturaleza de “expresión”, contingentes y permanentemente cambiantes.
La confusión entre lo que constituye “la esencia” de la relación y lo que constituye “sus expresiones”, entre el contenido y la forma, entre lo fundamental y lo accesorio, condena a la mayor parte de las relaciones a una inevitable y progresiva obsolescencia, como consecuencia de las frustraciones que conlleva la pretensión de eternidad de formas de expresión forzosamente efímeras.
Sólo las relaciones profundamente enraizadas en la comunión ética y en el consenso ideológico pueden cambiar permanentemente sus formas de expresión y mantenerse vivas a través del tiempo, así como los árboles conservan su identidad aunque cambien sus hojas en cada estación.
(continúa próximo miércoles)
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