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ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (116) - HÉCTOR GARBARINO

 

 1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996               

1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

 

UNA MODALIDAD FÓBICA *

 

C. BEATRIZ SILVA (3)

 

El Dr. Garbarino plantea al hablar de la angustia confusional en pacientes fóbicos que hay una regresión a momentos primerísimos de la existencia, al que llamó “período umbilical”. Pero que ello no implica una detención del desarrollo, sino que hay diferentes niveles de evolución, pudiendo la angustia de separación tener otra dimensión simbólica (en las fobias).

 

Siguiendo la línea de pensamiento freudiano coexistiría la angustia de castración, como niveles evolutivos de la personalidad y que implican diferentes registros simbólicos del sentimiento de angustia que hacen al síntoma fóbico.

 

Retomo este planteo porque creo que tiene total vigencia en el material presentado, para poder analizarlo desde otra teorización.

 

Entiendo que en el mismo se ponen de manifiesto las conceptualizaciones acerca del yo-instancia, el yo-Ser y la angustia de no Ser.

 

En su mareo, “adentro”, su sensación no es que los objetos giren alrededor de él, sino que él mismo es el que gira hasta perder el equilibrio, al no poder tenerse en pie. Es la pila que gira y gira hasta que cae.

 

Es ante el viaje-separación que Gabriel pierde el sostén (yoico).

 

Yo instancia que se desdibuja y entra a regirse con otras coordenadas temporales, surgiendo la vivencia de un tiempo que se “congela” en un momento virtual en el que coexisten la sensación de eternidad, de máxima velocidad (¿velocidad luz?) que “parece uno solo porque no se nota el cambio”. Es un tiempo que pasa y no pasa, como “suspendido”.

 

No es casual que ambos comentarios hayan surgido al finalizar las sesiones.

 

Se hace tangible su pérdida de orientación témporo-espacial.

 

El yo instancia se desdibuja y surge la angustia de perderse (límites yoicos) en la nada, el miedo a la nada. El dejar de ser yo para ser nada, “sin cuerpo”.

 

El que no haya “nadie, nadie” hablaría de un cambio de registro, no ya de una pérdida de lo humano para formar parte de lo incorpóreo del Ser sino el pánico a dejar de ser-Ser.

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