La búsqueda de la planta mágica Ska María Pastora (3)
Paseo a lomo de mula a
través de la montaña mejicana (3)
En Ayautla nos quedamos
varios días. Nos alojábamos en la casa de doña Donata Sosa de García. Doña
Donata llevaba la voz cantante en una gran familia, y también se le sometía su
enfermizo esposo. Además dirigía las plantaciones de café de la región. En un
edificio vecino estaba el sitio de recolección de los granos de café recién
cosechados. Era un cuadro bonito ver a las jóvenes indias con sus vestidos
claros, adornados con bordados de colores, cuando regresaban al anochecer de la
cosecha llevando sus sacos de café en la espalda y sujetados con cintas en la
frente.
A la noche, a la luz de
la vela, doña Donata, que además del mazateca hablaba el castellano, nos
contaba de la vida en el pueblo. En cada una de esas chozas, que parecían tan
tranquilas, se había desarrollado ya una tragedia. En la casa de al lado, que
ahora está vacía, vivía un hombre que había asesinado a su mujer y que ahora
cumple cadena perpetua. Un yerno de doña Donata, que tenía una relación con
otra mujer, había sido asesinado por celos. El presidente de Ayautla, un joven mestizo
hercúleo, ante quien nos habíamos presentado a la mañana, sólo se atreve a
andar el corto trecho de su choza a su “oficina” en la casa comunal con techo
acanalado en compañía de dos hombres fuertemente armados. Tiene miedo de que lo
fusilen, pues exige pagos ilegales.
Gracias a las buenas relaciones
de doña Donata obtuvimos de una anciana las primeras muestras de la planta
buscada, unas hojas de la Pastora. Pero como faltaban las flores y las raíces,
no era todavía un material adecuado para la determinación botánica. Tampoco
tuvieron éxito nuestros esfuerzos en averiguar dónde crecía esa planta y cómo
se utilizaba en esta región.
Después de dos días de cabalgata, habiendo pernoctado en el pueblecito de montaña San Miguel Huautla, situado a gran altura, llegamos a Río Santiago. Aquí se nos agregó doña Herlinda Martínez Cid, una maestra de Huautla de Jiménez. Había venido a caballo por invitación de Gordon Wasson, quien la conocía de sus expediciones anteriores, para que actuara de intérprete mazateco-castellana. Además podía ayudarnos a iniciar contactos con curanderos y curanderas que utilizaban las hojas de la Pastora, por intermedio de sus numerosos parientes repartidos en esa región. Debido a nuestro retraso en llegar a Río Santiago, doña Herlinda, que conocía los peligros de la zona, había estado preocupada por nosotros y temido que pudiéramos habernos despeñado o haber sido asaltados por ladrones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario