jueves

IDEA VILARIÑO - LAS LETRAS DE TANGO (19)

 PLANTEO DEL ASUNTO (6)

 

Dramático (3)

 

Cuando las palabras son dirigidas a otra persona se dan dos casos: que el aludido esté presente o que esté ausente, ya sea muerto o alejado en la distancia o en el tiempo. Sólo el primero, el caso en que lo suponemos o lo sabemos presente se relaciona con las formas dramáticas. El autor puede indicar o no la presencia del interlocutor. En La mina del Ford un recitado pone en presencia del otro:

 

Por eso la mina aburrida

de aguantar la vida que le di

cachó el baúl una noche

y se fue cantando así:

Adiós, Pancho, me voy;

ya sabés por qué.

 

En las dos primeras estrofas la dama enumera las excelencias que pretendía. Interrumpe después de la segunda otro recitado del hombre que comenta lo que oye, recitado que es como un aparte, que está fuera del texto cantado. En la tercera, ella, ajena a estas prescindibles interrupciones, concluye su monólogo, su recuento de los lujos que él no le dio:

 

Yo quiero una cama

que tenga acolchado

y quiero una estufa

pa entrar en calor,

que venga el mucamo

corriendo apurado

y diga; señora,

araca, está el Ford!

 

A menudo no es necesaria ninguna introducción porque el texto mismo alude al interlocutor: “Me da su permiso, señor comisario” (A la luz del candil), ‘Estoy herido, hermano, no digas nada a nadie’ (En su ley), ‘Aquí estamos los dos, bien frente a frente; dame tu mano, machucá la mía’ (Pa mí es igual). Es una fórmula muy socorrida cuya segura eficacia se debe precisamente a su dimensión dramática.

 

Hay, no obstante, letras de intenso dramatismo en la que falta toda forma de diálogo; son aquellas en que hay una acción dramática, no relatada sino planteada, expuesta en presente, haciéndose en el tango. De puro guapo, por ejemplo, o Silbando, donde hay indicaciones de lugar, de sonido, de tiempo, pero, por sobre todo, de acción, como esta, puesta en términos tan escuetos que podría ser una indicación teatral:

 

Un quejido

y un grito mortal

y brillando entre la sombra

el relumbrón

con que un facón

da su tajo fatal.

 

Esta ubicación de las letras de tango, según su planteo, dentro de esas tres grandes formas de lo literario, no es suficiente. Quedan fuera algunas que en esta literatura cobran especial interés por muy frecuentadas, muy típicas o muy felices. Son las que veremos a continuación.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+