miércoles

IDEA VILARIÑO - LAS LETRAS DE TANGO (13)

 EL VERSO (2)

 

Por atender a fórmulas no siempre adecuadas o razonables, se pone a menudo en una línea cantidad de sílabas que no pueden decirse de una tirada sin forzar las cosas, sin violentar el ritmo. La mejor verificación de las divisiones naturales, de los verdaderos ‘versos’ -cuando no son declarados por la rima- se encuentra en la voz de un cantor de buen tempo y buen fraseo, como Gardel, Entonces ve, por ejemplo, que imposibles líneas de dieciséis sílabas se parten dos honestos octosílabos. Es el caso de las estrofas primera y tercera de Amurado:

 

Cam pa ne o mi ca     tre ra y laen cuentro de so la da

 

Aquí vemos de nuevo el verso confundido con el motivo musical. Este consta de ocho semicorcheas a cada una de las cuales corresponde una sílaba; y a cada instancia del motivo corresponde un octosílabo.

 

Pero conscientemente o no, los letristas trabajan a menudo con grupos silábicos menores: los que dependen de cada acento; grupos que son la base rítmica de toda forma poética y con más razón de esta que obedece a una música tan fuertemente acentuada. Cada uno de esos acentos coincide con el o los acentos importantes de cada compás.

 

Cam pa ne o mi ca tre ra

Amurado

 

red del a rra bal

Madreselva

 

Y el poeta, premeditadamente o no, como dijimos, subraya en su letra esos acentos musicales y métricos rimándolos. No son rimas obligadas, como la que considera necesarias al fin del verso; las hace sin precisión pero con significativa frecuencia:

 

Campaneo                                                      En la timba

mi catrera                                                      de mi vida

y la encuentro                                                me planté con

desolada,                                                       siete y medio,

sólo tengo                                                      cementerio

de recuerdo                                                   de mi vida

el cuadrito                                                     convertido

que está allí.                                                  un jardín.           

 

Salvo algunos torpes que creen necesario decir las largas frases de un tirón y evitan para eso apoyos y pausas inherentes al ritmo -o en caso contrario las fuerzan, los cantores marcan esos acentos, esas divisiones aun sin proponérselo; simplemente, obedeciendo a la música.

 

En algunos tangos esas dos, tres, cuatro o cinco sílabas son suficientes al autor para completar el verso. Cuando se trata de estrofas enteras el más frecuente es estos versos cortos es el pentasílabo, como en Madreselva o en Buenos Aires:

 

Vieja pared                                                     Noche porteña       

del arrabal                                                      bajo tu mando

tu sombra fue                                                  risas y llantos

mi compañera.                                                muy juntos van,

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