martes

IDEA VILARIÑO - LAS LETRAS DE TANGO (11)

 ESTRUCTURA (2)

 

Las funciones de cada parte dentro de la composición son concebidas de diferentes maneras. Esto no quiere decir que cada autor cree un modo de encararlas, aunque se puede notar la preferencia de algunos de ellos por esta o aquella forma. Tales formas, que son unas pocas, tienen resultados bastante diferentes en cuanto a la organización y al carácter general de la obra. Pueden darse las siguientes:

 

a / Las estrofas van desarrollando su asunto en etapas, dividiéndolo cronológicamente o en cualquier otro orden, pero de modo que cada una cierre un período o agote un punto. Ese plan se ve bien con sólo citar los primeros versos de cada estrofa de Lo que fuiste:

 

Vos fuiste la graciosa

y humilde costurera

que en loca primavera

el barrio engalanó.

Hasta tu oído

llegó un acento

como un lamento

pidiendo amor.

Hoy sos una de tantas

que por la vida ruedan

 

b / El hilo expositivo o narrativo no acusa las divisiones del texto musical. En todo caso las destaca la puntuación, pero no hay cortes necesarios, o significativos, en la letra. En La mina del Ford:

 

I

 

Yo quiero un cotorro

que tenga balcones,

 

II

 

Yo quiero un cotorro

con piso encerado,

 

III

 

Yo quiero una cama

Que tenga acolchado

 

c / Este es el caso más frecuente e interesante. La segunda estrofa se distingue conceptual y muchas veces métricamente de primera y tercera. A la medida nos referiremos después; bástenos saber ahora que la segunda es a menudo más breve por ser sus versos más cortos o menos numerosos.

 

Dentro de este caso también hay variantes. Unas veces esa estrofa se aproxima a una función de estribillo -nombre que suele dársele, generalmente con error-, de refrán que se repìte a intervalos como un comentario, una reflexión, una nostalgia, dichos en pocos versos que vienen al caso pero que, desde el punto de vista de la información, podrían omitirse; lo importante en ese sentido -la historia, los datos, la situación- está dado en las dos estrofas mayores. Por ejemplo, en Bandoneón arrabalero, Melenita de oro, Tres esperanzas, Caminito:

 

Desde que se fue

triste vivo yo;

caminito amigo

yo también me voy.

Desde que se fue

nunca más volvió;

seguiré sus pasos,

caminito, adiós.

 

En otras letras esa segunda estrofa, aunque tampoco continúa el hilo de la exposición sino que más bien lo corta, sirve para incorporar elementos vitales. Por ejemplo, mientras las otras partes se refieren al presente, la segunda se ocupa del pasado, de hechos o circunstancias que estuvieron en el origen de lo que se está cantando. Es lo que pasa en Un tropezón, donde además podemos ver -ahora sí- un verdadero estribillo en segundo y último lugar:

 

I

 

Por favor, lárgueme, agente,

no me haga pasar vergüenza,

yo soy un hombre decente,

se lo puedo garantir.

He tenido un mal momento

al toparme a esa malvada

mas no pienso hacerle nada,

para qué

ya se ha muerto para mí.

Un tropezón

cualquiera da en la vida

y el corazón

aprende así a sufrir.

 

II

 

De entre el barro

la saqué un día

y con amor

la quise hasta mí alzar

pero bien dicen

que la cabra al monte tira

y una vez más

razón tuvo el refrán.

Fui un gran otario

para esos vivos,

pobres donjuanes

de cabaret;

fui un gran otario

porque la quise

como ellos nunca

podrán querer

 

III

 

Llevemé nomás, agente,

es mejor que no me largue,

pudiera ser que me amargue

recordando su traición

y olvidándome de todo

a mi corazón me entregue

y al volverla a ver me ciegue

y ahí nomás…

Lléveme, será mejor.

Un tropezón

cualquiera da en la vida

y el corazón

aprende así a sufrir.

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