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CÓMO SUENA CADA COLOR, SEGÚN WASSILY KANDISNSY

 


Artista y teórico, Kandinsky fue uno de los padres del arte abstracto y dio la vuelta a todas las ideas preconcebidas sobre la pintura. En un bello ejercicio de abstracción, el visionario pintor ruso describió el sonido de cada uno de los colores…

  

¿Es posible decir a qué suenan el color rojo, el azul o el violeta? Sólo una mente con la extraordinaria capacidad de abstracción como la de Wassily Kandinsky (1866-1944) pudo definirlo.

 

Durante su carrera, el que fue uno de los pioneros del arte abstracto, también desarrolló un importante cuerpo teórico en el que destacan De lo espiritual en el arte (1911) y Punto y línea sobre el plano (1926), entre otros escritos.

 

Y de entre sus muchas exploraciones en el campo de la pintura y el arte en general (mismas que podría convertirse en consejos de vida) se incluyen, por supuesto, importantes reflexiones sobre el proceso de composición, además de varias que fueron dedicadas a su teoría del color —una que, como la de Goethe, estaba íntimamente ligada a lo emocional y lo intuitivo.

 

Si se pudiera definir el delicioso arte del ruso con dos palabras, estas serían, posiblemente, sonido y movimiento (quizá por las melodías que se intuyen en muchas de sus piezas).

 

Y es que en una buena cantidad de sus cuadros es posible (al menos para una mente abierta a la transgresión revolucionaria de disciplinas) encontrarnos con la semejanza a una composición musical, al menos a partir de la etapa en que Kandinsky fue parte de la Bauhaus y sus estilos posteriores.

  

En De lo espiritual en el arte, Kandinsky define las antinomias u oposiciones de los colores: “Los seis colores aparejados conforman las grandes antinomias que se organizan en un círculo, como una serpiente que se muerde la cola (símbolo del infinito y la eternidad) y abren las dos grandes posibilidades que, por las vibraciones que despiertan, se relacionan con determinados estados anímicos.”

 

Lleno de una sensibilidad no sólo profunda sino también visionaria, dotado de una concepción mágica del universo y una innegable aceptación de la relación entre los visible y lo invisible, el artista definió el sonido de cada color de la siguiente manera:

 

Rojo

 

El rojo es un color ardiente con un carácter inmaterial e inquieto. Recuerda a la alegría juvenil, pero en tonos oscuros simboliza la madurez viril. Se asemeja a los tonos claros de un violín.

 

Naranja

 

El color tiene una sensación grave, radiante, que emite salud y vida. Su sonido es similar al de una campana llamando al Ángelus, un barítono o una viola.

 

Amarillo

 

Este color irradia desde el centro, parece que se acerca al espectador o que se sale del cuadro. Es inquietante y evoca al delirio. Su sonido es el de una trompeta o un clarín.

 

Verde

 

El verde carece de dinamismo, ya que evoca la calma y la pasividad. Suena como los tonos tranquilos y profundos de un violín.

 

Azul

 

Este color se mueve de forma concéntrica, como un caracol en su concha. Parece que se aleja del espectador. Es un color puro e inmaterial, y su sonido se asemeja al de una flauta, un violonchelo o un órgano.

 

Violeta

 

El violeta se concibe como un color lento, apagado. Tiene una sensación enfermiza que se asocia al luto y a la vejez. Recuerda al sonido del corno inglés, la gaita o el fagot.

 

Blanco

 

El blanco representa un mundo donde desaparece el color material. Da una sensación de alegría pura. Es un silencio lleno de posibilidades, una pausa musical.

 

Negro

 

Es el color de la más pura tristeza, por lo que es apagado e inmóvil. Evoca la muerte, la nada tras apagarse el sol. Es el silencio, la pausa completa tras la que comienza otro mundo.


(CULTURA INQUIETA / 5-8-2019)

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