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ESTÉTICA DE LA CREACIÓN VERBAL (65) - MIJAIL. BAJTIN

 AUTOR Y PERSONAJE EN LA ACTIVIDAD ESTÉTICA (27)

 

EL HÉROE COMO TOTALIDAD DE SENTIDO

Acto, confesión, autobiografía, héroe lírico, biografía, situación, carácter, tipo, personaje, hagiografía. (6)

 

2/1) Ahora nos toca analizar la autobiografía, a su héroe y a su autor. Las formas particulares, internamente contradictorias, de transición entre la confesión y la autobiografía aparecen a fines de la Edad Media cuando no se conocían todavía los valores biográficos, y durante el primer Renacimiento. Ya la Historia calamitatum mearum de Abelardo (35) representa una forma mixta semejante en la que aparecen los primeros valores biográficos sobre una base confesional con un cierto matiz de lucha con lo humano; se inicia la densificación del alma, sólo que no en Dios. La orientación valorativa biográfica con respecto a su vida vence la orientación confesional en Petrarca, aunque no sin alguna lucha. Confesión o biografía, descendientes de uno o Dios, San Agustín o Plutarco, héroe o monje -este es el dilema con el acento sobre el segundo miembro, que atraviesa toda la vida y obra de Petrarca y encuentra una expresión más clara (algo primitiva) en Secretum. (36) (El mismo dilema aparece en la segunda mitad de la vida de Bocaccio.) Un matiz confesional aparece a menudo en la tendencia biográfica y en su expresión en la época del primer Renacimiento. Pero la victoria pertenece al valor biográfico. (Una colisión semejante, lucha, compromiso o triunfo de uno u otro principio los observamos en los diarios modernos. Los diarios pueden ser o confesionales o biográficos: son confesionales todos los diarios tardíos de Tolstoi, según se puede deducir por aquellos que se han conservado; el diario de Pushkin es de carácter absolutamente autobiográfico, como todos los diarios clásicos no opacados por el tono penitente.)

 

No existe una frontera brusca y fundamental entre una autobiografía y una biografía, lo cual es muy importante. Una cierta diferencia existe, desde luego, y puede ser grande, pero tal diferencia no se ubica en el plano de la principal orientación valorativa de la conciencia. Ni en la biografía, ni en la autobiografía el yo-para-mí (la actitud hacia uno mismo) viene a ser el momento de organización y estructuración de la forma.

 

Por biografía o autobiografía entendemos la forma transgrediente más elemental mediante la cual yo puedo objetivar mi vida artísticamente. Examinaremos la forma biográfica sólo en aquellos aspectos en los que pueda servir a los fines de autoobjetivación, es decir, en la medida en que pueda ser autobiografía, o sea, desde el punto de vista de una posible coincidencia en ella entre el héroe y el autor o, más exactamente (puesto que la coincidencia en ella entre el héroe y el autor o, más exactamente (puesto que la coincidencia entre el héroe y el autor sea una contradictio in adjecto, el autor es un momento de la totalidad artística y como tal no puede coincidir, dentro de esta totalidad, con el héroe que es su otro momento; la coincidencia personal “en la vida” entre el individuo del que se habla y el individuo que habla no elimina la diferencia entre estos momentos en la totalidad artística; es posible, pues, la pregunta: ¿cómo me estoy representando, a diferencia de la pregunta, quién soy?), desde el punto de vista de un carácter particular del autor con respecto al héroe. La autobiografía como un recuento de datos acerca de uno mismo, aunque los datos estén organizados en la totalidad del cuento externamente coherente, que no realice valores artístico-biográficos y que persiga unos fines objetivos o prácticos, tampoco nos interesa aquí. Tampoco existe la finalidad artístico-biográfica en la biografía de tipo científico de un personaje de la cultura: allí se trata de una finalidad histórico-científica, que tampoco puede interesarnos aquí. En cuanto a los consabidos momentos autobiográficos en una obra literaria, estos momentos pueden ser absolutamente diferentes, pueden ser de carácter confesional o puramente informativo acerca de un acto objetivo (acto cognoscitivo del pensar, acto político, acto práctico, etc.) o, finalmente, pueden tener carácter lírico; nos interesan sólo aquellos que tengan un carácter ciertamente biográfico, o sea, los que realicen un valor biográfico.

 

Un valor literario biográfico, es el que entre todos los valores artísticos transgrede menos a la autoconciencia, por eso el autor, en una autobiografía, se aproxima máximamente a su héroe, ambos pueden aparentemente intercambiar sus lugares, y es por eso que se hace posible la coincidencia personal del héroe con el autor fuera de la totalidad artística. Un valor biográfico no sólo puede organizar una narración sobre la vida del otro sino que también ordena la vivencia de la vida misma y la narración de la propia vida de uno; este valor puede ser la forma de comprensión, visión y expresión de la vida propia.

 

Notas

(35) Historia de mis calamidades, de Abelardo, filósofo escolástico, teólogo y poeta francés del siglo XII.

(36) Secretum; otras variantes del título: De comptemptu mundo, De secreto conflictu curarum mearum. Diálogo de F. Petrarca surgido en 1342-1343 y reelaborado en 1353-1358. Los participantes del diálogo son el mismo Petrarca (Francisco), la Verdad personificada, y San Agustín. El contenido del diálogo es la discusión del modo de vida de Petrarca, que se reprueba (por la Verdad y por Agustín, pero en parte por el mismo Petrarca) como pecaminoso, y se defiende o, mejor dicho, se describe acríticamente como una dación objetiva no sujeta a cambios (la apostura principal de Petrarca como participante del diálogo). Cf. el artículo de M. Gershenzon “Francesco Petrarca” en el libro: Petrarca. Aurobuografía. Ispoded’, Sonety, San Petersburgo, 1914.

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