AUTOR Y PERSONAJE EN LA ACTIVIDAD ESTÉTICA (27)
EL
HÉROE COMO TOTALIDAD DE SENTIDO
Acto,
confesión, autobiografía, héroe lírico, biografía, situación, carácter, tipo,
personaje, hagiografía. (6)
2/1)
Ahora
nos toca analizar la autobiografía, a su héroe y a su autor. Las formas
particulares, internamente contradictorias, de transición entre la confesión y
la autobiografía aparecen a fines de la Edad Media cuando no se conocían
todavía los valores biográficos, y durante el primer Renacimiento. Ya la Historia
calamitatum mearum de Abelardo (35) representa una forma mixta semejante en
la que aparecen los primeros valores biográficos sobre una base confesional con
un cierto matiz de lucha con lo humano; se inicia la densificación del alma,
sólo que no en Dios. La orientación valorativa biográfica con respecto a su
vida vence la orientación confesional en Petrarca, aunque no sin alguna lucha.
Confesión o biografía, descendientes de uno o Dios, San Agustín o Plutarco,
héroe o monje -este es el dilema con el acento sobre el segundo miembro, que
atraviesa toda la vida y obra de Petrarca y encuentra una expresión más clara
(algo primitiva) en Secretum. (36) (El mismo dilema aparece en la
segunda mitad de la vida de Bocaccio.) Un matiz confesional aparece a menudo en
la tendencia biográfica y en su expresión en la época del primer Renacimiento. Pero
la victoria pertenece al valor biográfico. (Una colisión semejante, lucha,
compromiso o triunfo de uno u otro principio los observamos en los diarios
modernos. Los diarios pueden ser o confesionales o biográficos: son
confesionales todos los diarios tardíos de Tolstoi, según se puede deducir por
aquellos que se han conservado; el diario de Pushkin es de carácter
absolutamente autobiográfico, como todos los diarios clásicos no opacados por
el tono penitente.)
No existe una frontera
brusca y fundamental entre una autobiografía y una biografía, lo cual es muy
importante. Una cierta diferencia existe, desde luego, y puede ser grande, pero
tal diferencia no se ubica en el plano de la principal orientación valorativa
de la conciencia. Ni en la biografía, ni en la autobiografía el yo-para-mí (la
actitud hacia uno mismo) viene a ser el momento de organización y
estructuración de la forma.
Por biografía o
autobiografía entendemos la forma transgrediente más elemental mediante la cual
yo puedo objetivar mi vida artísticamente. Examinaremos la forma biográfica
sólo en aquellos aspectos en los que pueda servir a los fines de
autoobjetivación, es decir, en la medida en que pueda ser autobiografía, o sea,
desde el punto de vista de una posible coincidencia en ella entre el héroe y el
autor o, más exactamente (puesto que la coincidencia en ella entre el héroe y
el autor o, más exactamente (puesto que la coincidencia entre el héroe y el
autor sea una contradictio in adjecto, el autor es un momento de la
totalidad artística y como tal no puede coincidir, dentro de esta totalidad,
con el héroe que es su otro momento; la coincidencia personal “en la vida”
entre el individuo del que se habla y el individuo que habla no elimina la
diferencia entre estos momentos en la totalidad artística; es posible, pues, la
pregunta: ¿cómo me estoy representando, a diferencia de la pregunta, quién soy?),
desde el punto de vista de un carácter particular del autor con respecto al
héroe. La autobiografía como un recuento de datos acerca de uno mismo, aunque
los datos estén organizados en la totalidad del cuento externamente coherente,
que no realice valores artístico-biográficos y que persiga unos fines objetivos
o prácticos, tampoco nos interesa aquí. Tampoco existe la finalidad
artístico-biográfica en la biografía de tipo científico de un personaje de la
cultura: allí se trata de una finalidad histórico-científica, que tampoco puede
interesarnos aquí. En cuanto a los consabidos momentos autobiográficos en una
obra literaria, estos momentos pueden ser absolutamente diferentes, pueden ser
de carácter confesional o puramente informativo acerca de un acto objetivo
(acto cognoscitivo del pensar, acto político, acto práctico, etc.) o,
finalmente, pueden tener carácter lírico; nos interesan sólo aquellos que tengan
un carácter ciertamente biográfico, o sea, los que realicen un valor biográfico.
Un valor literario biográfico,
es el que entre todos los valores artísticos transgrede menos a la
autoconciencia, por eso el autor, en una autobiografía, se aproxima máximamente
a su héroe, ambos pueden aparentemente intercambiar sus lugares, y es por eso
que se hace posible la coincidencia personal del héroe con el autor fuera de la
totalidad artística. Un valor biográfico no sólo puede organizar una narración
sobre la vida del otro sino que también ordena la vivencia de la vida misma y
la narración de la propia vida de uno; este valor puede ser la forma de
comprensión, visión y expresión de la vida propia.
Notas
(35) Historia de mis calamidades, de Abelardo, filósofo escolástico, teólogo y poeta francés del siglo XII.
(36) Secretum; otras variantes del título: De comptemptu mundo, De secreto conflictu curarum mearum. Diálogo de F. Petrarca surgido en 1342-1343 y reelaborado en 1353-1358. Los participantes del diálogo son el mismo Petrarca (Francisco), la Verdad personificada, y San Agustín. El contenido del diálogo es la discusión del modo de vida de Petrarca, que se reprueba (por la Verdad y por Agustín, pero en parte por el mismo Petrarca) como pecaminoso, y se defiende o, mejor dicho, se describe acríticamente como una dación objetiva no sujeta a cambios (la apostura principal de Petrarca como participante del diálogo). Cf. el artículo de M. Gershenzon “Francesco Petrarca” en el libro: Petrarca. Aurobuografía. Ispoded’, Sonety, San Petersburgo, 1914.
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