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ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (46) - HÉCTOR GARBARINO

 1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996

1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019


V. MELANCOLÍA


ESPACIO Y TIEMPO EN LA MELANCOLÍA***


DISCUSIÓN (3)


Alicia Cattivelli: “Usted dice que plantea un conflicto entre bidimensionalidad y tridimensionalidad, pero también habla de metamorfosis y también dice que hay una metamorfosis de la tridimensionalidad a la bidimensionalidad. Me parece importante rescatar los conceptos de bidimensionalidad y tridimensionalidad de Meltzer. Lo que él plantea de la bidimensionalidad queda conectado al concepto de identificaciones adhesivas, en donde lo que falta en realidad es el espacio continente. En esto que se mencionaba de lo abierto, el límite abierto me parece que tiene que ver con la ausencia de esfínteres que es un poco a lo que se accede en la tridimensionalidad. Esto es lo que permite desde su línea de pensamiento estos espacios de la fantasía que son la bidimensionalidad. La tridimensionalidad permite pasar de las percepciones a las representaciones. Cuando hay tridimensionalidad hay un espacio continente, hay un espacio que cierra y se para interno-externo, hay una posibilidad del uso de la identificación proyectiva.


Lo que yo pensaría en relación a esto que usted dice de la metamorfosis es que en esta paciente tal vez el pasaje del espacio bidimensional al espacio tridimensional, la posibilidad de representarse, la posibilidad de usar la representación proyectiva tal vez ha sido un poco deficitaria, también por el fracaso de las identificaciones primarias. En esto que le preguntaba Fanny sobre qué pueden tener que ver las identificaciones primarias con la bidimensionalidad o con el autismo, usted en realidad lo responde en otro trabajo. No sé si se acuerda, cuando plantea que la identificación primaria es la identificación digamos inter-humana.


En los autistas es bastante claro ver que hay un fracaso claro en esto, que se puede llegar a ver cuando estos niños se identifican con lo inanimado, con el sol o con los objetos de la naturaleza.


A mí lo que me cuesta ver es esto de plantear un conflicto, porque es difícil plantear un conflicto entre distintos espacios de la constitución psíquica de las fantasías sin pensar que funcionen alternadamente y que en este caso hay algo que se abre, se pierde el espacio continente y se pierde la capacidad de representarse. Yo lo pensaría un poco más por ese lado”.


Mercedes Garbarino: “Si estoy en la fantasía o en la realidad, en un espacio tridimensional, con todo lo que trajiste sobre las representaciones, pero al mismo tiempo se me interpone la bidimensionalidad y veo cruces en todos lados, evidentemente se me crea un conflicto”.


Héctor Garbarino: “El problema es que cada palabra puede dar lugar a malentendidos. Yo estoy de acuerdo en que es perturbador para el psicótico que coexistan las cruces y las voces con otros aspectos más neuróticos. Pero cuando yo me refería a un conflicto apuntaba a la noción de conflicto desde el punto de vista psicoanalítico, a lo que estaría más en el meollo de la conflictiva de la paciente. No digo que no sea algo que angustie a la paciente, que al mismo tiempo tenga que lidiar con las voces y con algo de la realidad, que puede haber, pero me parece que el sufrimiento mayor es el otro, es a eso a lo que yo me refiero.


El conflicto entre los espacios es un conflicto psicoanalítico. Yo creo que la noción de conflicto psicoanalítico tiene que ver con que se trata de situaciones opuestas, contrarias, como pueden ser las aspiraciones del Yo y las aspiraciones del Ello.


Si decimos que hay un conflicto entre el Yo y el Ello porque apuntan a aspiraciones opuestas, a mí me parece que en el conflicto psicoanalítico de la psicosis también se apunta a aspiraciones opuestas, contrarias. Una cosa es tener la percepción por la cual yo veo a ustedes a distancia y separados unos de otros, en donde hay un sujeto y un objeto y otra cosa ocurre cuando se ven las cruces, porque allí ya no hay sujeto y objeto, allí las cruces son las sombras que caen sobre el Yo, que se superponen al Yo y lo hacen ver esas cruces. Entonces además de la tridimensionalidad el sujeto está percibiendo una bidimensionalidad, porque eso es como un plano, ya no es la profundidad, y ella está incluida en las cruces, forma parte de ellas.


La diferencia entre presentación y representación es que en el yo-Ser uno está en continuidad con lo que percibe, lo que me parece que señaló muy bien Borges.


La paciente identifica a los objetos como yo a ustedes pero en el caso de las cruces ella más bien se siente investida por las cruces y esto me parece que es característico de las presentaciones”.


…: “De las cosas elementales que me parece que todavía no estoy pudiendo enganchar es eso del narcisismo del Yo y narcisismo del Ser; a mí me queda todavía una dificultad por lo que me cuesta mucho captar. Quería preguntarle qué tiene que ver todo esto con lo imaginario”.


Héctor Garbarino: “A mí me parece que el narcisismo en el psicótico apunta a un narcisismo más impersonal; el narcisismo del Yo es personal, el narcisismo del Ser no es personal. Yo creo que creadores como Borges hablan de esto. Borges hizo un episodio grave, una depresión melancólica; tenía algunas características que le permitieron sentir esta presencia de otro narcisismo”.

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