Werner Herzog ha sido director, documentalista, guionista, productor y actor. Una carrera incontable. En su más reciente Family Romance, LLC, que llegó a MUBI, aborda la simulación de la realidad a través de un sistema de familias en renta.
En una serie de sorpresas inimaginables, Werner
Herzog me habla desde la pantalla de mi computadora. Nuestra conversación se
debe al estreno de su más reciente película, Family Romance, LLC (2019),
que ha llegado a la plataforma de streaming MUBI para toda
América Latina y buena parte del mundo. Eso podría quitarle la extrañeza al
encuentro, pero hay otra cosa que nunca esperé ver y que me atrevo a calificar
como insólita: Herzog está en su casa.
Entre los años setenta y ochenta, el director
alemán vivió algunas de las aventuras más entrañables en la historia de la
realización cinematográfica y se hizo una fama que anula —en la imaginación— la
posibilidad de verlo quieto.
En Aguirre, der Zorn Gottes (1972),
los monos que aparecen al final de la película, Herzog los compró a mitad de
precio, aunque sus contactos lo traicionaron vendiéndolos a un cliente fuera
del país. El director ha comentado que se hizo pasar por un veterinario para
recuperarlos en el aeropuerto, filmar sus escenas y liberarlos en la selva
peruana. En Herz aus Glas (1976), filmó con el elenco
hipnotizado para sugerir el trance de una comunidad del siglo XVIII dedicada al
vidrio. Pero con Fitzcarraldo (1982) vino su hazaña más
demencial: navegar en un barco de vapor entre
los rápidos del Amazonas y pasarlo por tierra a través de un istmo porque la
película necesitaba esa autenticidad. Cuando tocamos el tema de la corrupción
policiaca, a propósito de su película The Bad Lieutenant Port of
Call – New Orleans (2009), Herzog dice que Estados Unidos no es el
peor lugar donde uno puede ser arrestado. Lo sabe por experiencia.
A primera vista, Family Romance, LLC no sugiere la audacia de sus otras producciones. Parece un documental sobre una empresa que se dedica a rentar actores para que se hagan pasar por padres, madres, hijos, abuelas y hermanos. Sin embargo, el ojo más veterano se dará cuenta de que es una ficción donde Yuichi Ishii —el fundador de una compañía real que se llama Family Romance— se interpreta a sí mismo. Herzog filmó en Japón con cámaras pequeñas y sin autorización alguna y explica que la autenticidad de la película partió del hecho de que no habla japonés. Su limitación lo hizo pensar que debía hacer algo tan genuino como fuera posible, y para ello Ishii resultó fundamental. La audición se hizo con empleados de la compañía y Herzog observó que Ishii dirigía a los actores durante ese proceso con tanta inteligencia, calidez y humor, que lo invitó a ser su protagonista. “Es una medalla de honor si alguien siente o cree que es un documental”.
(GATOPARDO / 7-6-2020)
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