martes

SAN JUAN DE LA CRUZ - LLAMA DE AMOR VIVA (49)


¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su Querido!

DECLARACIÓN

9 / Para que se entienda qué resplandores son estos de las lámparas que aquí dice el alma y cómo el alma resplandece en ellos, es de saber que estos resplandores son las noticias amorosas que las lámparas de los atributos de Dios dan de sí al alma, en los cuales, ella unida según las potencias, ella también resplandece como ellos, transformada en resplandores amorosos. Y esta ilustración de resplandores, en que el alma resplandece con calor de amor, no es como la que hacen las lámparas materiales que con sus llamaradas alumbram las cosas que están alrededor, sino como las que están dentro de las llamas, porque el alma está dentro de estos resplandores. Que por eso dice: en cuyos resplandores, que es decir dentro; y no sólo eso, sino, como habemos dicho, transformada y hecha resplandores. Y así, diremos que es como del aire que está dentro de la llama, encendido y transformado en la llama, porque la llama no es otra cosa que el aire inflamado, y los movimientos y resplandores que aquella llama hace ni son sólo del aire, ni sólo del fuego del que está compuesta, sino junto del aire y del fuego, y el fuego los hace hacer al aire que en sí tiene inflamado.

10 / A este talle entenderemos que el alma con sus potencias está esclarecida dentro de los resplandores de Dios. Y los movimientos de estas llamas divinas, que son los vibramientos y llamaradas que habemos arriba dicho, no las hace sola el alma transformada en las llamas del Espíritu Santo, ni las hace sólo él, sino él y el alma juntos, no sólo son resplandores, sino también glorificaciones en el alma. Porque estos movimientos y llamaradas son los fuegos y juegos y fiestas alegres que en el segundo verso de la primera canción decíamos que hacía el Espíritu Santo en el alma, en los cuales parece que siempre está queriendo acabar de darle la vida eterna y acabarla de trasladar a la perfecta gloria, entrándola ya de veras en sí. Porque todos los bienes primeros y postreros, mayores y menores que Dios le hace al alma, siempre se los hace con motivo de llevarla a la vida eterna, bien así como la llama todos los movimientos y llamaradas que hace con el aire inflamado son a fin de llevarle consigo al centro de su esfera, y todos aquellos movimientos que hace es porfiar por llegarle más a sí; mas, como porque el aire está en su propia esfera, no le lleva. Así, aunque estos motivos del Espíritu Santo son eficacísimos en absorber al alma en mucha gloria, todavía no acaba hasta que llegue el tiempo en que salga de la esfera del aire de esta vida de carne y pueda entrar en el centro del espíritu de la vida perfecta en Cristo.

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...
Google+