miércoles

PETER BROOK - EL ESPACIO VACÍO (59) Arte y técnica escénica


EL TEATRO INMEDIATO (10)


El objetivo de la improvisación y de los ejercicios de adiestramiento de los actores durante los ensayos es siempre el mismo: alejarse del teatro mortal. No se trata de rociarse con desenfrenada euforia, como a menudo sospechan los extraños, puesto que la finalidad es llevar al actor una y otra vez a sus propias barreras, a los puntos donde desarrolla una mentira en lugar de la verdad recién encontrada. El actor que interpreta falsamente una gran escena parece falso al público porque instante a instante, en su progresión de una a otra actitud del personaje, sustituye los detalles reales por los falsos: mediante actitudes de imitación ofrece minúsculas, transitorias e inauténticas emociones. Pero esto no puede captarse durante el ensayo de las grandes escenas, ya que hay demasiadas cosas en desarrollo y demasiado complicadas. La finalidad de un ejercicio de adiestramiento es reducir, estrechar más y más el área personal hasta que quede revelado el origen de una mentira. Si el actor es capaz de encontrar y comprender ese momento, quizá pueda abrirse a un impulso más profundo, más creativo.

Cabe decir lo mismo cuando dos actores interpretan conjuntamente. Lo que conocemos mejor es el efecto general y externo de la interpretación: gran parte de la labor del equipo, de la que el teatro inglés se siente tan orgulloso, se basa en la amabilidad, cortesía, moderación, toma y daca, a ti te toca, tú primero, etcétera, facsímile que funciona siempre que los actores tengan una experiencia semejante; por ejemplo, los actores maduros se compenetran perfectamente, así como los muy jóvenes, pero cuando se mezclan el resultado es a menudo confuso, a pesar de su cuidado y mutuo respeto. En un montaje que hice en París de la obra de Genet El balcón, tuve que mezclar actores de formación muy distinta: clásica, cinematográfica, de ballet y procedentes del campo no profesional. Largas sesiones de muy obscenas improvisaciones de burdel sirvieron para que este híbrido grupo se conjuntara y hallara un medio de directa respuesta entre sus componentes.

Ciertos ejercicios abren recíprocamente a los actores de modo muy diferente; por ejemplo, varios actores interpretan distintas escenas, sin hablar al mismo tiempo, con el fin de que cada uno tenga que prestar atención al conjunto y sepa qué momentos dependen de él. Los hay también que desarrollan un sentido colectivo de responsabilidad mediante la calidad de una improvisación y, en cuanto se debilita la compartida invención, cambian a nuevas situaciones. Muchos ejercicios pretenden en primer lugar liberar al actor, con el objetivo de permitirle descubrir por sí mismo lo que únicamente existe en él, para obligarle después a aceptar ciegamente las direcciones externas y que de esta manera, al elevar la sensibilidad de su oído, pueda escuchar en su interior movimientos que de otra forma nunca hubiera detectado. Por ejemplo, un valioso ejercicio consiste en dividir un soliloquio de Shakespeare en tres voces, como un canon, y hacerlo recitar a tres actores a toda velocidad y de manera repetida. Al principio, la dificultad técnica absorbe toda la atención de los intérpretes; luego, cuando gradualmente dominan las dificultades, se les pide que resalten el significado de las palabras sin variar la forma inflexible. Esto parece imposible debido a la rapidez y al ritmo mecánico: al actor se le impide usar cualquiera de sus medios normales de expresión. Entonces, de repente, derriba una barrera y experimenta cuánta libertad puede caber en la más estrecha disciplina.

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