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ANDRÉI TARKOVSKI “MI PADRE SE NEGÓ A HACER CINE EN HOLLYWOOD, ALLÍ NO SE PUEDE HACER ARTE”



por Diego Rojas
Pasa que a veces el cine produce adjetivos. Felliniano, bergmaniano, hitchcockeano, pasoliniano, más recientemente, tarantinesco. Y también: tarkovskiano. La referencia a las películas de Andréi Tarkovski, nacido en Rusia en 1932 y fallecido en París en 1986, remite a un universo audiovisual muy propio, inimitable, a la construcción de un mundo cinematográfico a través de las herramientas de la poesía de la imagen, y de la reflexión sobre esa imagen.

El libro de ensayos de Tarkovski se llama Esculpir el tiempo y tal vez ese sea todo un principio del programa artìstico del cineasta ruso ya que, ¿qué es el cine sino tiempo y luz atravesados por la mirada y la creación humanas? Buenos Aires asiste estos dìas a una revisión de la obra de Tarkovski y para ello cuenta con la presencia de su hijo, llamado igual que él, y que en 1986 fuera a Cannes a recibir los premios en su nombre cuando contaba con quince años, aunque no se llevó la Palma de Oro, tributo con el que todos contaban. Tarkovski estaba internado en París y pronto moriría.

Hoy Andréi Tarkovski hijo también se dedica al cine documental y al registro de la combinación de sonidos e imágenes a través de la música. Conversó con Infobae Cultura sobre un artista del cine que aun hoy es venerado por los artistas audiovisuales que, además, tienen hoy la oportunidad de leer los guiones del cineasta publicados por editorial Mardulce en el volumen Narraciones para cine.

Usted también se dedica al cine. Parece una tradición familiar: su abuelo Arseni Tarkovski es uno de los poetas rusos más reconocidos del siglo XX. ¿Cómo piensa que se expresa hoy ese espíritu poético en el cine de estos días?

Ha cambiado mucho y gran parte del cine perdió el lenguaje poético. Mi padre estaba ligado a la tradición poética, pero no sólo por mi abuelo, sino por la tradición rusa que se remite tan temprano como a Dostoievski. Una tradición que fue interrumpida en 1917, pero que no se rompió jamás. Para mi padre era importante mantener esa convicción. No se trata de imitar, sino de aprender y luego olvidar. Para mi padre mantener una relación con las raíces rusas de la cultura era fundamental. Ahora muchos artistas olvidan que existe esta conexión. Hacer películas es un un trabajo duro, es algo que hay que ganar, es un trabajo de dedicación. Y hay un gran trabajo de lectura, de estudio. Sobre todo porque el cine era un nuevo arte, de principios del siglo XX. Por eso Tarkovski usaba mucho pinturas del renacimiento. El cine no era sólo una pantalla donde mostrar una narración, sino que tenía que encontrar su propio lenguaje. Creo que el cine perdió esa tendencia. En Estados Unidos no es arte, es entretenimiento. Pero el director debe elegir si hace arte o entretenimiento. 

Tarkovski tenía un lenguaje muy particular, muy propio. En 2002, George Clooney hizo una remake de Solaris que representa en gran parte los valores que usted señala sobre Hollywood.

Creo que no se puede hacer arte en Hollywood. A mi padre le habían propuesto hacer cine allí pero se negó. Creo que ese intento de Solaris fue fallido. Hollywood podía hacer una buena pieza blockbuster de ciencia ficción con George Clooney, pero trataron de hacer algo artístico y eso es algo muy complicado y delicado. Por eso la película no funcionó.

En aquel momento se ponía el eje de la atención en que Clooney aparecía semidesnudo en alguna escena de la película.

(Ríe) Sí. Me apena ese intento. Hacer un film artìstico en Estados Unidos es muy difícil de lograr. No creo estar, de todos modos, de acuerdo con las remakes. Mi padre trabajaba con sus propios guiones, lo que vuelve cada película una obra muy personal.

En la cultura rusa hay una línea de productividad artística que supera las circunstancias sociales y políticas dadas. Se podría pensar en Anna Ajmátova, Joseph Brodsky, su padre mismo, personas que hicieron arte a pesar de las circunstancias puntuales del contexto.

La condición de un artista es siempre una soledad. El artista no está nunca en línea con una política, menos en mi país, que atravesó un régimen, una dictadura. Un artista revé las condiciones, ve más allá, por eso es solitario, no se adapta. Ajmátova, Boris Pasternak, sus vidas fueron terribles. La vida de mi padre fue muy complicada, pero si se decide ser real a través del arte, no por fama o dinero, es una decisión que supera el contexto.

Si se mira Stalker no se percibe que hay un "mensaje", es un mundo en sí, no hay nada que transmitir.

Cada gran artista crea un universo con pequeñas cosas, con cosas finitas, con materiales finitos. Por eso se puede decir que mostrar el universo en una gota de agua es una imagen apropiada. En el caso del cine, las imágenes tienen infinitas líneas de interpretación, no son metáforas. Tarkovski creaba imágenes.

No es lo que decía el realismo socialista y el arte oficial del estalinismo, que propugnaba dar un mensaje.

Era un problema. Pero como Tarkovski era joven y a los 30 años ganó el León de Oro de Venecia con La infancia de Iván, pudo hacer pelìculas. Pero decidió ser un artista que no serviría al régimen, sino que su voluntad era la de hacer un cine artístico. Trataba de responder preguntas: ¿por qué estamos aquí?, ¿hay dios?, para él la parte espiritual de la existencia era lo más importante.

En el cine ruso actual hay grandes superproducciones como Stalingrado y algunas otras pocas como el cine de Sokurov.

El problema del cine ruso actual es que quiere ser un gran cine. Y los maestros del cine se perdieron.

Se podría pensar que el estado ruso incentiva un cine de propaganda y que ese sería el deseo de Putin.

Sí, claro. Eso también pasa en los Estados Unidos. Quedan dos o tres directores en Rusia que van contra la corriente.

¿Vio Call me by your name, la pelìcula que ganó el Oscar al mejor guión adaptado?

No es mala. Hay una reflexión, una búsqueda artística. pero igual no vi un gran film. Creo que después de Fellini o Antonioni el cine que se hace en Italia…

¿Tiene algún director favorito?

No contemporáneo. Para mí el cine es poético, tengo una visión poética del cine, quizás porque me crié con mi padre así. Pero todavía sigue prevaleciendo el mensaje sobre la poesía.

¿Pero entonces hay espacio para esa poesía?

La poesía es lo que nos hace humanos. Nos hace ver el mundo mediante otro espectro. La realidad es más amplia y el artista es quien usa la poesía para descubrir esa realidad. No es imaginación, sino visiones del espectro de la realidad más amplio que el que se conoce. Espero que todavía haya poetas.

¿Lee poesía?

Sí, pero no contemporáneos. Leo mucho poesía del siglo XIX.

Se acaban de cumplir cien años de la revolución de Octubre, ¿tiene alguna reflexión sobre ello?

Las revoluciones cambian y brindan nueva energía. Pero toda revolución es destrucción. La revolución es destrucción. No sabemos qué hubiera pasado en Rusia si tantos poetas no hubieran ido al exilio.

¿No cree que hay diferencias entre 1917 y el periodo estalinista respecto a su relación con los artistas? Trotski escribió en 1921 Literatura y revolución, discutía con los formalistas, con Shlovsky, sabía que algo importante estaba pasando con las vanguardias.

Luego Stalin dijo que eran lo peor. Quizás 1917 podría haber sido evitado, pero no se sabe si hubiera sido mejor o peor. Stalin fue el cénit de esa regresión, pero Lenin también transitó ese camino, expulsando al exilio a muchísimos intelectuales. ¿Qué le pasó a Maiakovski, a Eisenstein? Muchos fueron asesinados, otros se suicidaron, otros no pudieron vivir más. Es un tema muy delicado. Stalin hizo perder un siglo al arte ruso, un siglo muy difícil de recuperar. Sin embargo, en los sesenta hubo artistas como mi padre y otros que protagonizaron un renacimiento. En los setenta ese espíritu se cerró, pero mi padre permaneció y perseveró en su creación. Luego se exilió. Pero no hubiera querido irse de Rusia. Lo hizo porque sabía que si se quedaba no iba a filmar más.

La famosa tendencia a la tragedia del alma eslava, como dice esa vieja caracterización. Usted era un niño cuando fue a recibir los premios en Cannes en nombre de su padre, que estaba enfermo.

Tenía quince años. Todos esperaban la Palma de Oro, pero no la ganó.

¿Cómo es para un niño recibir un premio en el nombre del padre?

Yo no quería ir, pero mi padre me pidió y lo hice. Fue estresante. Pero todos esperaban más. Creo que fue el momento en el que el cine estadounidense comenzó a prevalecer en Europa. Fue una despedida triste. Tarkovski estaba en el hospital y él también esperaba más por Sacrificio. Fue el comienzo del fin de una era del cine.

¿Qué es lo que usted está produciendo ahora?

Empecé un documental sobre el trabajo de mi padre a través de grabaciones suyas, a través de su voz. Será un monólogo de Tarkovski. En cierto sentido, su autobiografía.

Una autobiografía realizada por su hijo.

No, trato de poner solamente su voz. Sólo me gustaría escuchar a mi padre hablar.


(infobae / 23-3-2018)

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