¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh
toque delicado.
que a vida eterna sabe
y toda deuda paga!
Matando, vida en muerte
la has trocado.
DECLARACIÓN (1)
1
/ En esta canción da a entender el alma cómo las
tres personas de la Santísima Trinidad, Padre, e Hijo y Espíritu Santo, con los
que hacen ella esta divina obra de unión. Así la mano y el cauterio y
el toque, en sustancia, son una misma cosa; y póneles estos nombres, por
cuanto por el efecto que hace cada una les conviene. El cauterio es el Espíritu
Santo, la mano es el Padre, el toque es el Hijo. Y así engrandece el alma al
Padre, Hijo y Espíritu Santo, encareciendo tres grandes mercedes y bienes que
en ella hacen, por haberle trocado su muerte en vida, transformándola en sí. La
primera es llaga regalada, y esta atribuye al Espíritu Santo; y por eso
le llama cauterio. La segunda es gusto de vida eterna, y
esta atribuye al Hijo; y por eso le llama toque delicado. La tercera es
haberla transformado en sí, que es la deuda con que queda bien pagada el
alma, y esta atribuyese al Padre; y por eso se llama mano blanda. Y
aunque aquí nombra las tres, por causa de las propiedades de los efectos, sólo
con uno habla, diciendo: en vida la has trocado, porque todos ellos
obran en uno, y así todo lo atribuye a uno, y todo a todos. Síguese el verso:
¡Oh
cauterio suave!
2
/ Este cauterio, como habemos dicho, es aquí el
Espíritu Santo, porque, como Moisés en el Deuteronomio, nuestro Señor Dios
es fuego consumidor (4,24), es a saber, fuego de amor; el cual, como sea de
infinita fuerza, inestimablemente puede consumir y transformar en sí el alma
que tocare. Pero a cada una abrasa y absorbe como la halla dispuesta, a una más
y a otra menos; y esto cuando él quiere y cómo y cuánto quiere. Y, como él sea
infinito fuego de amor, cuando él quiere tocar al alma algo apretadamente, es
el ardor de ella en tan sumo grado de amor que le parece a ella que está
ardiendo sobre todos los ardores del mundo. Que por eso en esta junta llama
ella al Espíritu Santo cauterio, porque así como en el cauterio está el
fuego más intenso y vehemente y hace mayor efecto que en los demás ignitos, así
el acto de esta unión, por ser de inflamado fuego de amor más que todos los
otros; y por eso le llama cauterio respecto de ellos. Y, por cuanto este
divino fuego, en este caso, tiene transformada el alma en sí, no solamente
siente cauterio, mas toda ella está hecha un cauterio de vehemente fuego.
No hay comentarios:
Publicar un comentario