miércoles

ESPACIO Y TIEMPO EN LAS PATOLOGÍAS MENTALES (1) - HÉCTOR GARBARINO


1ra edición: Editorial Roca Viva / Julio 1996
1º edición WEB: elMontevideano Laboratorio de Artes / 2019

I / Generalidades

Héctor Garbarino


La introducción del ser en el psicoanálisis (*) (1)


Desde hace algún tiempo hemos venido investigando conjuntamente con algunos colegas, el narcisismo más preferentemente en las psicosis y estados patológicos afines, así como en la mística creatividad y adolescencia, y esto nos ha conducido a una extensión de la teoría del narcisismo, y finalmente a la introducción de la instancia del Ser en la metapsicología psicoanalítica.

Nosotros partimos de la diversidad cualitativa de las dos libidos, y de sus diferentes destinos, propuesta por Kohut, diversidad cualitativa que si no fue necesaria en la investigación de las neurosis, donde actúan conjuntamente asociadas, nos pareció imprescindible en el estudio de las patologías narcisistas, donde tenemos que habérnoslas preferentemente con la libido narcisista y una libido sexual debilitada y subsidiaria de aquella.

Lograda la independencia de la libido narcisista de la libido sexual, nuestro objetivo fue encontrar un nuevo modelo de la mente que estuviese centrado en esta libido y que contribuyese a esclarecer un poco más los complejísimos fenómenos con los que nos enfrentamos en la clínica de estas patologías, pero sin olvidar que la teoría del Ser tiene sólo una función complementaria de otras teorías.

En especial estos pacientes nos han enseñado que hay una dimensión de la realidad que es la realidad cósmica, a la que hay que darle un lugar en la teoría psicoanalítica, porque para muchos de estos pacientes la realidad cósmica se convierte en realidad psíquica.

Se trata en realidad de un verdadero fenómeno de conversión, pero a diferencia de la conversión histérica, donde el síntoma resuelve un conflicto determinado por representaciones reprimidas, aquí la conversión transforma las presentaciones simbólicas del cosmos en manifestaciones psíquicas, con lo cual el paciente logra una cierta ordenación de su psiquismo.

Por otro lado, la inclusión de la realidad cósmica en la metapsicología psicoanalítica es una exigencia del contexto cultural en el que vivimos, puesto que en la actualidad hay físicos que sostiene que la energía humana procede de la energía cósmica (1), y mismo que la propia conciencia humana es un fragmento del universo, punto de vista que el narcisismo del hombre se resiste a admitir.

No nos debe extrañar que las patologías narcisistas graves se aproximen mucho más que las neuróticas a esta concepción de la conciencia humana señalada por los físicos de hoy.

El yo inicialmente segrega un mundo, decía Freud, y separada drásticamente al mundo inanimado. En cambio, con la claudicación del yo, propia de las patologías narcisistas, se desorganiza el esquema corporal, y el cuerpo y el psiquismo abiertos se extienden en el mundo externo y vuelven a aproximar y asimismo equiparar lo animado y lo inanimado.

Por consiguiente, ya no se trata únicamente de vínculos intrapsíquicos o intersubjetivos, sino también de vínculos trans-subjetivos donde lo que resta del yo se relaciona con elementos impersonales del Cosmos. Llamamos narcisismo del Ser a este narcisismo, que perdido el polo de atracción yoica se vuelva sobre el mundo externo, en un movimiento centrífugo sin límites, y determina las incorporaciones de elementos cósmicos.

Hemos concebido entonces nuestra propia mitología de los orígenes, suponiendo que el desequilibrio narcisista que comporta el nacimiento (Freud) nos provoca el presentimiento de existencia, de ser sin imágenes, sin representaciones y sin que exista todavía ninguna referencia corporal en lo psíquico. (2)

Ser ingrávido e incorpóreo, por consiguiente siendo las sensaciones corporales meros acontecimientos neurofisiológicos (Meltzer), sin ningún referente corporal (Piaget), la vivencia de un cuerpo como distinto del Ser será función del vínculo con la madre que prooverá los límites necesarios. (3) Los ritmos y sincronías de la interacción madre-bebé estudiados por Bernardi y colaboradores restarán energía al narcisismo del Ser en provecho del narcisismo yoico, dando lugar a las identificaciones primarias, génesis del yo.


Notas

(1) Así Prigogine sostiene que “las reacciones termonucleares de las estrellas aportan el flujo de energía humana”; sería, pues, energía cósmica libidinizada.

(2) La idea del Ser tiene sus antecedentes en psicoanálisis. Freud habla del “sentimiento oceánico” unido al Todo y Bion, según nos hizo notar Meltzer habla de la oposición, no de consciente e inconsciente sino de finito e infinito que nosotros llamamos respectivamente yo y Ser.

(3) Winnicott atribuye al “handling”, es decir a la manipulación efectuada por la madre durante los cuidados del bebé, la integración psique-soma realizada en el primer semestre de vida, lo que es coherente con nuestra idea de una existencia primaria de no integración del psiquismo con el soma.

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