lunes

La rama dorada (18)


SIMPATÉTICA *

2. MAGIA HOMEOPÁTICA O IMITATIVA (8)

Así también, en la mayoría de los lugares de la Italia antigua estaba prohibido por la ley que las mujeres fueran hilando según caminaban por las carreteras e inclusive que llevaran visibles los husos, pues tales actos se creían perjudiciales para las mieses. Probablemente la idea era que las rotaciones del huso harían retorcer las cañas del grano, que no crecerían erguidas. Del mismo modo, entre los ainos de la isla Sajalin, una mujer embarazada no debe hilar ni retorcer cuerdas desde dos meses antes del parto, pues si lo hiciera, las entrañas de la criatura en enredarían de modo semejante a las cuerdas. Razón parecida hace que en Bilaspore, distrito de Indostán, cuando los hombres principales de una aldea se reúnen en consejo, nadie dará vueltas al huso, (1) pues se supone que si tal cosa aconteciera, la discusión a semejanza del huso, derivaría en un círculo vicioso que nunca podría desenredarse. En algunas de las Indias Orientales, nadie que llegue a la casa de un cazador quedará indeciso en la puerta al entrar; si lo hace, de igual modo lo hará la caza, parándose frente a la trampa y volviéndose en lugar de quedar atrapada en ella. Por una razón parecida, entre los toradias de la pared central de Célebes es regla que nadie se sitúe o se pare en la escala de una casa donde hay una mujer embarazada; ello retardaría el nacimiento de la criatura. En varias partes de Sumatra a la mujer que se encuentra en tal estado se le prohibe detenerse en la puerta o en el peldaño de la escala, so pena de sufrir un parto duro por haber descuidado imprudentemente tan elemental precaución. Los malayos ocupados en la busca del alcanfor comen sus alimentos secos y tienen cuidado de no pulverizar la sal gorda. La razón es que el alcanfor se encuentra en forma de pequeños granos depositados en las grietas de los troncos de los alcanfores. De consiguiente, el malayo encuentra evidente que si, mientras buscan el alcanfor, comieran sus alimentos con sal fina, encontrarían el alcanfor pulverizado; en cambio, si los sazonan con sal gorda, los granos de alcanfor también serán gruesos. Los buscadores de alcanfor de Borneo emplean como plato para la comida la vaina coriácea de la base de la hoja de la palma de Penang y durante todo el tiempo que dura la expedición dejan este plato sin lavar, temiendo que si lo hicieran, el alcanfor podría disolverse y desaparecer de las grietas de los árboles. Sin duda alguna piensan que al lavar sus platos se lavarían los cristales del alcanfor, y se marcharían de los árboles donde están incrustados. El producto más importante de algunas partes de Laos, provincia de Siam, es la laca, goma resinada exudada por un insecto rojo colocado a mano sobre las ramas tiernas de los árboles. Todos los que se ocupan en la tarea de recolectar dicha goma se abstienen de lavarse, especialmente la cabeza, por miedo de que, al quitar los parásitos de sus cabellos, se desprendan los otros insectos de las ramas. Un indio “pies negros” que ha puesto una trampa para águilas y está al acecho, no come en absoluto bayas de escaramujo, pues arguye que si lo hiciera y un águila se posase cerca de la trampa, las bayas en su estómago producirían picores al águila, con lo que resultaría que, en lugar de tragarse el cebo, se dedicaría a rascarse. Siguiendo esta línea de pensamiento, el cazador de águilas se abstiene de usar leznas si tiene que reparar sus aparejos de caza, pues es seguro que si se pincha con el punzón, las águilas le clavarán sus garras. La misma consecuencia desastrosa se producirá si las mujeres y los niños de su casa usaran las leznas, mientras él sale tras las águilas, y por ello está prohibido manejar esas herramientas en su ausencia, temiendo que puedan originarle un peligro mortal.

Entre los tabús guardados por los salvajes, ningunos son más numerosos o importantes que las prohibiciones de comer ciertos alimentos, y se puede demostrar que muchas de estas prohibiciones derivan de la ley de semejanza y son, por consiguiente, ejemplos de magia negativa. Lo mismo que el salvaje come muchos animales o plantas para adquirir ciertas cualidades deseables de las que supone están dotados, evita comer otros por miedo de adquirir ciertas otras cualidades indeseables de las que cree que se hallan infectados. Comiendo los primeros, practica magia positiva; absteniéndose los últimos, practica magia negativa. Encontraremos después abundantes ejemplos de magia positiva y aquí daremos algunos de la magia negativa o tabús. Así, en Madagascar se prohíbe a los soldados comer ciertos alimentos por el temor, fundado en el principio de la magia homeopática, de aficionarse de algunas peligrosas o indeseables propiedades que se atribuyen a esos manjares; por ello no pueden comer erizo, “pues se teme de este animal su propensión a enrollarse como una pelota cuando está alarmado, condición de tímido encogimiento que adquirirá el que participe de él”. Tampoco ningún soldado comerá rodillas de buey, para no debilitarse de las rodillas como el buey e inhabilitarse para las marchas. Además, el guerrero evitará comer gallo que haya muerto en pelea ni cosa alguna que haya sido alanceada; ni en su casa se matará ningún animal macho mientras él esté guerreando. Pues les parece evidente que si comiera gallo muerto en pelea, él morirá en el campo de batalla; que si participase de un animal alanceado, también él sería alanceado, y que si en su casa matasen animal macho durante su ausencia, también él sería muerto de modo semejante y hasta quizás en el mismo momento. Por último, el soldado malgache evitará comer riñones, pues en el lenguaje malgache la palabra riñón es la misma que “disparo” y seguramente recibirá un disparo si come riñones.


Notas

(1) El Ghandi acostumbraba, para dar ejemplo a sus compatriotas, hilar cierta cantidad diaria.

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