por
Ángel José Dolón
DEFINICION
Y FUNCIÓN
El psoas es un potente
flexor de la cadera y un rotador externo del fémur, es el músculo más profundo
y estabilizador del cuerpo humano, que afecta a nuestro equilibrio corporal,
amplitud de movimiento articular y funcionamiento de los órganos del abdomen.
Es el único músculo que
conecta la columna vertebral (las cinco vértebras lumbares) con las piernas, el
responsable de mantenernos de pie y el que nos permite levantar las piernas
para caminar. Un psoas sano estabiliza la columna vertebral y proporciona apoyo
a través del tronco, formando además un buen estante para los órganos
abdominales, y transfiere el peso de arriba abajo, transmitiendo flujos
energéticos en ambas direcciones.
Es un músculo vital en
todo movimiento que implique equilibrio, rotación del tronco y de las piernas y
en definitiva, cualquier movimiento general del cuerpo. Si este músculo se usa
constantemente para corregir la estabilidad interna, al cabo del tiempo puede
empezar a perder flexibilidad y a acortarse de forma crónica, provocará que
otros músculos del abdomen y de la espalda se vean obligados a compensar el
equilibrio y empiecen de esta manera todo un proceso de adaptación. Estos
trastornos provocarán, a la larga, lesiones crónicas en la espalda, cadera,
rodillas o pies.
El psoas desempeña un
importante rol en relación con los riñones, corazón y diafragma torácico. Forma
parte de uno de los mayores complejos musculares del cuerpo, y en la mayoría de
los casos de desequilibrio muscular desempeña una función clave. "Sede del
alma" o "músculo del alma”, son algunas de las expresiones de respeto
empleadas para denominarlo sobre todo en la cultura oriental. Todas ellas
señalan el fuerte impacto de este musculo sobre nuestra estructura, órganos y
el estado energético de nuestro ser. El psoas es importante para nuestra salud,
vitalidad y bienestar emocional.
CONSECUENCIAS
DE UN PSOAS ACORTADO
El acortamiento del psoas
provoca una tensión de las vértebras hacia abajo ocasionando una presión discal
y una hiperlordosis lumbar. Este problema puede ocasionar a largo plazo dolor
lumbar, pinzamientos, tensión en la fosa iliaca y en el muslo.
Otra de las razones que
provoca el acortamiento de este músculo es el pasar muchas horas sentadas:
personas que tienen trabajo en oficina, conductores, estudiantes, etc. Si a
esto le sumamos una postura incorrecta por el uso del ordenador o por no
utilizar un asiento inadecuado el efecto se multiplica.
Una de las cualidades de
este músculo es que se acorta cuando esta relajado y se alarga mientras está
trabajando, al contrario que la mayor parte de la musculatura. Este es el
motivo por el que surge un acortamiento en el caso de las personas sedentarias.
En el ámbito deportivo los ciclistas, practicantes de spinning, escalada,
triatlón, futbol, etc. son los deportistas que más incidencia tienen a este
nivel, esto se debe principalmente al movimiento de flexión constante.
COMPONENTE
EMOCIONAL
Algunos estudios
recientes consideran además al psoas, un órgano de percepción compuesto por
tejido bio-inteligente que encarna, literalmente, nuestro deseo más profundo de
supervivencia y de florecer. Es decir, es el mensajero primario del sistema
nervioso central, por lo que es considerado también como un portavoz de
emociones (“de las mariposas en la tripa”). Esto es debido a que el psoas está
conectado con el diafragma a través del tejido conectivo o fascia, por lo se ve
afectado tanto en la respiración, como en el miedo reflejo.
Con un abdomen
habitualmente en tensión y comprimido, una vitalidad disminuida y una
respiración alterada, es comprensible que el psoas conlleve alteraciones
emocionales ya que un estilo de vida acelerado y el stress generan adrenalina
que crónicamente tensan el psoas,
preparándolo para correr, entrar en acción o encogerse para protegernos. Si
constantemente mantenemos el psoas en tensión debido al stress, con el tiempo
comienza a acortarse y a endurecerse. Se dificultará así nuestra postura y las
funciones de los órganos que habitan en el abdomen, dando lugar a dolores de
espalda, ciáticas, problemas de disco, degeneración de la cadera,
menstruaciones dolorosas o problemas digestivos. Igualmente, la sensación
permanente de inseguridad que algunas personas experimentan puede estar
directamente conectada con el sobreesfuerzo continuo por mantener el equilibrio
del esqueleto.
Por otro lado, un psoas
tenso manda señales de tensión al sistema nervioso, interfiere en el movimiento
de los fluidos y afecta a la respiración diafragmática. De hecho, el psoas está
tan íntimamente involucrado en las reacciones físicas y emocionales básicas,
que cuando está tensionado de forma crónica, está enviando al cuerpo continuas
señales de peligro, por lo que puede repercutir en el agotamiento de las
glándulas suprarrenales y del sistema inmunológico. Éste está íntimamente
conectado con la ancestral reacción de “lucha-huida” que permite a los animales
defenderse en una situación de peligro, cuando deben enfrentarse a un agente
externo. Esta situación se ve agravada por la forma de sentarnos o por las
posturas de nuestros hábitos diarios, que reducen nuestros movimientos
naturales y constriñen aún más el músculo. Si nos sentimos agresivos a menudo,
y sin razón aparente, es posible que el psoas tenga mucho que ver.
Son muchas las posturas
de YOGA que trabajan para liberar la tensión innecesaria del psoas; pues un
psoas relajado nos permite fluir, jugar con la vida y desplegar nuestra
vitalidad y expresión creativa.
Un psoas liberado permite
alargar mucho más la parte delantera de los muslos y permite a las piernas y la
pelvis moverse con mayor fluidez e independencia. Mejora la posición de la
columna y de todo el torso, con la consecuente repercusión en la mejora de las
funciones de los órganos abdominales, en la respiración y en el corazón. Cuando
cultivamos la salud de nuestro psoas se reavivan nuestras energías vitales y
conectamos de nuevo con nuestro potencial creativo.
El psoas sería como un
órgano de canalización de la energía, un núcleo que nos conecta a la tierra,
nos permite crear un soporte firme y equilibrado desde el centro de nuestra
pelvis. Así, la columna vertebral se alarga y a través de ella, puede fluir
toda nuestra vitalidad.
TRATAMIENTO
OSTEOPÁTICO
A nivel osteopático nos
centraremos principalmente en todo el contexto global de la persona, valorando
si existen problemas lumbo-pélvicos o neurológicos que puedan estar
relacionados por un desequilibrio en miembro inferior, (problemas en el apoyo
al caminar), una alteración visceral o una mala adaptación a cambios
emocionales en la persona.
Osteopatía Estructural
para solucionar cualquier dismetría pélvica o problema en la columna que afecte
al equilibrio del paciente. Realizaremos tratamiento de tejidos blandos a nivel
lumbar y abdominal. En los procesos discales agudos y sub agudos, la simple
relajación del psoas y del diafragma como trabajo fundamental de la primera
sesión clínica, puede reducir espectacularmente los síntomas del paciente.
Osteopatía Visceral para
equilibrar otros problemas que observemos en el paciente al evaluarle como
puede ser tener antecedentes de ciática (por ejemplo en algún embarazo), tener
colon irritable, etc…
Osteopatía Craneal para
equilibrar las funciones neurológicas y emocionales para la buena integración
de su organismo a los cambios establecidos.
Cuanto más flexible y
fuerte esté el psoas, más podrá nuestra energía vital fluir a través de los
huesos, músculos y articulaciones. De ahí la importancia de que los
estiramientos, tras el tratamiento realizado a nivel osteopático o de
fisioterapia, juegan un gran papel para mantener este musculo en óptimas
condiciones de flexibilidad.
Para finalizar os dejamos
una serie de ejercicios muy sencillos para tonificar, fortalecer y ayudar a
estirar el músculo psoas y así conseguir tener un "Core" más fuerte.
Especialmente importante para runners y aquellos que por vuestro trabajo estéis
muchas horas sentados.
(Centro Integral de Osteopatía / 26-4-2016)
(Centro Integral de Osteopatía / 26-4-2016)
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