primera edición WEB
DOS: LA REPÚBLICA DE LOS PINGÜINOS
(2)
(el corralito secreto de los nuevos
mafiosos)
25
Isabelino Pena rogó:
-Guarda con el gusano
loco, mijo.
La desembocadura del
arroyo Maldonado fluorece como una Más Dimensión y siento que la polvareda de
los pinares es un bálsamo heroico resoplado por los Regusci. La bicimoto
corcoveó sobre el doble lomo del puente y el detective recién abrió los ojos
cuando llegaron a Haras de la Barra.
-Ahí está la 4 por 4.
Apagá y nos metemos a pata por el baldío.
Hay una sola luz que
derrama sobre el prado del fondo, pero lo que estamos buscando cuelga entre los
eucaliptos: Shirley y Renzo todavía se bambolean desnudos y moteados por la
luna, mientras los grillos se agigantan hasta el taladramiento.
-No la toques -gritó el
viejo.
Y corremos bordeando la
piscina y lo único que descubrimos en el dormitorio iluminado es una cama muy
revuelta llena de lamparones.
-Parecería que la ahorcó
y se ahorcó, nomás -se acercó Isabelino Pena al teléfono.
-Aguantá. Dame un rato
-casi sonríe Pablo. -Y si querés acompañame y ayudame pero sin órdenes. ¿Okey? Yo encaro con la cana.
Después buscaron un
taburete y una cuchilla y volvieron al fondo para descolgar a Shirley.
-Ahora llamá tranquilo
-la carga en brazos y se sienta a contemplarla el botija.
26
Isabelino Pena le aclaró
al Inspector Comisario:
-Fue una corazonada. No
es que ande revolviendo por la libre ni haciéndome el Peter Sellers. Lo que nos
interesa es la película, nomás.
-Pero el otro día armaron
un quilombo terrible -me sirve café el hombre de bigotes cansados. -Aquí hay
mucha presión. Tenemos casi todo a la vista pero casi nunca podemos hacer nada.
Y si todavía se meten a guapear los barrabrava de Liverpool chau mi plata.
-¿Y qué hay de la timba
VIP?
La mirada eternamente en
guardia del oficial no pudo disimular una implosión:
-Tráigame un video. Yo le
doy mi palabra de que en una hora está disposición del Ministro del Interior,
los diarios y los canales. Pero tráigame
un video. ¿Sabe cómo nos tiene la blableta?
-Me imagino.
-No creo que se imagine.
¿Sabe lo qué es soñar todos los santos días con los quince micrófonos uruguayos
y argentinos que tengo que atender por
las buenas? Y si embocamos una no le interesa a nadie. El gobierno quiere
que arreglemos todo y la oposición y
la prensa que no arreglemos nada.
-Ta. Pero no me grite.
El hombre trata de
sonreír acariciándose el anillo de compromiso:
-¿Vio cómo las hicieron
desfilar a la Shirley y a la Gabi en la fiesta del Six? Agarrándose los pechos
desnudos. Para que los karatekas se cuzquearan mejor. ¿Vio una revista
argentina donde sale una actriz en esa pose pero embarazada de nueve meses?
-Va a haber un Hombre
Nuevo, no se preocupe.
-Claro. ¿Usted es loco en
serio?
-Loco en broma,
Inspector. Pero Hombre Nuevo en serio.
-Ta. Entonces convénzame
al botija de que tiene que dejar de mirar a la Virgen, como le dicen ustedes. Si
lo sacamos a la fuerza capaz que arma un escándalo.
-Y yo quisiera estar al tanto
de la indagatoria. ¿Lo jodería demasiado si le pego algún fonazo?
-No. Además me sirvió
mucho el dato de los gurises preparados. A mí lo único que me jode de verdad es
que me apunten a la cabeza con un micrófono. Pero llévese al Pato que ya vino
el forense, por favor. Y mándele saludos a la Pantera Rosa.
27
Isabelino pena le confesó
al padre Iván:
-No esperaba un sermón tan hermoso.
El hombre-muchacho de
cara muy poceada cuelga la sotana y me pide que lo acompañe a la cocina:
-Y sin embargo no me
animé a decir lo que verdaderamente importaba
de la Shirley.
-No te preocupes. Yo lo
puedo poner en un libro.
-Es muy fuerte -se encaja
la bombilla como si fuera un chupete Iván. -Es verdaderamente indecente.
-Mejor. Así es lo santo.
El cura cargó el termo
con hielo y volvió a cebar.
-¿Tereré? Tiene menta y
hierbabuena. Aunque a los uruguayos no les gusta.
-Lo que nos les gusta a
los uruguayos es lo santo. ¿La Shirley se confesaba contigo?
-No. Charlábamos, nomás.
Desde que yo era seminarista.
Y recién cuando la cara
se le pone dorada me doy cuenta que la depresión congénita ya no lo derrota:
-Ella sentía que muchos hombres de parecían a Jesús. Y
después del sexo se les quedaba sentada sobre el falo y les acariciaba la nuca.
Desde chica. Imagínesela acariciando al monstruo que la mató. O al Bambino.
-¿Pero eso lo hacía con
todos?
-Al final podía hacerlo
con todos. Era como una técnica de sanación.
-¿Y cómo ibas a decir eso
en la misa, muchacho? -le apretó un hombro el detective al párroco. -Mejor te
dejo solo.
-Tendría que haberlo dicho
-chilla cuando ya taconeo sudadamente por el corredor.
28
Isabelino Pena preguntó:
-Y el Pato.
-En mi cama. Todavía me
la usa -martillea milanesas la mujer cianótica. -La misa lo mató. ¿Un vinito?
Se sentaron en el comedor
apenas iluminado por el soplo mercurial de la plaza y ella demoró en suspirar:
-Nunca más tuve un hombre
después que mataron a Leonardo. ¿Qué me puede haber visto el Peteco, don Coso?
-Para él eras el alma de
la humanidad.
-No me sigan tomando el
pelo, por favor -se cuelga el pucho para arrancarse asco de las falanges. -Yo
enterré el traje de novia de mi abuela en un jardín cuando tenía diez años y
chau vidita.
-Es tuya.
-No me hablés a lo crack.
-La salvación es tuya.
Aprendé a frotarte sola si Dios te abandonó, carajo.
El humo siguió remolineando
con regularidad entre la luciérnaga del Nevada y el farol de la vereda.
-Ta. Entonces la
humanidad se jodió en serio -casi canturrea Mariana.
-Vos sabrás.
-Yo lo que sé es que
ustedes como detectives son peores que el vejerto de La pistola desnuda. Porque si no se dieron cuenta que lo de la
barra fue una vendetta tendrían que hacer un curso.
-Y vos cómo sabés eso.
-Los poetas batimos
testículos, empanamos cadáveres y freímos el amor -volvió rejuvenecidamente la
mujer a la cocina. -Pero cazamos todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario