domingo

LAS ENSEÑANZAS DE DON JUAN (50) - CARLOS CASTANEDA


PRIMERA PARTE  “LAS ENSEÑANZAS”

V (7)

Don Juan me pidió anoche describir mi reciente experiencia, pero yo estaba demasiado adormecido para hablar de ella. No podía concentrarme. Hoy, apenas desperté, repitió su petición.

-¿Quién le dijo que esta muchacha H había estado chiflada? -preguntó cuando terminé mi historia.

-Nadie. Fue sólo uno de los pensamientos que tuve.

-¿Crees que eran tus pensamientos?

Le dije que eran mis pensamientos, aunque yo no tenía motivo para pensar que H hubiese estado enferma. Eran pensamientos extraños. Parecían brotar en mi mente surgidos de ninguna parte. Don Juan me miró inquisitivo. Le pregunté si no me creía; rio y dijo que mi costumbre era ser descuidado con mis actos.

-¿Qué hice mal, don Juan?

-Debiste haber escuchado a las lagartijas.

-¿Cómo debí escuchar?

-La lagartija encima de tu hombro le estaba describiendo todo lo que veía a su hermana. Te estaba hablando. Te estaba diciendo todo, y tú no hiciste caso. En cambio, creíste que las palabras de la lagartija eran tus propios pensamientos.

-Pero si eran mis propios pensamientos, don Juan.

-No lo eran. Esa es la naturaleza de esta brujería. Para decirte la verdad, la visión es más para escucharse que para mirarse. Lo mismo me pasó a mí. Estaba a punto de advertírtelo cuando recordé que mi benefactor no me lo advirtió a mí tampoco.

-¿Fue su experiencia como la mía, don Juan?

-No. La mía fue un viaje infernal. Casi me muero

-¿Por qué fue infernal?

-A lo mejor porque yo no le caía bien a la yerba del diablo, o por que no tenía claro lo que quería preguntar. Como tú ayer. Has de haber estado pensando en esa muchacha cuando preguntaste por los libros.

-No me acuerdo de eso.

-Las lagartijas nunca yerran; toman cada pensamiento como una pregunta. La lagartija volvió y te dijo cosas de H que nadie podrá entender jamás, porque ni siquiera tú sabes cuáles eran tus pensamientos.

-¿Y la otra visión que tuve?

-Tus pensamientos han de haber estado firmes cuando hice esa pregunta. Y así es como hay que conducir esta brujería: con claridad.

-¿O sea que la visión de la muchacha no debe tomarse en serio?

-¿Cómo puede tomarse en serio si no sabes qué preguntas estaban contestando las lagartijas?

-¿Sería más claro para la lagartija si uno hiciera una sola pregunta?

-Sí, sería más claro. Si pudieras sostener con firmeza un solo pensamiento.

-¿Pero qué ocurriría, don Juan, si la única pregunta no fuera sencilla?

-Mientras tu pensamiento sea firme y no se meta en otras cosas, es claro para las lagartijas, y entonces su respuesta es clara para ti.

-¿Puede uno hacer más preguntas a las lagartijas mientras va avanzando en la visión?

-No, La visión es para mirar lo que las lagartijas te están diciendo. Por eso dije que es una visión para oír más que una visión para ver. Por eso te pedí tratar asuntos no personales. Por lo general, cuando la pregunta trata de personas, tu ansia de tocarlas o de hablarles es demasiado fuerte, y la lagartija deja de hablar y la brujería se deshace. Deberás saber mucho más que ahora antes de querer ver cosas que te conciernen en lo personal. La próxima vez debes escuchar con cuidado. Estoy seguro de que las lagartijas te dijeron muchas, muchas cosas, pero no estabas escuchando.

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