domingo

CÁNTICO ESPIRITUAL (26) - SAN JUAN DE LA CRUZ


DECLARACIÓN (2)

9 / Esto es, por la altura de tu contemplación que tienes en ese vuelo. Porque la contemplación es un puesto alto por donde Dios en esta vida se comienza a comunicar al alma y mostrársele, mas no acaba. Que por eso no dice que acaba de parescer, sino que asoma, porque, por altas que sean las noticias que de Dios se le dan a la alma en esta vida, todas son como unas muy desviadas asomadas. Y síguese la tercera propiedad que decíamos de el ciervo, y es la que contiene el verso siguiente:

al aire de tu vuelo, y fresco toma.

10 / Por el “vuelo” entiende la contemplación de aquel éxtasis que habemos dicho, y por el “aire” entiende aquel espíritu de amor que causa en el alma este vuelo de contemplación. Y llama aquí a este amor causado por el vuelo “aire” harto apropiadamente, porque el Espíritu Santo que es amor, también se compara en la divina Escritura al aire, porque es aspirado de el Padre y de el Hijo. Y así como allí es aire de el vuelo, esto es, que de la contemplación y sabiduría de el Padre y de el Hijo procede y es aspirado; así aquí, a este amor de el alma llama el Esposo “aire”, porque de la contemplación y noticia que a este tiempo tiene Dios procede. Y es de notar que no dice aquí el Esposo que viene al vuelo, sino “al aire del vuelo”, porque Dios no se comunica propiamente a la alma por el vuelo de el alma, que es (como habemos dicho) el conocimiento que tiene de Dios, sino por el amor de el conocimiento; porque así como el amor es unión de el Padre y de el Hijo, así lo es de la alma con Dios. Y de aquí es que, aunque una alma tenga altísimas noticias de Dios y contemplación, y “conociere todos los misterios, si no tiene amor, no le hace nada al caso”, como dice San Pablo (1 Cor. 13,2), para unirse con Dios; porque, como también dice el mesmo: “Charitatem habete, quod est vinculum perfectionis”; es a saber: “Tened esta caridad, que es vínculo de perfección” (Col. 3,14). Esta caridad. pues, y amor de la alma hace venir al Esposo corriendo a beber de esta fuente de amor de su esposa, como las aguas frescas hacen venir al ciervo sediento y llagado a tomar refrigerio. Y por eso se sigue: “y fresco toma”.

11 / Porque, así como el aire hace fresco y refrigerio al que está fatigado de el calor, así este de amor refrigera y recrea al que arde con fuego de amor, que el aire con que toma fresco y refrigerio es más fuego de amor; porque en el amante el amor es llama con apetito de arder más, según hace la llama de el fuego natural. Por tanto, al cumplimiento de este apetito suyo de arder más en el ardor de el amor de su esposa, que es el aire de el vuelo de ella, llama aquí tomar fresco. Y así, es como si dijera: al ardor de tu vuelo arde más, según hace la llama de el vuelo natural. Por tanto, al cumplimiento de este apetito  suyo de arder más en el ardor de el amor de su esposa, que es el aire del vuelo de ella, llama aquí tomar fresco. Y así, es como si dijera: al ardor de tu vuelo arde más, porque un amor enciende otro amor. Donde es de notar que Dios no pone su gracia y amor en el alma sino según la voluntad y amor de el alma. Por lo cual, esto ha de procurar el buen enamorado que no falte, pues por este medio (como habemos dicho) moverá más, si así se puede decir, a que Dios le tenga más amor y se recree más en su alma. Y para seguir esta caridad hace de ejercitar lo que de ella dice el Apóstol (1 Cor. 13,4-7), diciendo: “la caridad es paciente, es benigna, no es envidiosa, no hace mal, no se ensoberbece, no es ambiciosa, no busca sus mesmas cosas, no se alborota, no piensa mal, no huelga sobre la maldad, gózase en la verdad; todas las cosas sufre” que son de sufrir, “cree todas las cosas”, es a saber, las que se deben creer, “todas las cosas espera, y todas las cosas sustenta”, es a saber, que convienen a la caridad.

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