domingo

PAPÁ GORIOT (3) - HONORÉ DE BALZAC


EL REALISMO DE BALZAC (3)

En la época en que Balzac se encuentra en plena producción, la revolución del 89, revolución romántica, individualista, ha producido evidentes cambios sociales y trastornado muchos conceptos. Una gran cantidad de aventureros y criminales recorre Europa y sus hechos son materia de gran interés para el público. Los escritores populares, pues, se lanzan a la busca de esos personajes y los utilizan en sus libros. Uno de ellos fue Vidocq, antiguo forzado que llegó a mandar una brigada en la Policía de París y que redactó sus memorias. Balzac las conoció y también conoció personalmente a Vidocq, en quien se inspiró para componer el personaje de Vautrin, que aparece por primera vez en Goriot y reaparece luego en varias otras obras. El personaje evoluciona en esos libros y se convierte en una especie de genio del crimen. En Goriot es un antiguo criminal, grosero, capaz de cualquier cosa con tal de lograr la forma de establecerse en América y hacer allí una fortuna. En Grandezas y miserias de las cortesanas el personaje se afina y se convierte en un genio del mal y con esta apariencia reaparece en Ilusiones perdidas. El origen del personaje es declarado por el propio Balzac en una carta a su amigo Hippolyte Castille: “Yo puedo asegurarle que el modelo existe, que es de una espantosa grandeza y que ha ocupado un lugar en el mundo de nuestro tiempo.” Y agregaba: “Ese hombre era todo lo que es Vautrin, menos la pasión, que yo le he agregado.” Pero Balzac hacía maniobras con sus personajes. El deseo de triunfar a toda costa, propio de Vidocq, anima a Rastignac que, al querer abrirse paso, sufre en su juventud las mismas penurias que sufrió Balzac. Luego Balzac, que tuvo los mismos deseos de triunfar de Vidocq, hace que Vautrin, personificación de Vidocq, anime a Rastignac, que es en parte personificación de la juventud de Balzac.

Entre las notas que Balzac tomaba para su trabajo hay una en que se esboza el tema de Goriot: “Un buen hombre - pensión burguesa - 600 francos de renta - habiéndose despojado de todo en favor de sus hijas, que tenían entre las dos 50.000 francos de renta, muere como un perro.” En una carta a su amiga Mme. Hanka escrita el 18 de octubre de 1834 aclara que ha querido describir “un sentimiento tan grande que nada es capaz de agotarlo, ni los choques ni las heridas ni la injusticia”, y que ha elegido como héroe un hombre que “es padre como un santo, un mártir, es cristiano”.

Se deduce de todo esto, dice Pierre-Georges Castex, que Balzac tenía la intención de colocar en el centro de su obra la historia de Goriot. Pero ya dijimos que en forma análoga a Schiller el autor francés inventa un testigo, Rastignac, que sirve para ayudar a lector. Dice Balzac en Goriot acerca de Rastignac: “Sin sus observaciones curiosas y la astucia con que supo manejarse en loa salones de París, este relato no habría estado coloreado con los tonos verdaderos que deberá sin duda a su espíritu sagaz y a su deseo de penetrar una situación espantosa, tan cuidadosamente escondida por quienes la habían creado como por el que sufría.” Aquí la astucia que Balzac atribuye a Rastignac nosotros debemos reconocérsela a él, que de una manera tan hábil logra dar más realismo al relato. De acuerdo con lo que el lector aprecia por sí mismo y con las observaciones de Rastignac, se llega a conocer profundamente el personaje central.

Agrega Pierre-Georges Castex que todo esto no es simple. La acción, en vez de desarrollarse en forma lineal, se orienta en múltiples direcciones, y algunos episodios quedan sin atarse a la historia del héroe principal. Tal cosa ocurre porque Goriot permite a Balzac trazar un cuadro general de la sociedad, para lo cual necesita una nueva técnica. Esta técnica consiste en emplear algunos personajes en varias obras, en forma de producir la ilusión de que su presencia en una de ellas no es casual, y que se debe a que de algún modo tienen existencia regular. Esto produce en el lector la impresión de realidad, cosa que difícilmente se logra cuando el personaje aparece en una sola obra. Hay algo más, que fue observado por Félix Davin en abril de 1835, en el prefacio a Études de Moeurs au XIX siècle. Dice Davin: “Un gran paso ha sido dado recientemente. Al ver reaparecer en Le Père Goriot algunos personajes ya creados, el público ha comprendido una de las más hábiles intenciones del autor, que es la de dar vida y movimiento a todo un mundo ficticio en el cual los personajes quizá subsistirán cuando la mayor parte de los modelos estén muertos y olvidados.”

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