domingo

HABEMUS CIELO - HUGO GIOVANETTI VIOLA


UNO: SOPA DE HORROR

PRIMERA ENTREGA

“Cuando se está angustiado, el tiempo transcurre lentamente; y cuando se está muy angustiado aun el mismo instante se hace lento; y cuando se está mortalmente angustiado, el tiempo acaba por detenerse. Querer correr más de prisa que nunca, y no poder mover ni un pie; querer comprar el instante mediante el sacrificio de todo lo demás y saber entonces que no se halla en venta, pues esto no depende la voluntad o del movimiento del individuo, sino de la misericordia divina.”
KIERKEGAARD

Quiere a Dios con toda su alma y del hecho de que lo encuentre o no depende su destino, el destino de la humanidad, el destino del universo. Pero no puede realizar el “movimiento de la fe”, no consigue mover ni un solo miembro: se diría que ha sido hechizado, que su voluntad está paralizada o, como suele indicar, que se ha esfumado. Y se da perfectamente cuenta de ello, siente que se halla en poder de la Necesidad monstruosa, malévola, infinitamente detestada, pero que no tiene fuerza para vencerla. ¿Puede ser aquí cuestión de una rebelión, de una “revuelta” o de una “negativa a obedecer” a Dios? Desafiar el escándalo hubiese sido para él la salvación. Creer que para Dios todo es posible sería la salvación para todos los hombres. Pero ni él ni nadie realizan este movimiento de la fe: la Necesidad ha hechizado a todos, y el propio Kierkegaard se informa acerca de la “verdad” de labios de su médico y no se atreve a dirigir sus ojos hacia la promesa: “nada os será imposible”.
LÉON CHESTOV

Los egipcios adornaban con esqueletos sus almuerzos, para disfrutar a plenitud el sabor de los manjares y la activa sensibilidad del paladar. Otros, como nosotros, ponemos búcaros con flores: y junto a ese perfume anticipado de la eternidad brindamos por una buena digestión o una larga salud.
JOSÉ LEZAMA LIMA

-Es mi marido -le dijo a gritos, a la vez que se sentaba con fuerza en su sillón. Al darse cuenta de la confusión, rió inmoderadamente, cubriéndose los ojos con su pañuelo, mientras que el joven cura permanecía sentado, tieso, con una sonrisa forzada, y, dada su falta de experiencia con mujeres sanamente alegres, llegó a la conclusión de que ella era lamentablemente loca. Tiempo después se hicieron muy buenos amigos; porque reflexionando se dio cuenta de que era excelente persona, y le absolvió sus irreverencias; con el tiempo aprendió a oír, sin inmutarse, otras muestras de la sabiduría de Solomon.
JOSEPH CONRAD

“Por eso te insto: ve en pos de la experiencia más que del conocimiento. Con respecto al orgullo, el conocimiento puede engañarte con frecuencia, pero este afecto delicado y dulce no te engañará. El conocimiento tiende a fomentar el engreimiento, pero el amor construye. El conocimiento está lleno de trabajo, pero el amor es quietud”.
LA NUBE DEL NO SABER


para Santiago Oña
                                                                                                                 

1

A Benigna Bignone de Rosso le dijeron Michita desde que nació, pero ya a punto de cumplir los ochenta y cuatro años el sobrenombre le quedaba mejor que nunca.

-Lo único que pude encontrar lindo y en precio fueron las manzanas -puso la bolsa en el mármol de la cocina la mujer diminuta y al volver al comedor el mediodía le rieló azulísimamente en la mirada. -¿Dónde estás?

Sobre el corredor muy lustroso se proyectaban los resplandores de las puertas entreabiertas del baño y el dormitorio: uno turquesa y el otro compactamente oscuro.

-Qué pasa -murmuró Michita, abalanzándose hacia la cama donde un viejo con una cabeza que parecía un huevo pintado por un niño prensaba los ojos como para ignorar al pajarerío enloquecido detrás de la ventana.

-El hombre está muy triste -demoró en contestar Santiago Rosso, a quien todo el mundo sobrenombraba Pirín desde que se hizo célebre jugando de half derecho en Liverpool en la década del 50.

-Yo te dije que los ravioles te iban a caer mal.

-Pero fue la pesadilla más espantosa que tuve en mi vida. Nunca me insultaron con más odio en ninguna cancha. No abras la ventana: te lo ruego.

-¿Y te pensás pasar todo el día aquí, mi amor?

-Era una voz color lagarto que me gritaba: Andá a predicar a la Sierra de las Ánimas, enano de jardín.

-Yo creo que te han gritado cosas mucho peores.

-Pero esto es diferente. Desde que saliste para la feria estoy tratando de entender bien el sueño y al final me di cuenta que ni los que me quieren de verdad pudieron soportar nunca que yo sea como soy.

-¿Yo tampoco?

-Mirá que hace un rato tuve que levantarme y dejé el baño a la miseria. Perdoname, mi amor.

La mujer encontró el water y los azulejos rociados por grumos diarreicos y se puso a limpiar.

-Es el Cuco, Pirín -jadeó cuando volvió a asomarse al dormitorio. -Vos mismo le explicás a todo el mundo que es nada más que el Cuco.

Ahora el hombre de facciones infantiles movía maquinalmente los labios y al rato rezongó con la voz muy borrosa:

-Lo malo es que cuando uno no quiere ver a nadie le está fallando al flaco.

Entonces Michita fue hasta el comedor con tozudez de hormiga y descolgó el afiche ya amarillento de una película titulada Casiopea.

-Bueno, pero aquí hay alguien que te quiere ver a vos -tironeó de la persiana y sostuvo en el medio del sol la foto de una mujer botticelliana que parecía estar contemplando el cielo con los pezones.

-Shejiná -parpadeó sonriendo el hombre mientras se incorporaba milimétricamente entre el alboroto redoblado del pajarerío.


2

La protagonista de Casiopea se llamaba Brenda Pumar y la semana anterior se había mudado a un apartamento del mismo bloque donde vivían los Rosso.

-A papá le descubrieron un nódulo folicular en un chequeo de rutina -explicó su hijo Senel, que era sacerdote carmelita descalzo. -No se puede creer que no se lo haya palpado él mismo, porque es terrible bulto y ahora en la ecografía aparece hasta la tráquea desviada.

-Y cuándo tiene los resultados de la punción -se abrazó a sí misma la mujer de sesentaiún años que seguía conservando la esplendorosa tristeza sobrenatural de la Venus botticelliana.

-El mes que viene. Y el gordo dice que se siente como si estuviera consolando a los amigos en su propio velorio.

-No entiendo.

-Está feliz, mamá. Parece que es la primera vez en sesenta y cuatro años que se dio cuenta de que la muerte no es una catástrofe.

-No empieces con esas cosas, Senel -se paró Brenda para recoger una guitarrita que rebrillaba sobre un sofá todavía lleno de cajas y bolsas con ropa. -A mí lo que me parece es que tu padre está más hipocondríaco que nunca, porque eso tiene toda la pinta de ser bocio y no cáncer.

-Él piensa que lo psicosomatizó cuando le vinieron los escalofríos de pánico.

La mujer de ojos dorados olió la boca de la guitarra donde su hija Poli conservaba una magnolia intacta desde la niñez.

-Ayer pasaron por la radio El romance de la corola de madera -murmuró.

-Después que viajaste a Viena sin avisarnos el gordo tuvo que volver a la terapia porque empezó a sentirse como un toro arrastrado por la arena a las cinco de la tarde.

-Hoy hablamos por skype con tu hermana.

-Y lo peor fue cuando posteaste las fotos en el Facebook abrazada con Poli como si nosotros no existiéramos.

-¿Y ustedes me tratan como si yo existiera? -hizo resonar una especie de graznido en la caja del instrumento la mujer encrespada. -Además ya se terminó el crucero por el paraíso: festejen. Ahora tengo que ahorrar otros dos años tirada en este basural para volver a escaparme un mes a Viena y sentir la taquicardia de la felicidad.

-Yo me voy.

-Ah, yo pensé que habías venido a que te diera una llave y de paso almorzábamos. Pero lo que te importaba era hacerme sentir culpable porque tu padre psicosomatizó un bocio.

-Si te lo contaba después iba a ser peor, mamá -se volvió a sentar para agarrarse la cabeza rubia con las dos manos el hombre-muchacho con complexión de garza.

-Ta. Y ahora vas a decirme que preciso una terapia urgente o termino chapita -se puso la guitarra como un escudo delante del llanto Brenda. -Y yo voy a contestarte que a la única persona que necesito ver es a tu tío Jerónimo. Porque cuando él me hablaba de Jesús me hacía creer. Pero se suicidó.


3

Abel Rosso no veía a su tío Santiago desde que se le deshizo un matrimonio de treinta y cuatro años y terminó mudándose solo a un apartamento interior bautizado como el cuartelito artiguista de la calle Lepanto.

-¿Así que escribiste el cuento cuando Pirín todavía trabajaba en el Palacio y nunca te dignaste traerlo? -parpadeó fingiendo una ofensa chillona la mujer de pelo coquetamente cortado a lo Edith Piaf. -Lo vamos a leer esta noche mismo. Y espero que sea bueno.

-Es que siempre pensé que no me había salido bien del todo -le alcanzó un mate Abel a su tío ya muy encepado por el Parkinson. -Pero lo descubrí reordenando papeles y me puse a corregirlo y ahora creo que funciona.

-¿Es la historia de la rosa tatuada? -sonrió Pirín, con dulce picardía.

-Sí. Y aparecés cumpliendo setenta años y obligando a brindar a los empleados del telo con la vineta que hacías en Belvedere.

-¿Seguís viendo a la actriz que filmó Casiopea? -señaló el afiche ya vuelto a colgar en el comedor la mujer poseída por una placidez inarrugable.

-Es que hoy vine a visitarlos a ustedes y a ella. Se mudó a este mismo bloque.

-¿Shejiná? -enfocó lacrimosamente a su esposa el hombre casi enano.

-Sí, Brenda Pumar. Yo hace años que no la veo. Nunca volvió a aceptarme ningún papel, y parece que anda con una depresión petrificante igual a la de mi esposa.

-Ella tiene un hijo cura y una hija guitarrista que vive en Europa, ¿no? -derramó una piedad muy azul hacia el afiche Michita.

-La hija acaba de graduarse en Viena con Álvaro Pierri. Y Brenda se separó del doctor Rabí el mismo año que yo me fui a Lepanto. ¿Qué quiere decir esa palabra hebrea que usaste recién, Pirín?

-¿Shejiná? Es el término femenino con el que se nombra al Espíritu Santo.

-¿Eso está en el libro de Ricciotti?

-No me acuerdo. Pero nosotros deberíamos decir En el nombre del Padre, del Hijo y de la Espíritu Santo. Che, sobrino: ¿nunca te pusiste a pensar que en ninguna época deben haber existido demasiadas parejas de verdad? Por lo menos ahora hay mucha gente que trata de durar como Dios manda. Y eso es dificilísimo.

-No hay Parkinson que pueda con tu optimismo, viejo -le prensó el temblequeo de una rodilla la mujer al ex-half derecho con aura de duende.

-Ya sabés que yo no soy optimista ni me ilusiono con nada hace añares -la corrigió Pirín. -Las milicias del flaco proclamamos la esperanza.

-¿Viste que el otro día un ministro le dijo flaco gil a Jesús, Abel? -se mordió el rouge Michita.

-Pero a ese ministro lo hubieran echado por aliarse con el Maligno hasta los fariseos.

-¿En qué apartamento vive Brenda Pumar?

-En el piso 4 de la puerta 4.

-Mandale un beso grande.


4

Benigna Bignone de Rosso encontró a Brenda Pumar de Rabí acomodando las fotos familiares en el apartamento recién alquilado.

-Mi esposito sigue encerrado en el cuarto -se desahogó de golpe la mujer liliputiense después de aceptarle un mate a la ex-actriz parecida a Simonetta Vespucci. -Y hoy creo que aunque le cuelgue el afiche de Casiopea no va ni a abrir los ojos.

-Ayer le contaba a Abel que una vez soñé que la dictadura había prohibido la película y la gente iba a los cementerios para verme desnuda -colocó una foto sin enmarcar Brenda sobre un portarretratos muy borroso.

-Ese es tu cuñado el poeta.

-Y la beba que está al lado es Sabrina. La perdimos cuando tenía ocho meses, en la mitad del rodaje de Casiopea.

-Nosotros perdimos a Julia Helena cuando tenía ocho años. No me digas que la foto que acabás de tapar es la de tu casamiento.

-Lo que no sé es por qué puse la foto de mi casamiento en la repisa -prensó los ojos la mujer todavía escultural que se ganaba la vida dando clases de gimnasia rítmica y danza moderna. -¿Julia Helena era tu única hija?

-A mí me prohibieron volver a quedar embarazada porque casi me muero durante la cesárea. Y ella nació con una cardiopatía congénita. La pena es que le destaparon la válvula pero el corazoncito no estaba acostumbrado a bombear tanta sangre.

-Jerónimo fue a acampar varias veces con tu marido en la sierra y decía que nunca conoció a otra persona que te diera más ganas de vivir.

-Él a vos te llama Shejiná.

-Sí. Abel ya me explicó lo que quiere decir.

-Bueno, me voy a la feria. Quería que supieras que para Pirín sos más importante que la Virgen.

-¿Sabías que cuando volvimos de enterrar a Sabrina mi cuñado nos hizo bailar un rock and roll a todos juntos en el comedor? Quería que festejáramos la resurrección esa noche mismo.

-¿Y qué bailaron? -parpadeó Michita en dirección al rostro del hombre estrábico y con una nariz tan hipnótica como la de Discepolín.

-A rodar la vida de Fito Paéz.

-Qué divino.

-Jerónimo también nació con una cardiopatía inoperable, aunque se la descubrieron tarde.

-Pirín siempre me pide que le lea cosas de él.

-Para mí lo mejor que escribía eran las canciones. ¿No conocés el Romance de la corola de madera? -se puso a oler la guitarrita Brenda.

-¿La que cantan Washington y Cristina? No sabía que era de tu cuñado.

-Está escrita para una magnolia de la Más Dimensión que le mandó a mi hija Poli desde Atlántida. Si las guardás en la guitarra no se pudren. ¿Sabías?

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