LIBRO SEGUNDO
DE LA NOCHE OSCURA, TRÁTASE DE LA MÁS ÍNTIMA PURGACIÓN, QUE ES LA SEGUNDA NOCHE (PASIVA) DEL ESPÍRITU.
CAPÍTULO 21 (1)
Declárase esta palabra, “disfrazada”, y dícense los colores del disfraz del alma en esta noche.
1 / Resta, pues, ahora saber, después que habemos declarado las causas por que el alma llama a esta secreta contemplación secreta escala, acerca de la tercera palabra del verso, conviene a saber: disfrazada, por qué causa también dice el alma que ella salió por esta secreta escala disfrazada.
2 / Para inteligencia de esto conviene saber que disfrazarse no es otra cosa que disimularse y encubrirse debajo de otro traje y figura que de suyo tenía, ahora o (para), por debajo de aquella forma o traje, mostrar de fuera la voluntad y pretensión que en el corazón tiene para ganar la gracia y voluntad de quien bien quiere; (ahora) también para encubrirse de sus émulos, y así poder hacer mejor su hecho. Y entonces aquellos trajes y librea toma que más represente y signifique la afección de su corazón y con que mejor se pueda acerca de los contrarios disimular.
3 / El alma, pues, tocada del amor del Esposo Cristo, pretendiendo a caerle en gracia y ganarle la voluntad, aquí sale disfrazada con aquel disfraz que más al vivo represente las aficiones de su espíritu y con que más segura vaya de los adversarios suyos y enemigos, que son demonio, mundo y carne. Así, la librea que lleva es de tres colores principales, que son blanco, verde y colorado, por los cuales son denotadas las tres virtudes teologales, que son fe, esperanza y caridad; con las cuales no solamente ganará la gracia y voluntad de su Amado, pero irá muy amparada y segura de sus tres enemigos.
Porque la fe es una túnica interior de una blancura tan levantada, que disgrega la vista de todo entendimiento. Y así, yendo el alma vestida de fe, no ve ni atina el demonio a empecerla, porque con la fe va muy amparada -más que con todas las demás virtudes- contra el demonio, que es el más fuerte y astuto enemigo.
4 / Que por eso San Pedro no halló otro mejor amparo que ella para librarse de él, cuando dijo: Cui resistite fortes in fide (1 Petr. 5,9). Y para conseguir la gracia y unión del Amado, no puede el alma haber mejor túnica y camisa interior -para fundamento y principio de las demás vestiduras de virtudes- que esta blancura de fe, porque sin ella, como dice el Apóstol, imposible es agradar a Dios (Hebr. 11,6), y con ella es imposible también dejarle de agradar, pues Él mismo dice por el profeta Oseas: Desponsabo (te) mihi in fide (Os, 2,20); que es como decir: Si te quieres, alma, unir y desposar conmigo, has de venir interiormente vestida de fe.
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