domingo

HUGO ROCCA - PROYECTO CANÍBAL TROILO: UN JOLGORIO TANGUERO DONDE LAS IGUANAS SALEN A BAILAR CON LAS ROSAS


PROYECTO CANÍBAL TROILO es un colectivo de electro-tango, dirigido por Hugo Rocca, músico, cantante y compositor de todas las obras. 

El colectivo esta presentando su segundo fonograma “TANGO HEREJE”, un registro musical que incluye diez tangos y milongas que parten de un texto y una guitarra, en estado crudo y fermental.

Un mix de canciones que luego se nutren de múltiples sonoridades, generando un entramado musical donde el jazz, el rock y la electrónica conviven espontáneamente con los géneros orilleros, dándole al ensamble un  característica personal en el abordaje del tango.

Las composiciones se sumergen en temáticas vigentes, y partiendo del legado histórico tanguero emprenden su propio vuelo conceptual.

Esta nueva "lectura" sonora del tango y la milonga, es lo que hace de PCT una ensamble reconocible y diferente al resto de las propuestas del género.

En “TANGO HEREJE”, participaron Popo Romano en bajo, Fernando Luzardo en violín, Fernando Calleriza en guitarra y beats, Ferchi Díaz en guitarra y voces, Hugo Rocca en voz y composición.

Invitados especiales: Javier Calamaro, Gabriel Estrada, Paula Masliah, Camila D’Angelo y Crhistian Cary.
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¿Qué es lo que tu tango hereje le canibaliza a Pichuco?

El nombre del colectivo abreva en Troilo en cuánto referencia primigenia del género, y lo hace desde un lugar de reconocimiento. Nosotros elegimos ese nombre, porque de alguna forma nos define como antropófagos de la multiplicidad sonora. Pichuco es una referencia semiótica, un ícono de la eterna modernidad que como tantos otros cruzó la línea de lo previsible. Como pasajeros de este tiempo, recogemos los restos del naufragio cultural para adobarlo con nuestra impronta, buscando decir lo que queremos decir, en los textos y en la música.

Milonga de mi alazán -que pienso que es por lejos la canción más hermosa que pariste en toda tu extensa trayectoria- nos encandila con el resplandor de un caballito salvífico digno de ser comparado tanto con el unicornio de Silvio como con el pájaro azul de Bukowski. ¿Cómo te entendés con ese niño interior que se niega a creer en una realidad con cielorraso y te sabe guiar hacia la fonte estrellada?

Gracias. A veces asoman estrellas en el zaguán del asombro, el niño interno las respira, y en algunas ocasiones las convierte en palomas. Comparto contigo que “Milonga de mi alazán” es una canción cuasi sanadora, balsámica, de esas que aparecen cada tanto y traen el alimento a la mesa del espíritu. Esa realidad a la que te referís, a mí muchas veces se me vuelve una olla de orugas parlanchinas, una zona de vacío de la que quiero eyectarme. Invoco a mis guardianes, y solo me dejo guiar por ese niño-sabio, hasta el umbral donde nada puede hacerme daño. 

¿Se podría a definir a PCT como a una banda con jolgorio que firuletea en una cornisa reflexiva del cambalache rioplatense cuidándose de no quedar escrachada en el órsai inocuo del New Age?

Puedo coincidir con tu idea de jolgorio. Porque en sus comienzos, el tango era una música que se tocaba para ser bailada, en los salones y las milongas. Hoy también existen lugares para bailar tango “clásico”, pero no el que nosotros hacemos. A pesar de que los temas de PCT tienen base (electrónica), e invitan a mover el esqueleto.

En cuanto a los contenidos, como compositor te digo que las canciones toman vida a partir de sí mismas, con total libertad, sumergiéndose en temáticas disímiles que pueden ir desde pingüinos zarpados a caballitos de madera que aún corren por la estepa del corazón, o “peluches” engrupidos por la merca y políticos despiadados que le roban la fe a los feligreses. Me siento un libre pensador, independiente, y en las canciones me doy el gusto de decir lo que tengo ganas de decir.

¿Pensás que es posible doblarle el brazo a un establishment cultural que todavía está lejos de dejar de ser el Tontovideo mordido por la galante calavera del divino Julio?

El divino Julio (como lo llamaba Rubén Darío), es un poeta que sigue estando un siglo adelantado, y aún hoy es “desleído” por el rebaño ausente. Los uruguayos solemos ser muy indiferentes con lo que pasa en la aldea, y muy benefactores con lo que llega desde otras orillas planetarias. Cuando comprendí que solamente soy un pequeño instrumento en manos de una voluntad infinita, me desprendí de la necesidad de aprobación de los padres artísticos clonados, y empecé a permitir que salieran las iguanas y las rosas. El tiempo dirá lo suyo, en su momento, como siempre lo hace. Lo único que tengo claro, es que mientras el teatro mágico me incluya en su menú, debo hacer y ser, sin concesiones, intentando plancharle algún beso a la belleza.

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