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NANCY HOROWITZ - LA NECESIDAD DE PLASMAR UN UNIVERSO MUSICAL EN IMÁGENES


El viernes 12 de agosto se inauguró -en el marco de las actividades celebratorias de los 160 años del Teatro Solís y con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores, la Embajada del Uruguay en Austria y el grupo Viena / Montevideo- la muestra de la fotógrafa y violista uruguaya NANCY HOROWTIZ titulada MUSIC STARS (un vínculo visual entre las calles y los escenarios).

Horowitz nació en Montevideo, donde cursó estudios de arquitectura y música, y reside ya hace casi dos décadas en Viena, donde comparte su actividad artística entre la música y la fotografía.

Como violista, ha integrado las orquestas de la OSSODRE / Filarmónica de Montevideo / Wiener Kammerphilharmonie / Orquesta de la Radio y la Televisión Austríaca (RSO Wien) / Ópera Popular / Wiener Mozart Orchester / TON / Wiener Symphoniker, desarrollando su actividad concertística en Europa, Asia y América.

También ha realizado exposiciones individuales en Sao Paulo, Rio de Janeiro, Asunción del Paraguay, Viena (Siebenstern Galerie, Café Schwarzenberg, Academia Nacional de Música, Casa de la Música, WEST 46), Tokio (Suntory Hall), Zürich (Museo Johann Jacobs), Barcelona / Vic (Vesprades de Gener), Feistritz: Festival “Harriet and Friends”, y Fest / Spiel / Haus / St Pölten, Grafenegg, obteniendo los premioz “Rosa Pardo de Fotografía” en Madrid y “Casa de la Música” en Viena.

En los últimos años se ha especializado en el retrato de artistas (tanto del primer nivel del espectáculo como de intérpretes callejeros) entre los que se destacan personalidades del mundo de la música, el teatro y la televisión, como Erwin Steinhauer, Vladimir Ashkenazy, Mirga Grazinyte-Tyla, Carlos Kalmar, Christian Altenburger, Harriet Krijgh, Hugo Wolf Quartett, Janina Baechle, Altenver Trío, Mozarteum Orchester Salzburg, TON, RSO Wien, Amiram Ganz, Hans Graf, Christoph Eschenbach, Elisabeth Kulman, Belcea Quartett, Álvaro Pierri, Leopold Hager, y una serie de retratos individuales de todos los integrantes de la Tonkünstler Orchester Niederösterreich.

Sus trabajos han sido publicados por Sony, Extraplatte, Capriccio, Edition Phönix, VSM Musical Treasures, Gramola, ORF, Classics Live, z + p, Classic Concerts Records, Challenge Classics. ACT, Intuition, Wien & Co y Cicero, entre otros sellos y medios especializados.

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¿Cómo fue el ambiente artístico “amniótico” que te nutrió artísticamente durante la infancia?


En mi infancia siempre estuve rodeada por la música, aunque ni yo misma me diera cuenta del todo. Recuerdo que el primer tocadiscos que tuve fue un artefacto de metal pintado de rojo y que el primer disco que escuché (curiosamente comprado en el “Disco”) fue uno de Zino Francescatti ejecutando obras de Kreisler.

También recuerdo a mi hermana estudiando y teniendo la suerte de escuchar a esa clase de artistas que es imprescindible conocer. Posteriormente llegaron los tiempos de mis estudios, donde frecuentaba amigos que eran muy artistas y hablaban de cosas que yo a veces no alcanzaba a comprender completamente, aunque toda esa información iba quedando en algún rincón de mi cabeza.

Todos los sábados, además, visitaba el teatro para escuchar los ensayos entre bambalinas, y desde niña bailaba al son de música Kletzma en los casamientos en los que mi padre tocaba con su orquesta.

Todo era un espectáculo… Y a la vez era vida normal…

¿Cuándo empezó a producirse esa particular interpenetración sinestésica entre los colores musicales y los plásticos que hoy irradian tan misteriosamente tus trabajos fotográficos?

Se trata exactamente de un misterio... Un misterio que la mayor parte de las veces aparece apenas unos minutos antes de un “shooting" o incluso durante él.

¿Podemos atribuir a la extraordinaria armonía cultural vienesa ese impulso que te lleva a ordenar los paisajes (García Lorca dixit) en el que viven una misma aventura músicos tan aparentemente disociados como los callejeros y los que relucen entre las marquesinas? ¿Pensás que la espiritualidad popular crea una comunicación capaz de sobrevolar y purificar la alienación que nos produce el glamour consumista?

Creo que esa "espiritualidad popular" puede desarmar a lo más elaborado porque es más fácil identificarse con ella. Sin embargo la parte de nosotros que quiere soñar (un sueño sin consecuencias) necesita un poco de glamour.

Yo no sé hablar de arte, pero tengo claro que lo que necesito es  transformar la realidad, o mejor dicho, plasmar mi realidad en imágenes.

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