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MARILUZ SUÁREZ HERRERA DESDE MÉXICO


(Intervención realizada en el panel “Papel de las mujeres en el siglo XXI con motivo del Día Internacional de la Mujer”, junto a Tatiana Litvinskaya de Rusia y María del Carmen Ferreira Valdés de Cuba)

Se me ha pedido compartir con ustedes cuál ha sido mi participación, como mujer, con la sociedad. Interesante propuesta de la cual hablaré, con enorme gusto, en este ocho de marzo, Día de la mujer. Antes de mencionar mi relación con el tema quisiera tocar algunos aspectos de la sociedad mexica, a la que mucho admiro, donde los ámbitos femenino y masculino estaban muy bien definidos.  Gozaron de un sistema genérico binario de iguales, indispensables el uno, para la existencia del otro.  Cada sujeto tenía un lugar en la sociedad con una función determinada. El trabajo femenino estaba vinculado con el amor, e.g. el tejer, el formar hijas como sujetos sociales independientes, pertenecientes a lo femenino, la vejez, que no representaba una carga para la sociedad, donde las ancianas, aunque ya no tuvieran la fuerza que alguna vez tuvieron, seguían sirviendo a la sociedad de diferentes maneras.

Al desarrollarse el mestizaje en la Nueva España, todos sabemos del marcado antagonismo que aparece entre los sexos, desigualdad necesaria para mantener el orden social. Aunque la mujer continuó siendo productiva, empezó el proceso de devaluación y maltrato cotidiano, resultado de la concepción patriarcal occidental. Uno de los cambios que considero más importantes es el tema del placer en  la pareja: el pueblo mexica lo vivía de manera que daba solidez al matrimonio y fortalecía la relación conyugal. El placer compartido contribuía a la paz del hogar y del mundo. Sin embargo, la vida para la mujer novohispana,  tanto la española llegada a esta  tierra, como la criolla y la mestiza de clase alta, no era despreciable. Gozaban de muchísimas comodidades. En palabras de George Duby, cito: “Los primeros años hicieron que las mujeres indias fueran protagonistas porque la mujer europea estaba ausente. Los europeos crean una América mestiza e ilegítima a causa del rapto y la violación: todos los europeos que visitaban la Nueva España hablaban de la libertad y liviandad de las costumbres, las mujeres fumaban, se vestían provocativamente, la gran cantidad de mujeres con hijos, abandonadas, hizo que se incorporaran al trabajo de ciudad y del campo y que los conventos de monjas proliferaran.” El convento se convierte en una salida deseada o impuesta. Sin embargo, solo ofreció una experiencia limitada del saber, tanto por el poco tiempo que se dedicaba al estudio, como por el pobre programa de conocimiento propuesto. En la Nueva España la mujer buscaba un hombre que la protegiera dentro y fuera del matrimonio; como consecuencia existió una gran rivalidad de mujer a mujer y se recurrió a prácticas de magia amorosa para conseguir, retener o hacer volver al hombre. En el siglo XVI y XVII se le confiere un gran poder mágico a la palabra y es allí donde buscaba la mujer apoyo y protección; el hombre llegó a temer el maleficio ocasionado y con ello la mujer era capaz de revertir el orden social. Sólo había dos sopas: mujer-hija o mujer-esposa o monja, que es lo mismo. Pero ¿qué pasaba con la soltera, la separada,  la viuda, la abandonada? Se llegó a una gran relajación del rigor social. Doy solo dos datos que lo corroboran: “más de la mitad de los niños bautizados en el siglo XVII nacieron fuera del matrimonio y a finales de ese siglo existían 100 mujeres por cada 78 hombres. A lo largo del siglo XVIII hubo una amplia campaña de medidas de reforma y educación. Hacia 1821, siglo XIX, el porcentaje de hijos había descendido al 21%. La Independencia nos trajo cambios pero la situación de la mujer sigue siendo la misma. Habría que darse una vuelta y leer los testimonios de Madame Calderón de la Barca. Para esta época en nuestro país se goza de una herencia italiana que pasa a España a través de diversos Tratados que buscan responder a la pregunta ¿qué se espera de la mujer? Hay que decirles cómo vivir y la mujer es vista como el depósito de todas la virtudes pero es juzgada como: mañosa, tonta, perezosa, habladora, vana, frívola, embaucadora, murmuradora, vanidosa: es exaltada y es temida. En consecuencia, es la culpable del sufrimiento masculino. Comparto una cita de esta época que bien vale la pena para un 8 de marzo. La mujer es: “paraíso de los ojos, infierno del alma, limbo del pensamiento, purgatorio de la bolsa”. Durante las Intervenciones, no había mejor futuro para una mujer que caer en brazos de un extranjero. Termina el bélico siglo XIX y llegamos al siglo XX donde destaco el importante papel de la soldadera, cuya labor como compañera, amiga, fue muy importante para el desarrollo de la lucha revolucionaria. La mujer mexicana se integra a la vida política y las dos guerras mundiales brindan una importante oportunidad para que la mujer trabaje convirtiéndose, en pleno siglo XX, en un ser productivo más que reproductivo. Se le reconoce cuando ejerce una actividad remunerada, la que se queda en casa es la que “no hace nada”.

Así nos encontramos en el siglo XXI donde  narcotráfico, secuestro, violencia, migración, abuso, tráfico de órganos y de seres humanos, desapariciones y cárceles forman también parte de nuestro vivir diario. Y es ante este triste panorama y esta maravillosa herencia cultural donde me atrevo a responder a la pregunta inicial: ¿cuál es mi participación como mujer en la sociedad?

Lo hago a través del teatro, actividad que me gusta más que ninguna otra, escribiendo, investigando, asistiendo, leyendo, actuando y disfrutando del lenguaje teatral. ¿Sobre qué he escrito? Todos los temas pueden tocarse, todos los tonos tienen cabida en la dramaturgia; me preguntan de repente por qué tus personajes dicen groserías si tú no lo haces. Es así, a través de mis parlamentos doy  voz a todo lo que me interesa, a todo lo que me molesta, a todo lo que quisiera cambiar y no puedo. Más importante que todo lo anterior, en mis obras hablo de la mujer, la mujer que soy yo, la que quisiera ser y la que veo a mi alrededor y también la que no quiero ser.

De mi primera publicación titulada A dos voces la obra “Orden Establecido” nos cuenta brevemente la historia de una mujer que asiste al funeral de la mujer que le quitó al marido. En “Mujeres de Interior”, Mara se da el enorme gusto de  hacerse pasar por su patrona ausente y nos informa de la relación entre el patrón y su hermana, a la que tiene mucho de no ver, y jamás sabrá que vino a visitarlo. “Animales de hermosa piel” nos hace testigos de una mujer madura, Luisa, quien junto con su amante César, mata y hace picadillo a la esposa de él, hijastra de ella… ¿para qué? Para quedarse con su herencia. “Ausencia Inmortal” nos cuenta la historia de un hombre que se casa con la hija de una mujer que fue su amante en la juventud, de la que ni la muerte pudo evitar que la siguiera queriendo. “La última Fonda” nos narra la historia de un local comercial a través del éxito y fracaso de una pareja, como muchas que conocemos.

Así van pasando las historias, siempre narradas por medio de diálogos. Para no aburrirles con tantos detalles, hablaré de algunas de las publicaciones más que de cada una de las obras. En el libro Pandora corre el telón, antología de teatro para adolescentes, hay dos obras mías. Tres finales para un comienzo incluye tres obras sobre la tercera edad. El dramaturgo dominicano José Adolfo Pichardo, que presenta el libro Mujeres Intangibles, dice: “Mariluz Suárez, en su estilo teatral clásico, nos muestra un grupo de mujeres representativas de esta Latinoamérica nuestra, en sus pujanzas al servicio del heroísmo y (…) del anti heroísmo…”

El investigador teatral uruguayo Hiber Conteris escribe en su prólogo al libro Cicatrices:   “…son monólogos que tienen como protagonistas a personajes femeninos de muy variada extracción, el tema de la soledad y frustración de la mujer en medio de una gran ciudad impersonal, como lo es la Ciudad de México aparece abordado en distintas situaciones, pero todas ellas tienen en común conducir a un mismo epílogo.” En la antología Pecados en la Capital, Maura, personaje insoportablemente avaro, llega a la soledad a través de privarse de todo. En otra antología. Trastornos nuestros de cada día, se tratan la hiperactividad y la bipolaridad a través de risas y llanto.

La cereza en el pastel, según mi muy personal punto de vista es el libro Prohibido ser feliz, donde a través de cuatro obras de teatro, mi deseo es dar constancia de que la mujer tiene todo para ser feliz o lo que eso signifique, pero hace todo para desgraciar la vida de los que le rodean y la propia.

Hay dos más recientes publicaciones que son Donde ni Dios las puede Las horas muertas, obras que ejemplifican nuestra eterna femenina búsqueda por el bienestar, el dinero, el amor, a través del trampolín del abuso, la venganza o la falsa identidad.

Respecto al trabajo en prensa, se encuentra un libro que lleva como tema central el cáncer, ha sido una experiencia extraordinaria poder trabajar para el interesante mundo de La Salud, buscando hacer conciencia en las mujeres que solo a través del cuidado preventivo se logrará una vida sana. Antes de la edición del libro se han hecho presentaciones en teatros, clínicas, hospitales, escuelas y comunidades principalmente en el Estado de Tabasco.

Quisiera añadir que solo conociéndonos a fondo, hombres y mujeres con defectos y cualidades, uniendo esfuerzos y metas podremos vivir mejor. Para finalizar deseo compartir un texto muy breve, dedicado a ustedes. Forma parte de una antología publicada por la Universidad Metropolitana donde cien mujeres levantamos la voz contra la violencia de género. Se titula  Sueño Imposible


Reina:            Siempre supimos que el bebé sería prematuro. La ropita, las cuentas pagadas, dinero en efectivo, todo lo teníamos listo para el momento.

Vecina:          ¿Sabías que iba a ser niña?

Reina:            Era mi mayor deseo pero nunca lo dije.

Vecina:          ¿A qué hora te diste cuenta?

Reina:            Muy entrada la madrugada después del parto, hasta que pude dormir. Al despertar vi su gesto adusto, agarró sus cosas y salió de prisa, sin hacer ruido después del…

Vecina:          ¿Después de qué?

Reina:            Después de que la partera le dijo que había sido niña, exactamente lo contrario de lo que él quería escuchar.

Vecina:          Y ¿como cuándo fue eso?

Reina:            Fue cuando azotó la puerta, después de echarme en cara:   “¡Otro par de putas!”

Vecina:          No, pus si… ¿qué nadie te dijo que en este pueblo como que no les gustan mucho las hembritas?

El papel de la mujer en el Siglo XXI, en mi caso, es y será seguir escribiendo, observando y admirando a infinidad de mujeres nacidas en este, mi país.

Muchas Gracias


Mariluz Suárez Herrera
Toluca, Edo. De México
8 de marzo de 2016

Día de la Mujer

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