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FERNANDO AINSA - LA UTOPÍA Y EL DESENCANTO


Fernando Aínsa (Palma de Mallorca, 1937) es un escritor hispano-uruguayo. Trabajó en la Unesco (París) entre 1974 y 1999, donde fue Director Literario de Ediciones UNESCO. Desde 1999 reside entre Zaragoza y Oliete (Teruel). Es autor de una amplia obra como ensayista, narrador, poeta y crítico literario. Su obra ha sido traducida al inglés, francés, italiano, portugués, árabe, polaco, rumano, ruso y macedonio. Es miembro correspondiente de la Academia Nacional de Letras del Uruguay y de la de Venezuela y miembro del Patronato Real de la Biblioteca Nacional de España. Ha recibido premios nacionales e internacionales en México, Argentina, España, Francia y Uruguay.
Su trayectoria abarca tanto el análisis de la literatura y el pensamiento latinoamericanos como la creación propiamente dicha. Para Ángel Esteban, «Fernando Aínsa no es el típico académico, entre otras cosas, porque no es un académico en sentido estricto. Es decir, nunca ha estado ligado a través de un contrato permanente, con universidad alguna. Sin embargo, todo lo que gravita alrededor del mundo académico, ha sido el pasto de su propia historia intelectual».2 Sus relatos brevísimos figuran en varias antologías como Ciempiés. Los microrrelatos de Quimera (Barcelona, Montesinos, 2007).
Las Ediciones Olifante acaban de lanzar en España CAPITULACIONES DEL SILENCIO Y OTRAS MEMORIAS, uno de cuyos textos, “Papá se topa contra el muro” ya ha sido adelantado en exclusiva por elMontevideano Laboratorio de Artes.


En estas memorias que acaba de editar Ediciones Olifante te enfrentás con el problema filosófico y existencial de la trascendencia invocando, ya desde el mismo título, a Miguel de Unamuno. ¿Pensás que se trata de un agnosticismo iluminadoramente agónico como el del maestro vasco?

En mi adolescencia montevideana, por directa influencia paterna, fui un gran lector de Unamuno: sus novelas, ensayos y su poesía. De ésta, su angustia existencial, su “agonismo”, me indujo a un acercamiento al existencialismo en boga y me sumergí en los autores emblemáticos de la época, especialmente Sartre y Camus. Hace unos años he vuelto a leer a Unamuno, especialmente sus textos sobre la muerte a la que define como “capitulaciones del silencio”, metáfora que he tomado prestada para titular mi último libro.

Tus últimas construcciones lírico-narrativas parecen ponerse al diapasón de un siglo XXI donde las divisiones estancas entre los dos géneros parecen diluirse cada día con más naturalidad. ¿Cómo definirías a las nuevas posibilidades expresivas que te ofrece esta hibridez de corte minimalista?

Desde DE AQUÍ Y DE ALLA. JUEGOS A LA DISTANCIA, publicado en Montevideo por Ediciones del Mirador (1991), he ido practicando el género fragmentario del relato, muchas veces poético y he incursionado en la “prosa poética” de inspiración “baudeleriana” (sus memorables “petits poèmes en prose”), pasando con comodidad de un género al otro e, incluso, poetizando algunos de mis relatos publicados en DESDE EL OTRO LADO, PROSAS CONCISAS (2014). En mis libros TRAVESÍAS (2000) y PROSAS ENTREVERADAS (1999) fui desarrollando esta especie de “memorias poetizadas” que algún amigo aragonés y un poeta gaditano me recomiendan profundizar. Me siento cómodo en este género minimalista sin mayores pretensiones que la de testimoniar un sentimiento o un momento especial de mi vida y hacerlo transido con la misma emoción. Aforismos, textos breves, citas, todo sirve para recoger “prosas entreveradas” o “prosas concisas” en textos heterogeneos sin fronteras de género precisas.

¿Pensás que este buceo hacia el encuentro de un tesoro interior donde reine una serenidad más honda que el mero estoicismo filosófico es un intento utópico?

La utopía ha sido el gran tema de mis ensayos y he dedicado muchos libros a su estudio, pero confieso que con la edad (tengo 78 años recién cumplidos)  y la historia reciente de la humanidad he ido perdiendo aquel entusiasmo por el “principio esperanza” de Ernst Bloch que tanto influyó en mis investigaciones. Hoy me siento más cerca de Claudio Magris y sus reflexiones sobre la “utopía y el desencanto”, inevitable escpticismo que se cuela en mi pensamiento actual.

Joaquín Sabina se pregunta en una canción: ¿Cuándo cruzará el autobús este callejón sin salida? ¿Te sentís consustanciado con esa cuasi-esperanza de derrotar simbólicamente a la inexorabilidad de los muros materiales y racionales?

Varias enfermedades graves (un ictus, un cáncer, dos infartos) me han sumergido desde 1999 en consideraciones pesimistas, pero siempre he reaccionado y he rehuido toda posible depresión. Descubrí la creación poética en 2007 con mi libro titulado APRENDIZAJES TARDÍOS en alusión directa a esa condición vital. Desde entonces me siento cómodo en la poesía -leyendo y escribiendo- y creo que es un excelente refugio en este último tramo de mi vida. Mi padre, fallecido a los 91 años, hablaba al final de su vida de la muerte como un muro con el que se iba a topar: ese muro “inexorable” que no podemos eludir, aunque lo sigamos intentando como propone Sabina.

foto: Josián Pastor

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